Herederos, Origenes (lgbt) (editando)

CAPITULO 44

“GUERRA”

PARTE 1

🌊❄❄🌊

Liam

Veinticuatro horas más han pasado. Dentro de poco, la luna comenzara a alzarse en el cielo; como señal de que la hora ha llegado. Decir que la angustia me asfixia es poco, pero no hay tiempo para dudar, no hay tiempo para segundos pensamientos. El día que decidimos quedarnos en la isla para ayudar, ese mismo día decidimos recorrer este viaje hasta el final. Peleamos en una misma guerra, pero desde diferentes frentes. Mientras las coronas guerreros se encargan de mantener a las criaturas a raya, las coronas expertos en magia continúan en su intento de romper el hechizo de vinculación. En cambio, nosotros hemos acelerado nuestros planes con algunas pequeñas modificaciones. Es la hora de acabar con esto.

—¿Prepararon el templo? —le pregunto a Sebas. Él asiente con seguridad.

—Issa y yo dejamos todo listo, ahora tenemos una ventaja más —murmura con ánimo.

—Agradece a Ash. La idea vino a mi gracias a ella —Replico.

Me alejo y observo a Harmony preparando su bolso. Issa hace lo mismo.

—Hace algunos días ni siquiera hubiera pensado que estaría en este escenario —comenta Issa con escepticismo —. ¿En Imperium? ¿Siendo un paladín y luchando por cuatro coronas? Ni en mis sueños más locos y retorcidos.

—Descuida, no eres el único —lo secundo con una palma en su espalda.

Harmony revisa por tercera vez un pequeño estuche metálico, con varias inyecciones repletas de un líquido verdoso.

—¿Estas segura de que podría funcionar? —cuestiono con seriedad.

—Eso creo, pero espero que no sea necesario usarlo —con sumo cuidado vuelve a empacar el estuche dentro de su bolso.

Kenna se acerca, con su equipaje ya preparado. Y nos observa a los cuatro con seriedad.

—¿En serio haremos esto? ¿Pasar por encima del plan de sus majestades?

Miro a mis amigos, veo su temor y sus nervios, pero no veo ni un solo ápice de duda. Venimos a este lugar a aprender y a estudiar, pero en lugar de ello, ahora vamos camino a una guerra. Las cosas no siempre resultan como las planeamos, eso está claro, pero por el bien de todos y cada uno de nosotros, espero que cada parte de este plan resulte como lo hemos planeado.

—Por supuesto que si —respondo con determinación —. Es hora.

Los cinco caminamos hacia la salida de la librería, con destino al edificio principal. El camino es el mismo al igual que el lugar, pero algo cambió. Hay el doble de guardias, especialmente en la entrada. Cuando me acerco para poder ingresar, dos gigantones del pueblo de Aiken se interponen en mi camino.

—El edificio está restringido —gruñe sin emoción uno de ellos.

Observo a los chicos con un naciente sentimiento de preocupación y sorpresa.

—Hemos pasado las últimas semanas metidos en este edificio —replico —, ¿Y ahora está restringido?

—Ordenes de los reyes —agrega el otro.

—Tienen que estar bromeando —escupe Issa.

Kenna no pierde el tiempo y se para frente a nosotros con porte y elegancia, incluso con su ropa táctica no pierde toda la gracia.

—Apártate en este instante —Amenaza, pero no consigue hacernos entrar.

Ella comienza a discutir con los gorilas. Observo desesperado a nuestro alrededor y veo caminar al rey Aspen con una pequeña cuadrilla de guardias a su alrededor. No dudo en salir disparado para peguntar que carajos está sucediendo.

—¡Su majestad! —lo detengo, llamando su atención —. ¿Tenemos la entrada restringida al edificio?

El rey me mira consternado.

—Eira y los demás hechiceros sellaran el edificio, Liam. Es lo más seguro, para Zephyr y los otros herederos. Al menos mientras la noche pasa y la profecía de Amirah no se cumpla.

—Pero nosotros…

—Ustedes irán a otro bunker, donde estarán más que seguros. Aurora los acompañara.

—Rey Aspen…

—Escucha, Liam —me corta, colocando su brazo sobre mi hombro. La seriedad de sus ojos me enfría el alma —. Esto es peor de lo que anticipamos. El enemigo es más poderoso de lo que creíamos. No podemos arriesgarnos a exponerlos, ni a ti ni a tus amigos. Sabes que Zephyr no me perdonaría si te dejo desprotegido.

La preocupación del rey es real. Lo entiendo, desgraciadamente no lo acepto.

—Está bien —musito, con una pequeña reverencia —. Le avisare a los demás.

—Gracias, Liam —responde —. Manténganse seguros y por favor, cuida de mi hija —una terrible puñalada se estaca en mi estomago al escuchar semejante petición.

Asiento, y comienzo a alejarme. Camino tan rápido para encontrarme con los demás. Las cosas ya comienzan a cambiar, como si ya no fuera complicado.

—¿Qué sucede? —me pregunta Sebas cuando me reúno con ellos.

Levanto una de mis manos en señal de que su pregunta debe esperar, y me dirijo a Issa.




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