“PRINCIPE DRAGON”
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Zephyr
Mi cuerpo reacciona cuando cargas eléctricas comienzan a llover sobre nosotros. Mi cuerpo gira sobre el piso y me mantengo allí, hasta descifrar que mierda está pasando. Sebas a diferencia de mí, se mantiene de pie, y con sus manos logra desviar perfectamente la electricidad.
Arrastro mi cuerpo hasta llegar al cuerpo de Amirah. Mis dedos van directo a su cuello, y el alivio me inunda cuando logro sentir su pulso.
—¡Sigo viva! —grita, levantándose torpemente del suelo —. Pero Ashanti no lo estará si no la sacamos de esa cosa.
Escucho con atención la advertencia de la rubia. Lo vio en su visión. Observo a Ashanti, con su mirada perdida. La máquina es enorme y su larga y cónica punta no hace más que moverse e iluminarse.
Mi atención regresa a Amirah en un intento de entender mejor la situación, bajo mi guardia a tal punto que no veo cuando otra carga más se dispara hacia nosotros. Mis ojos observan a la perfección el movimiento impredecible de la electricidad, y me preparo para recibir el impacto, pero antes de que eso suceda, Sebas se posa frente a nosotros y logra detener el impacto, redirigiendo el rayo contra una de las paredes.
Harmony abre las puertas del laboratorio y su rostro es igual al nuestro.
—La máquina se está sobrecargando, Ashanti debió reescribir el código de seguridad —anuncia el rubio.
—¡Congelare esta cosa de una maldita vez! —aviso, levantándome del piso con mis manos cubiertas de vaho y con la confianza de que el rubio cubre mi frente.
—¡Podría explotar antes de que logres terminar! —grita Sebas, encargándose de redirigir toda la energía que sale disparada —. Cortaré el flujo de energía, ustedes encárguense de sacar a Ashanti de aquí.
El rubio no me deja responder. Se abalanza hacia la máquina y usando su magia arranca una placa metálica de la base del gigantesco laser. Sin un ápice de duda, sujeta con sus manos dos cilindros transparentes con energía fulgor en su interior. Sus palmas se iluminan y enormes cantidades de electricidad comienzan a rodearlo. Su grito es sonoro.
—Los rayos cesaron —exclama Amirah, corriendo hacia su mejor amiga. Sigo su ejemplo y me uno a ellas en la plataforma metálica.
La morena permanece quieta en el asiento, sin un solo rasgo de preocupación.
—¡Ashanti, tenemos que sacarte de aquí! —vocifero, mientras trato de quitar todos los cinturones y seguros del asiento.
—¿Ashanti? —repite Amirah.
Ella mantiene su mirada hacia el frente, como si no lograra escucharnos. Su expresión es vacía, carente de cualquier emoción.
—Déjenme —murmura —. Si no hago esto, nunca seré digna de mi pueblo.
—¿Si no haces qué? ¿Qué rayos es esto? —cuestiona Amirah, arrancando con fiereza un par de cinturones.
—Mis ojos… esto me regresara mis ojos —musita sin emoción alguna.
Comparto una mirada perpleja con Amirah.
—¡Sáquenla rápido! —grita Sebas, con todas las venas de su cuerpo brillando.
—No hay tiempo, Ash —digo, rompiendo el ultimo seguro.
Mis manos tratan de cargar a la morena, pero en el instante que mi piel entra en contacto con su cuerpo, una descarga me vuelve a lanzar al suelo, con cada musculo sintiendo un desagradable hormigueo.
Amirah acerca cuidadosamente su mano al brazo de la morena, pero una pequeña corriente la hace apartarse antes de que logre entrar en contacto con la piel de Ashanti.
—Ella está haciendo esto. Su cuerpo está liberando electricidad a través de su piel —exclama Harmony, manteniendo la distancia —. Tenemos que sacarla rápido, el cuerpo de Sebas no soportara toda esta energía.
Intercambio miradas con Amirah. Sus ojos verdes reflejan toda la preocupación que experimenta en este momento.
—Ash, escúchame con atención, por favor —pide la rubia —. Sé que crees que esta cosa arreglará tu visión, pero te aseguro que eso no pasará. Lo único que conseguirás es morir, lo he visto, lo he visto con claridad —ella mantiene su rostro hacia el frente, sin mover un solo musculo, como si estuviera bajo una especie de transe —, por favor, Ashanti ¡Reacciona!
El grito desesperado de Amirah se escucha por todo el lugar. El pecho de Ashanti se levanta, y su boca deja salir una pesada respiración.
—¡¿Qué sucede?! —musita ella, alterada.
No respondo, nadie lo hace.
La tomo en mis brazos y junto con la rubia, salimos del área de peligro.
—¡Sebas, suelta esa cosa! —grita Harmony.
Él se asegura de que estamos lejos.
—¡Cúbranse! —alerta el chico.
—¡Protecciona!
Amirah no duda en levantar una barrera frente a nosotros cuatro, un perfecto domo.
Sebástian suelta los cilindros de energía, e instantáneamente la maquina vuelve a brillar y a soltar cargas de energía. Segundos después, de la punta cónica que antes señalaba a Ashanti, se libera un rayo de energía que es tan potente como segador. El ruido es ensordecedor y todo en el lugar comienza a temblar. Chispas caen del cielo al romperse el cableado, al igual que fragmentos del techo. El rayo no solo atraviesa el asiento, arrasa con todo a su paso, creando un gigantesco agujero en la pared de concreto del taller. La máquina solo soporta por algunos segundos y luego estalla, en un sonoro impacto. El lugar entero se llena de humo, y escombros. Lo único que nos mantiene a salvo es la barrera que Amirah ha levantado. La mala noticia, solo hay cuatro de nosotros en el interior de la protección.