Herederos por Contrato

Capítulo XV

“Muchas veces lo que se calla hace más impresión que lo que se dice”

Píndaro

***

Escucho unos pasos acercarse a la cocina por lo que agilizo mis movimientos antes de que aparezca y termine por arruinar la sorpresa que tengo, así que llevando los últimos alimentos a la mesa como también el café recién hecho de la mañana, me quedo satisfecha al ver que mi obra de arte que no se trata más que el desayuno, ya está hecho.

—Aquí huele delicioso. —Entra al comedor con un gesto que parece inhalar el aroma de la comida.

—Entonces, siéntate para que desayunemos. —Le hago una señal para que tome asiento en una de las sillas.

Se acerca a mí en donde antes de sentarse veo como me da los buenos días y deja un beso en mi mejilla, algo que no esperaba pero es un buen comienzo para está tranquila mañana; sin embargo, cuando empieza a jalar de la silla, me doy cuenta que no es para sentarse, más bien, es para que sea yo la que lo haga.

—Vamos, siéntate. —Ruedo los ojos con risa.

En ese instante me quito el mandil de mi cintura para doblarlo y así sentarme en la silla, la cual luego siento como él la empuja para que pueda estar más cerca de la mesa; me asombro al darme cuenta de que empieza a servirme jugo de naranja y en una taza, derrama café aunque le pone más leche para que esté no sea muy fuerte.

—No tenías porque —él encoge sus hombros para luego sentarse a mi lado.

—Tengo dos manos, además, también es bueno consentirte —me guiña el ojo.

—Eres toda una cajita de sorpresas, Thiago. —Él ríe.

—Tú también lo eres. —Dice antes de sentarse.

Agarro un trozo del pan baguet que he cortado para poder hacerlo mitad y así comérmelo con los huevos que he preparado junto con las salsitas que he derramado encima de la yema; de por sí, mis desayunos son muy tradicionales a mi tierra y desde luego, tienen ese toque hogareño que lo hace sentir muy diferente que esos que venden en los restaurantes.

—Seré yo o mi madre tiene intenciones de hacer algo esté día contigo —dice antes de meter comida a su boca y masticar.

—Quiere que vayamos de compras —le comente —, dijo que me haría un adelanto de regalo de bodas —veo como sus cejas se elevan de la sorpresa.

—Mi madre siempre suele ser impredecible —no sé si tomarlo como algo bueno o malo.

— ¿Crees que ayer la convencimos? ¿Qué no se opondrá a la boda? —Se relame los labios antes de responder.

—Estoy seguro de que le agradaste —tocó la punta de mi nariz —, te dio puntos decir que eres la persona que diseñaba la mayoría de los muebles en Mobília Real. —Ese detalle no fue de mi sorpresa.

Y es verdad lo que dice, porque desde que comente que antes que Mobília Real terminará en banca rota, la mayor parte de los muebles que se vendía para la compañía, eran provenientes de mis diseños los cuales sacaban adelante una pequeña parte de las ganancias para la mobiliaria. Mala suerte que el padre de Thiago nunca valoró muy bien mi esfuerzo y mi trabajo, quizás si hubiera escuchado la opinión de la mayoría de sus empleados, quizás la empresa estuviera aún funcionando y los clientes no se hubieran perdido, aunque eso ha sido una victoria para Thiago cuando sus ingresos han aumentado y la calidad de su trabajo está dejando una marca para sus clientes.

— ¿Cómo sabías que mis diseños fueron los expuestos en las ferias de Oporto? —Es una incógnita que no he podido quitarme de la cabeza.

—No lo sabía, tu expediente lo decía. —Enarqué la ceja.

— ¿Qué expediente? ¿De qué hablas? —Empezaba a asustarme.

—Una semana antes de que Duarte falleciera, me entrego un expediente de ti, extrañamente quería que te diera trabajo en mi mobiliaria —engrandezco los ojos.

—Eso quiere decir que… ¿Ya sabías de mí? —Suspira.

—Supe quien eras luego de la noche que estuvimos juntos —empezó a darme explicaciones —, de por sí, sabía que serías un buen elemento para mi mobiliaria y no porque Duarte haya dejado tu curriculum en mi escritorio, más bien, tus diseños me lo decían, pero no estaba muy seguro si llamarte… Y luego llego nuestro encuentro en la funeraria. —Aprieto los labios.

—Entonces, ¿por qué fingiste no saber que ya trabajaba para una mobiliaria? —Dije un tanto molesta al recordar su cuestionamiento.

—Quería confirmar tus palabras, en un curriculum puedes poner cualquier cosa que sea de tu placer, lo que se mide es tu experiencia. —Se justificó. —No podía dejarme guiar por tres papeles y las palabras de Duarte, además, no confiaba en él. —Me dio una mirada llena de seriedad. —Más con eso de que había una mujer que había quedado embarazada de él.

No quiero darle la razón por ahora, por una parte, tiene una buena justificación en creer que su padre pudo haber manipulado mi curriculum al hacerlo creer que soy la mejor candidata para que trabajara al lado de Thiago, más con eso de que, no sé que habrá puesto en mi hoja de vida laboral cuando nunca se intereso en mi esfuerzo. Sin embargo, considero que él pudo haber tenido la voluntad de preguntarme sobre ello y al menos, en llegar a conocerme mejor para sacar sus erróneas conclusiones de las que al final, ya no debe tener en la cabeza al haberlas confirmado.




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