Había transcurrido una semana. Teresa se encontraba llena de felicidad, al fin se había ido su padre. Fueron días de lo más aburridos para ella.
Sus juegos se limitaron a dibujar y jugar en el jardín con Galleta, su gatito. Incluso adelanto lecciones, para cuándo su padre se fuera pudiera jugar con libertad todo el día.
Su madre Consuelo tampoco se encontraba, era sábado, se había marchado después de desayunar a la ciudad, estaría de visita con sus amistades,y pasaría la mayor parte del día con ellas. Lo mas probable es que regresaría cerca del anochecer. Eso definitivamente le daría a Tere bastante tiempo para jugar.
Su abuela había viajado también, pero ella regresaría hasta el lunes,ya que por su salud tenía al menos que descansar antes de volver.
Siendo medio día,la pequeña paseaba por las habitaciones. Algunos de los muebles eran cubiertos con sábanas para evitar que el polvo las estropeará. Tere jugaba entre ellas,usando las sábanas para crear casas o túneles por dónde pasar a través de éstas.
Una silueta paso frente a ella. Como estaba oculta entre unas sillas y cubierta por las sábanas no distinguió de quién se trataba; seguramente era alguna de las doncellas haciendo limpieza. Restando importancia, siguió jugando con sus muñecas.
Habían transcurrido unos minutos cuando de nuevo vio caminar frente a ella a través de la sábana la silueta de la doncella, pero esta vez en lugar de pasar de largo de quedó frente a ella. Tere inclinó la cabeza con curiosidad, tal vez se había percatado de que se encontraba ahí, seguramente la escucho conversar con sus muñecas. Gateando se dirigió hasta la sábana para alzarla y ver de quién se trataba. Por la forma de su cuerpo le recordaba a su Nana, tal vez había ido a buscarla.
Aún a gatas levantó la sábana, lo primero que sus ojos vieron fueron los pies, estaban desnudos y llenos de tierra. Extrañada levantó la mirada, su vestido de color crema lucía el mismo aspecto que sus pies,incluso parecía estar manchado por hollin. Conforme subia la mirada descartó por completo que fuera Nany, ella jamás vestirla de esa forma.
El llanto que escapó de la mujer la hizo alzar la vista de golpe. Se cubría su rostro con las manos, ahogando sus sollozos - Esta usted bien?- preguntó Tere con preocupación. La joven lloraba con pesar. Al no tener respuesta se puso en pie para acercarse a ella- Señorita?- volvió a insistir mientras tocaba su brazo.
- Me dejaron...- la joven gimoteo- sóla...- sollozó.
- Quién?- pregunto la niña confundida.
-TODOS!- La mujer la miró con su desgarradora cara al rojo vivo,que parecía haber sido quemada en el mismisimo infierno,de su cráneo caían hebras negras de cabello cual serpientes hambrientas. Tere cayó hacia atrás, ahogando su grito de sopresa, se enrredo con las sábanas. Con prisa se deshizo de éstas; la joven se había ido.
El corazón le latía irregularmente. Aún permanecia sentada en el suelo, miraba en todas direcciones. La voz de la joven resonaba con su llanto en la cabeza de la pequeña mezclándose con el el suyo propio.
No se percató cuánto tiempo había transcurrido,hasta que la llamaban. Se había quedado dormida, abrazada a una de sus muñecas - Señorita...- insistió la doncella- Señorita, es hora de la comida...- Tere entre abrió los ojos. Lo sentía inchados y pesados - Se ve cansada - advirtió la joven que la miraba con preocupación - Si gusta le traigo la comida hasta aquí - le guiño su ojo. Tere nego con la cabeza mientras se sentaba y se tallaba los ojos - Como desee señorita - la doncella se puso de pie y camino hacia la puerta - Le han preparado una tarta de fresas...- agregó la joven esperando ver ese brillo de alegría en la niña; pero no surtió ese efecto. La vio ponerse de pie con aire de tristeza y desgano en su andar.
Ambas bajaron al comedor. La comida le fue servida , y su postre al terminar. La pequeña no dijo palabra alguna durante o después de la comida como acostumbraba hacerlo cuando se quedaba sóla. Los sirvientes estaban realmente extrañados, pues lo habitual era que platicara con ávida alegría, narrando gran variedad de historias.
Después de comer la niña regreso a su habitación. Se quedó ahí gran parte de la tarde. Cuándo al fin había salido se encontraba de mejor ánimo y volvía a su energía casi habitual.
Le gustaba deslizarse por el pasamos, Galleta la seguía de cerca con sus juegos. Le gustaba hacer que el gatito la perciguiera, incluso jugaba a las escondidas con ella.
La servidumbre la seguía por su recorrido en la gran casa. Murmuraba entre ellos. Al parecer una de las sirvientas, cuando había ido a verla a su habitación,la escucho conversando con alguien más, incluso reían, a la muchacha le pareció extraño, pues no había nadie más, aparte de la niña, de la familia en la propiedad. Incluso afirmó que al estar frente a la habitación, había sentido mucho frío. Algunos de sus compañeros la tacharon de irreverente y absurdo, que seguramente había sido una corriente de aire y que la niña solo estaba jugando con sus muñecas, restándole importancia a su relato; dejaron de lado lo que les había contado, volviendo a sus labores habituales.