Herederos, Origenes (lgbt) (editando)

CAPITULO 48

Capítulo 48

“LA VERDAD SOBRE LIAM AMINIS”

🌊❄❄🌊

Este ultimo capitulo va dedicado para Rafael Villareal. El universo sabe que tus palabras me ayudaron a sacar esta historia adelante. Estaré siempre eternamente agradecido con vos.

Zephyr

La niebla a mi alrededor se disipa y mi cuerpo vuelve a ser el de un carrier. Corro hasta estar al lado de Amirah deseando que haya tenido más éxito que yo en la búsqueda.

—Dime que pudiste localizarlo—mi voz sale con suplica, esperando una respuesta positiva, esperando que me diga que lo ha encontrado.

—No, lo intenté, pero no pude —replica con frustración. Sus manos tiemblan —. Aiken está siguiendo su rastro en el medio del bosque, Issa y Sebas están con él.

Un sabor amargo me inunda la boca, quizá sea la rabia o la preocupación. Todo me da vueltas, mi pecho va a una velocidad poco normal, y lo único en lo que puedo pensar es en encontrarlo tan rápido como pueda. La noche ha pasado más rápido de lo normal, y los primeros rayos de sol comienzan a visualizarse en el cielo, llenando el lugar con colores cálidos.

—Iré con ellos —estoy listo para correr hacia los bosques, pero soy detenido por una tercera presencia de la cual ni siquiera me había percatado.

—Zephyr… —pronuncia Tristán —. Si lo encuentras antes, saca tus alas y llévalo lejos de aquí, yo los encontraré luego —sus ojos son la representación gráfica de la desesperación y el terror —. No permitas que ellos lo encuentren.

Las cosas han dado un giro inesperado, uno que jamás vi venir, ni siquiera Amirah pudo verlo venir. Las cosas están de cabeza. La ceremonia se canceló y la mayoría de los invitados fueron sacados de la isla, pero en su lugar llegaron decenas de guardias de Marea Alta. En estos momentos hay una docena de rastreadores dispersados por toda la isla con un único objetivo: encontrar a Liam Litore. Los chicos iniciamos la búsqueda antes de que los guardias llegaran. Aiken, Issa y Sebas fueron a los bosques, siguiendo su rastro por tierra, el entrenamiento de rastreador de Aiken estaba siendo de gran utilidad. Kenna se quedó cerca de los invitados que se quedaron para poder informarnos de lo que ocurre. Yo sobrevolé el lugar tratando de buscarlo por aire, pero fue inútil. Amirah trato de usar sus poderes para buscar su energía, pero tampoco funciono. Liam está desaparecido y todo el mundo lo busca, pero juro que nadie lo quiere encontrar más que yo.

—¿Lo sabias? —le pregunto con los ojos entrecerrados y mis manos empuñadas. Trago de mantenerme en control, pero la desesperación se refleja en mi cada vez que trago con fuerza.

—No —replica con seguridad —. Ni siquiera el mismo Liam sabía que él es… él no lo sabía, Zephyr, y seguramente debe estar asustado y desconcertado en algún lugar de esta maldita isla —su voz sube de tono con impotencia, su mandíbula se tensa —. Si los guardias o rastreadores lo encuentran antes, no podremos protegerlo de la tempestad que se avecina.

Asiento lentamente, tragándome mi molestia.

—Por las arenas de Anubis…—suelta Amirah con la mirada hacia el frente.

Tristán y yo giramos al mismo tiempo. Entiendo su sorpresa al instante.

Un cuerpo aparece entre las sombras. Sus pies se arrastran con pesadez, su cuerpo entero se mueve con flojera. Su cuerpo está empapado, las gotas de agua caen por su mentón. Sus ojos de zafiro se mantienen pegados en la nada. Apenas logra avanzar un metro más cuando su cuerpo se desploma en el suelo.

Nunca había corrido tan rápido en mi vida. Tirado en el piso recojo a Liam en mis brazos, gritando desesperadamente su nombre. Tristán y Amirah reaccionan de la misma forma, pero es inútil; los ojos de zafiro un vuelven a abrirse.

Liam

Vagos rayos de luz. Eso es todo lo que puedo observar a través de la diminuta ranura de mis parpados. Escucho un disturbio completo a mi alrededor, gritos y alteración. El olor a alcohol y espacio esterilizado me inunda la nariz.

—¡Saben que él está aquí! —resuena la voz de Kenna al fondo.

—¡Los chicos resistirán! —le replica la voz de Amirah —. No podemos sacarlo de aquí, no hasta que Tristán regrese.

El mundo entero me da vueltas, pero aun así me arriesgo a abrir un poco más mis parpados. Benditos son mis ojos que ven su rostro, incluso cuanto solo hay preocupación en su expresión. Su mirada permanece hacia el frente, donde los demás discuten por sabrá-quien qué cosa.

—¿Qué… qué sucede? —logro preguntar con voz ronca. Mi garganta arde en el instante en el que pronuncia palabra.

Los ojos de todos se giran para verme. Sus expresiones, carajo, lucen como si hubieran visto a alguien resucitar.

—Estas despierto —Zeph se acerca a mí y estruja mi mano.

—¡Ya era hora, maldita sea! —exclama Kenna.

Me incorporo en intento de levantarme. Mala idea. Mis huesos, músculos y cualquier célula viva en mi cuerpo se retuerce del dolor.

Un par de manos comienzan a moverse por mi cuerpo. Es Harmony quien inspecciona mi cuerpo en busca de alguna anormalidad.




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