Herederos, Origenes (lgbt) (editando)

CAPITULO 35

“DESPIERTA-PARTE 1”

🌊❄❄🌊

Liam

Día 1

Gané control sobre mis habilidades en las últimas semanas, estaba orgulloso de eso, ya no solía aturdirme con las emociones de los que me rodean, no se mezclaban con mis propias emociones. Era un avance, así que todo iba bien… hasta esta noche.

De ese instante solo recuerdo estar en el piso, con Kenna sosteniéndome y los ojos de Zephyr tornándose de un negro atemorizante. Después de eso solo recuerdo gritos, sollozos y una enorme ola de emociones abatiéndome con tal fuerza que mi pecho dolió. Leí sobre el dolor que causan las emociones fuertes, esa presión creciente en el pecho, que evita que el aire llegué con normalidad a nuestros pulmones. Yo mismo lo había vivido en el pasado, cuando mi primer novio me dejó, y creí que el mundo se me venía abajo.  Es amargamente gracioso recordar eso, y ver lo insignificante que es, en especial porque esta vez mi mundo realmente se está cayendo a pedazos.

Los chicos son llevados hasta el laboratorio de Tamara, donde ellas los revisa de pies a cabeza. Zephyr es el último. Ella abre uno de los ojos del albino e inspecciona sus pupilas con un extraño aparato que me recuerda a un monóculo. Afortunadamente sus ojos volvieron a la normalidad, a ese gris profundo que tanto adoro. Por otro lado, su estado es delicado.

—Es la misma condición —Avisa Tamara, alejándose del rubiblanco —, los cuatro se encuentran bajo una clase de coma, muy similar al coma del sueño. La actividad cerebral está por los cielos, pero no están conscientes. No están aquí.

—¡Por todos los cielos! ¡¿No hay nada que puedas hacer?! —Exclama el rey Aspen molesto, es su esposa quien lo tranquiliza con un solo toque sobre su hombro.

—Su condición no es médica, es algo místico, está fuera de mi área —Se defiende la profesora —. Lo único que puedo hacer por él… por todos ellos, es vigilarlos, por si su condición física empeora —Es obvio que la preocupación también la invade. Desde que llegué a la academia, nunca vi un solo rastro de duda en sus ojos, pero esta vez sus ojos reflejan que ha llegado hasta un callejón sin salida —. No tiene caso que los chicos se queden aquí. Para su comodidad será mejor que los lleven hasta sus habitaciones.

Y así lo hacen, cada uno es llevado a sus respectivas habitaciones, y recostados en sus propias camas. El edificio entero se inunda de esta energía fría y desoladora, y yo aun continuo en el limbo. No es hasta que veo a Zephyr tirado sobre su cama, sin expresión alguna en su rostro, que la realidad me explota directo en el rostro. Mis amigos están en problemas, “el chico que quiero está en problemas”.

—Me reuniré con Anat y Ayana para tratar de sacar a los chicos de este estado —Avisa la reina Eira con el semblante serio y lleno de preocupación, pero siempre en control —. Entre más rápido sepamos que sucede, más rápido podremos ayudarlos.

Escucho la discusión desde el marco de las puertas, pues no me atrevo a entrar. El rey Aspen toma asiento en una de las sillas al lado de la cama de su hijo, con las manos juntas presionando sobre su frente. Puedo jurar que este hombre ha llegado al borde y en cualquier momento explotará.

La reina Eira sale de la habitación, ignorando por completo mi presencia. No soy idiota, sé que estamos en medio de una situación delicada. Si presiono demasiado terminare siendo echado por los reyes. Y los únicos que pueden saltar a mi defensa están inconscientes.

—Creo… que debería ir ayudar —Digo en un hilo de voz. El rey Astigar ni siquiera levanta su rostro, solo contesta:

—Sí, deberías.

Y con un simple movimiento de dedos, las puertas se cierran frente a mis narices, pero antes me regalan un último vistazo de Zeph.

 

Día 3

Las palabras: “El tiempo es el peor de los martirios”, nunca habían tenido tanto sentido como ahora. Es el tercer día y la preocupación no ha hecho más que aumentar de tamaño. Todos los reyes parecen estar al borde del colapso, y no puedo culparlos, yo estoy en las mismas condiciones. Atado de manos sin tener una idea de que hacer.

Sebas y yo hemos leído cada libro que la reina Anat nos ha traído, todos hablan de maldiciones, hechizos de prisión, y unos pocos de magia oscura, pero estos últimos son casi inentendibles, así que continuamos estancados. Harmony también ha ayudado, pero la pelinegra se ha encargado de revisar los signos de los chicos cada ciertas horas, pero suele hacerlo más seguido con Aiken. La mamá del castaño llegó en cuanto se enteró de la condición de su hijo. No tardó mucho en unirse al resto de las reinas en la búsqueda de una solución, pero al igual que su hermana, sus conocimientos no han sido de mucha utilidad.

La reina Anat lleva la ventaja en esta situación. Ella estudio maldiciones, pero incluso con todos estos años de experiencia, este es territorio desconocido para ella.

—Los chicos están en una clase de limbo, una franja entre el estado consiente y subconsciente, pero para mantener un estado como ese se requiere una ridícula cantidad de energía —Explica como conclusión.

Una conclusión que no nos sirve de mucho.

No me he movido del edificio, me he mantenido al lado de su puerta, quizá no pueda verle, pero al menos espero servir de algo. El rey Aspen se ha mantenido al lado de su hijo cual guardián, uno comprometido con su causa. Kenna no mentía cuando dijo que Zeph se había llevado los mejores padres del mercado. Hablando de la pelirroja, pese a todas las demandas de su mamá para que regresara a su fortaleza, ella se ha negado, prefiriendo quedarse, hace guardias entre la habitación de Amirah, Ashanti y Aiken.




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