Herederos por Contrato

Capítulo III

“Uno tiene que pelear por lo suyo, su familia, su privacidad.”

Marc Anthony

***

Carajo, debería limitarme a tomar shots durante la semana si no quiero perder la cabeza, ni siquiera tengo ánimos para levantarme ya que todavía siento esa efervescencia que me dejo la noche de ayer, primero con los dolores de cabeza, luego con los malditos mareos, la poca luminosidad que mis ojos pueden mantener y del poco ruido que puedo percibir si tampoco quiero que mis tímpanos exploten.

No soy una maestra en el arte de beber pero estoy un tanto familiarizada en esto que si mi tío Roberto me viera no dudaría en decir que tuve una de las mejores “pachangas”[1] de mi vida, aunque su motivo ha sido el poco común de todos cuando mayormente se celebra porque te den un trabajo no porque te despidan de uno. De todas formas, a pesar que me gustará mi área no estaba feliz con la empresa que trabajaba, además, como seguir de pie en ello cuando en sí, nunca me he conformado con lo poco, siempre busco lo mejor y no sólo para mí, sino que también para mi familia quienes entre ellos, mis padres se merecen todas aquellas cosas que me prometí a ofrecerles desde que supe que mis oportunidades no se comparaban a los planes que tenía al principio antes de vivir en Portugal.

Mi vida nunca ha sido sencilla, desde pequeña aprendí que las cosas deben ganarse con esfuerzo, perseverancia y responsabilidad, si ese triángulo no hubiera estado al margen de mi crecimiento, hoy todo fuese diferente; además con algunas experiencias que he adquirido me he dado cuenta que no se puede jugar con el futuro, todas las cosas se dan a su tiempo y aunque a veces hayan caídas de alguna u otra forma, tienes que levantarse de ellas.

Abro de poco a poco los ojos hasta darme cuenta como el sol ya ha entrado a través de los ventanales, sin embargo, me escondo entre las sábanas al no estar preparada para salir al tener esta resaca, pero aun así, debo de regresar a mi casa, tengo que comenzar a planificar mis opciones para entrar nuevamente al mercado laboral y no desperdiciar mi tiempo; me levanto de la cama y extrañamente intento ignorar lo que sucedió anoche, la verdad nunca había hecho algo así en mi vida, y no hablo de haber tenido que beber mucho sino porque me atreví a tener sexo con un hombre que solo llevaba horas de conocer algo que no suelo hacer.

Mierda… Esto si fue nuevo, y aunque quiera negarme o ignorar lo sucedido es inevitable, pero tengo que hacerlo, esto no fue algo especial. Así que, solo fue una simple noche donde no hubo nada de sentimientos, por tanto, todo quedará en el pasado como si las cosas no hubieran sucedido.

Salgo entre las sábanas para poder irme lo más pronto, es mejor que pueda descansar en mi casa y seguir con lo que me espera hoy en adelante. Apenas me levanto de la cama para darme cuenta que en una orilla se encuentra mi ropa doblada, la cual no recuerdo haberla dejado así, por lo que, solo me queda imaginar que fue una sola persona y esa es Thiago Souza. Ojalá solo haya permanecido unos segundos, porque no quiero mal interpretar las cosas que pudieron suceder cuando me quedé dormida, así que es mejor no sacar conclusiones rápidas de las que culpen a una persona que simplemente se comportó bien conmigo.

Me llevo mi ropa y tomo un baño ligero del que al menos me pueda quitar la resaca, eso me servirá de ayuda para que este un tanto más despierta de lo que imagine; termino por bañarme como de ponerme mi ropa para así, llevarme mi cartera e irme directo a mi casa, luego pasare por el apartamento de Videl para recoger mis materiales del trabajo.

Antes de salir de la habitación, termino por ver la hora en que saldrá el siguiente tren hasta Setúbal, así que, viendo que pronto partirá el siguiente, empiezo a irme lo más rápido posible para que pueda llegar hacia la estación, ya que no quiero esperar al siguiente y tener que dar un par de vueltas para poder entretenerme, para mi mala suerte el viaje se me hará largo como también intranquilo, ya que con la media resaca que sigo teniendo, sería bueno que pasara a una farmacia para comprar una pastilla pero al no tener tiempo, no me queda de otra que aguantar mi propio desastre.

(…)

Dios mío, son las cinco de la tarde y tengo un hambre de muerte, no es de menos que no haya desayunado como almorzado cuando salí corriendo del hotel sin esperar que el maître terminará de llevarme la bandeja de comida a mi habitación ya que es lo que iba a hacer cuando me vio salir como una bala sabiendo que podía perder el tren sino aligeraba mi paso; por ello, es que he llegado hambrienta y desde luego, no me quedo tampoco tiempo de comprar algo para comer en el camino; pero ahora que estoy en casa, tengo la libertad de hacer una obra de arte culinaria en mi propia cocina, y nada más y menos que complacerme con unas deliciosas enchiladas al propio estilo salvadoreño.

Me voy a dar un baño primero para luego sujetarme el cabello con una liga para que no pueda estorbarme durante el momento en que este preparando mi cena; pero antes de poder continuar, empiezo a poner música en mi celular para tener una buena inspiración, a fin de que con suerte todo quede delicioso; pongo unas cumbias en YouTube para así, empezar a bailar mientras de poco a poco voy preparando todo, entre ellos: la masa de las tortillas fritas, unos trozos de pollo deshilado, frijoles fritos, unos huevos duros, un curtido y cortar en rodajas pepino como tomate, empiezo a laborar el plato tradicional de mi país para así tener una satisfactoria cena de la que ocasionará que me vaya contenta a la cama.




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