Herederos por Contrato

Capítulo I

“Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen.”

Willy Brandt

Malas noticias.

Si, no hay nada mejor que disgustarte un lunes por la mañana cuando sabes que habrán malas noticias luego de que el jefe convocará una reunión con todo el personal de la empresa para dar las primicias de las que últimamente se han ido rumorando desde hace dos semanas, puede que entre algo de todo eso sea cierto, ya que siempre un chisme tiene una parte de verdad aunque la otra sea normalmente una mentira, sin embargo, no hay que dejar de creer en ello después de saber que varios clientes de la compañía han dejado de comprar nuestros productos para irse a otra industria de nuestra competencia.

A pesar de ello, puedo decir que me siento bien que eso le esté pasando al señor Brandão, y lo digo con las mejores palabras del mundo porque en los últimos ocho años que he trabajado para él nunca me dio el mérito o reconocimiento que merezco, añadiendo que, sigo creyendo que entre uno de sus mejores diseñadores fue quien me robó mi libreta para duplicar mis diseños viejos y nuevos para luego llevarse el prestigio de decir que, él los había diseñado para sus proveedores cuando no fue así. Sin embargo, hasta ahora, no tengo pruebas para incriminar al señor Brandão por lo que hizo, aunque eso no quiera decir que mi sexto sentido esté muy lejos de estar en lo correcto.

Aunque por otra parte, lo tedioso de pensar que la empresa se pueda encontrar en banca rota en cualquier momento me provoca cierta frustración; primeramente porque soy prisionera de la maldita compañía para la que trabajo y lo segundo, porque ya he intentado conseguir otro trabajo del que no he podido obtener gracias a que mi jefe además de no entregarme una carta de recomendación, no ha dado buenas sugerencias de mí cuando una compañía lo llama al tenerlo como referencia laboral para confirmar mi buen trabajo y responsabilidad.

Desgraciadamente, no tengo idea de cómo me llegaré a librar de mi odioso jefe, como también, de su mal administrada empresa de la que empieza a caer peor que la curva que va directo hacia puerto de La Libertad en mi país. De igual forma, sigo teniendo la esperanza que un día podré salir de este agujero, de alguna u otra manera, lo será.

—Odio los lunes. —Dijo Videl al bostezar.

—Todo el mundo los odia —murmuré mientras veía a todos lados para ver si el jefe se aproximaba.

—Ni siquiera el café es bueno, es más agua que sabor y es horrible. —Sigue disgustada al comprobar que nuevamente ya no hay café molido o en grano para hacernos la bebida típica de nuestro día.

—Eso significa que ya no hay muchos ingresos —mencioné sin darle mucha importancia al asunto.

—Y por Dios, ahora nosotros debemos de comprar los materiales… ¿qué más falta? ¿Qué debamos de traer nuestro propio papel higiénico? —Suelto una leve risa con su último comentario.

—Es probable, ya ni siquiera hay jabón para lavarse las manos y agua en los dispensadores —incluyo las múltiples desventajas que hemos estado teniendo últimamente.

— ¿Es bueno pedirle a Dios que nos despidan? —Niego mientras sigo riendo por sus palabras.

—En esta ocasión no, sabemos que nos diera una alegría saber que nos despedirán cuando no obtenemos un salario completo y trabajamos horas extras de gratis. —Refunfuñé.

Antes de continuar con la conversación que no se basa en más que reproches, escucho un leve sonido a mi lado como una sombra que me indica que mi otro mejor amigo como también, compañero de trabajo ha llegado con veinte minutos de retraso pero ya está acá luego de no tener noticias suyas y mucho menos haber recibido una notificación de su parte para saber si se presentaría.

— ¿Es que se te pego la sábana? —Le digo a Hugo.

—No, solo quise venir tarde —encogió los hombros.

—Te van a descontar de tu salario si saben que has llegado tarde —le dijo Videl a él.

— ¿Descontármelo? —Se mofo. —Ya que no me pagan mis horas extras, yo me las he tomado por mi cuenta. —Elevé la ceja.

Para que discutir el asunto con Hugo si él hace lo que desea sin temor alguno, aunque con eso que a nadie le están pagando horas extras y horas nocturnas, los propios empleados de la compañía han empezado a hacer lo que quieran, como entre ellas, tomarse horas libres sin importar que luego en su salario puedan tener ese descuento al no haber llegado a la hora acordada.

— ¿Alguna novedad? —Comento Hugo mientras se a recostaba en el respaldo de la silla.

—Aún no ha dicho nada, acaba de llegar también —respondí su duda.

—Mmm, esto huele a que tendremos que ir preparando nuevamente nuestros curriculum para buscar un nuevo trabajo. —Dijo Hugo mientras sacaba un cigarro del bolsillo de su camisa.

—Ya lo tengo hecho desde hace tiempo, el problema es que no están contratando a diseñadores de muebles hasta el momento —le notifique.

—Yo tengo pensado en dirigirme a otro tipo de industria, quizás es lo que me conviene ahora al ver que ya no prospere acá —declara Videl.

—Igual yo, estoy pensando en moverme a la industria automotriz, realmente siempre me gusto y me he estado preparando para obtener un empleo en ello —menciona Hugo con orgullo.




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