Herederos por Contrato

Capítulo XVIII

“La edad de casarse llega mucho antes que la de quererse”

Friedrich Nietzsche

***

Un día para la boda.

Dios mío, no puedo creer que lo que tendría que haberse conllevado en un año que es lo que a veces se tarda en organizar una boda, en mi ocasión se hizo en una semana y media, realmente al ser por lo civil tiene sus ventajas al ser más rápida, debido a que, solo se debe elegir un lugar en donde se llegará a conllevar, seleccionar a un grupo pequeño de invitados, comprar un vestido cualquiera, contratar al juez que terminará por casarnos a Thiago y a mí, etc., aunque este último no hubo ningún inconveniente cuando al final su propio amigo le consiguió la solicitud de un juez que nos casaría cuando lo deseáramos, eso sin añadir, de lo sencillo que salió tener que hacer los preparativos de la boda aunque no sé si fue gracias a los contactos que Anabela y Xuxa tienen o porque la señora Alia y la señora Ilena parecen tener el suficiente poder y dinero para mover con rapidez todo aquello que quieren lograr en menos de cuarenta y ocho horas.

Bueno, ahí es cuando te das cuenta de que el dinero también mueve montañas, aunque creo que lo único que posiblemente será difícil de parte de mi familia, es tener que velar por sus atuendos cuando solo les he dado dos días para que tengan la vestimenta que ocuparan para mi boda, algo que fue muy precipitado de mi parte y me seguiré culpando de que no les haya podido decir a tiempo todo esto.

Sin embargo, antes de que llegue ese día el cual debería ser especial para mí, tuve que insistirle a Thiago en visitar un lugar, de por sí, es esencial para mí, mostrárselo porque además de que le estaré enseñado mis raíces, quiero que sepa el mundo en que vivía antes de irme a vivir a Portugal. Por lo que, apenas llegamos a la ciudad de Soyapango, pronto hice que se dirigiera entre las calles de la colonia en donde antes residía, las cuales no recordaba que fueran demasiado estrechas, como a su vez, que la población haya crecido en estos dos últimos años.

Hice que se detuviera en frente de una casa humilde y de una sola planta, para que darme cuenta como está parece ser que la terminaron por registrar, eso sin añadir, de unos grafitis que le han hecho ocasionándome un cierto enfado sabiendo que las personas que hicieron esto, fueron los mismos que querían que mi hermano perteneciera a su pandilla.

Salgo del vehículo para poder ver mi casa desde afuera, siempre la recordaré porque acá he tenido una colección de recuerdos tanto buenos como malos, pero que de igual forma, me hicieron aprender muchas cosas sobre la vida y entre ellas, a aprender que a veces debes de salir de tu zona de confort para buscar hacer cosas más grandes de las que sabes que en algún momento te ayudarán a superarte y a mejorar las condiciones que antes no tenías.

— ¿Qué hacemos acá? —Pregunta con curiosidad.

Inhalo suficiente aire para luego exhalarlo de forma lenta a fin de que pueda decir aquellas palabras que hasta el momento, se han quedado atoradas en mi garganta. Sé que a él no debería estarle demostrando nada cuando me ha elegido como su esposa solo por un contrato, sin embargo, de poco a poco me he comprometido a compartir mi vida sea pasada o presente, no sé si le llegará a interesar o solo lo verá como un asunto indiferente que algún día olvidará, pero en mi ocasión, quiero que él sepa de que por mi lado, trataré que este matrimonio se conlleve de la mejor manera, no sólo por mí, sino que también por el bebé que estoy esperando porque así como él mismo dijo que un compromiso no es un juego de niños, pues, he buscado que esto se pueda ver de la forma más seria y madura posible sabiendo que debemos de conocernos mejor.

—Quiero mostrarte una parte de mi vida —extiendo mi mano para que pueda tomarla.

Le da una mirada a la casa para luego darme cuenta como pronto me entrega su mano a fin de que ambos caminemos en dirección a la entrada; abro la puerta con facilidad luego de darme cuenta como está ha sido golpeada y derribada para que los extraños entren como si fuera su hogar; hay un desorden por dentro que muchas cosas se encuentras tiradas y otras, parece ser que han sido robadas, es una lástima de que esas personas tengan el descaro de tomar lo suyo como si les perteneciera, sin embargo, no me molestare por objetos innecesarios cuando lo esencial es que mi familia saliera pronto de acá para que no les pasará nada.

—Está era mi casa. —Le digo a Thiago luego de soltar su mano.

Me doy cuenta como él observa con curiosidad la casa, en donde se percata que es más pequeña de lo que la habían descrito hace un par de días cuando hablábamos sobre nuestra familia, por su altura puedo ver como con facilidad, sus dedos pueden tocar el cielo falso de la casa, eso sin añadir que, tiene mucho cuidado en no pisar ciertos objetos que se encuentran caídos en el suelo.

Antes de poder seguir en su exploración, encuentra algo interesante en el suelo que hace que se agache para poder tomarlo en sus manos y luego darle un vistazo, en donde pronto, veo como gira el portarretratos para enseñarme una fotografía mía en donde salgo con una falda, una camisa de algodón, unas coletas y dos pompones; recuerdo bien que fue cuando me encontraba en primaria en donde para los intramuros que realizaban en la escuela nos pedían que nos vistiéramos de cierta forma para apoyar a nuestros equipos cuando hacían competencias en varios deportes, en donde yo, termine por ser una porrista de la que apoyaba a los del equipo de fútbol y básquetbol para aquel entonces.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.