Herederos por Contrato

Capítulo XX

“Cuando un matrimonio funciona, no hay nada en el mundo que pueda suplirlo”

Helen Gahagan

***

Durante el resto de la noche, todo estuvo lleno de risas, alegrías, bailes, juegos y bromas de las que nadie se quedó sentado para no participar en todo lo que se había llegado a preparar durante la boda; fue asombroso ver como la propia familia de Thiago se reunió con la mía para poder integrarse en todos aquellos ritmos tropicales de música que el Dj puso gran parte de la noche, hasta me quede anonadada de ver como Lucía también se implicó con sus hermanos dentro de la pista de baile para seguir los pasos de cumbia que mis hermanos y primos les han enseñado para que puedan moverse a través de la música.

Fue divertido ver a gran parte de los invitados a jugar en el limbo, en donde el ganador no termino siendo más que uno de los amigos de Thiago que si no más recuerdo, su nombre es Kenji; aparte de eso, también antes de terminar la noche, en poder conocer quién sería la mujer afortunada en obtener el ramo, solo que al no hacerla de una forma tradicional, sino que más peculiar, deje mi ramo de flores dentro de una caja de plástico transparente con un candado, en donde todas las mujeres solteras, agarraron una llave y cada una intento abrir la caja a fin de conocer quién sería la suertuda que pronto se comprometería.

Varias veces me reí ya que el ingenio de aquel juego no fue tanto mío como de Anabela, más bien, ambas habíamos visto un Reel en Instagram sobre dicho entretenimiento para hacer algo diferente en una boda tradicional; así que grabando aquel momento en donde la mayor parte de las mujeres solteras no tenían la suerte de abrir el candado, pronto nos quedamos admiradas en el instante en que el candado cayo en la mano de mi prima Mónica haciendo que ella se quedará admirada sin imaginarse que la suerte ya la tenía en sus manos.

Al momento de celebrar y que la fiesta fue finalizando, me aparte un momento de los invitados para ir directo al baño, ya que necesitaba ir antes de que Thiago y yo nos marcháramos; apenas llegando escuche unos extraños sonidos provenientes del lugar que me hicieron detenerme, pero acercarme de poco a poco para que mis tacones no se escucharan a fin de determinar quién es la persona que parece estar discutiendo para sí misma o mejor dicho, hablando incoherencias que me hicieron dudar si estaba bien del todo.

—No… No… Es tu culpa, tú lo dejaste ir… Debías de haberte acercado u opuesto a esta boda cuando podías… Pero mírate… Te quedaste ahí, sentada y viéndote como él se iba de tus manos. —Hubo un silencio. — ¡No! ¡Claro que no! ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Tú nunca me lo advertiste! —Quise acercarme más para ver de reojo a través del contorno de la pared. — ¡Déjame en paz! ¡Lárgate! —Enarque la ceja preguntándome si se está gritando a sí misma.

Estuve a punto de dar un paso más pero sentí como alguien puso una mano sobre mi hombro haciendo que me asustará y tuviera que callar el grito que casi se hubiera vuelto un eco; puse una mano sobre mi pecho para asesinar a Videl quien había llegado, pero al final, no sé si por el sonido que hice con mis tacones, al final, hizo que aquella persona se callará por completo; por lo que no queriendo revelar mi intromisión, agarre a mi amiga del brazo para alejarla del baño e irnos hacía otro lugar.

—Casi me matas del susto. —Le dije susurrando.

—Lo siento, te estamos buscando… Thiago te espera para que se vayan. —Suspiré.

Bueno, tendré que ir al baño en otro momento, de todas formas el susto me hizo que ya no tuviera ganas de ir; solo espero que el viaje no sea demasiado lejos, más porque Thiago es quien sabe dónde nos quedaremos de luna de miel luego que no quisiera que supiera hacia donde nos vamos a dirigir después que termine la boda.

—Está bien, vamos. —Ambas caminamos en dirección a la salida del local.

Nos alejamos de la zona para que me dirigiera hacia la entrada del lugar en donde vi a Thiago quien ya se encontraba esperándome, así que, despidiéndome de todos los invitados antes de abordar en el vehículo, me di cuenta que comenzaría la siguiente parte de este matrimonio del cual aún me pone nerviosa luego de evitar a quien ahora es mi esposo en los días anteriores.

Apenas entre al vehículo que Thiago ha rentado, para ir viendo como todos los invitados se fueron volviendo más pequeños mientras nos alejábamos, solté un suspiro silencioso para acomodarme en el asiento y mirar hacia la ventana donde la vistosidad no era mucha sabiendo que es de noche y por supuesto, casi solo es calle donde estamos viajando.

No supe cuánto tiempo nos tardamos en llegar más porque estuvimos en silencio mientras mi mente solo divagaba escenarios de cómo terminaba la noche, fue entonces que mire a mi alrededor para darme cuenta que habíamos llegado a una zona más cerca de la playa, ya que a lo lejos se podía escuchar el sonido de las olas y desde luego, el olor a sal fue cada vez más profundo que mi olfato lo percibió con tanta naturaleza que para darle más respuesta a mi duda, una brisa cálida termino por rozar mi rostro.

Thiago doblo en una calle para después manejar unos metros más hasta ponerse en frente de un portón de metal, el cual pronto fue abierto y me percate que en una caseta se encontraba un señor mayor que simplemente saludo a Thiago al verlo entrar, fue todo tan misterioso que no percate en el instante en que se metió en la cochera y ya había apagado el auto dando a entender que hemos llegado a nuestro destino.




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