Herencia de Sombras

Capítulo 29 – Bajo la promesa de los cielos

Desde que la noticia del embarazo se hizo pública, el amor entre Kael y Naira dejó de ser un secreto de pasillos para convertirse en una esperanza viva para todo el país. El pueblo, que ya los adoraba como líderes y símbolo de cambio, celebró con júbilo cuando se anunció que habría boda.

La organización comenzó de inmediato. El Ministerio ofreció sus mejores recursos para el evento. Los jardines imperiales, que sólo se abrían para ceremonias de alto honor, fueron seleccionados como escenario. Rodeados de árboles milenarios, fuentes de cristal y flores traídas de todos los rincones del país, se levantaría el altar de los nuevos tiempos.

Naira eligió un vestido blanco perla, con bordados dorados inspirados en su escudo de guardiana. No quiso ocultar su vientre, al contrario, lo celebró. El vestido se ajustaba a su figura con delicadeza y poder. Las mujeres de su unidad de seguridad la escoltaron ese día, no como guardaespaldas, sino como hermanas de causa.

Kael, vestido con un traje ceremonial azul oscuro, con detalles plateados, parecía salido de un cuento. Sus ojos brillaban cada vez que la miraba. Nunca antes había sonreído tanto.

Asistieron cientos de invitados. Líderes de provincias, antiguos amigos, miembros de la resistencia que apoyaron en silencio su causa, incluso su padre, que observó con lágrimas discretas desde la tercera fila. También estaba la madre de Naira, emocionada y orgullosa, recordando en silencio a la niña valiente que había criado.

—Hoy no solo nos casamos —dijo Kael al tomar la palabra frente al altar—. Hoy le prometo a Naira… y a todo este país… que nunca daremos un paso atrás.

Naira sonrió, apretando su mano.

—Y yo prometo —respondió— que caminaré a tu lado. No delante, no detrás. Juntos.

Las palabras hicieron eco en todos los corazones. Los aplausos, las risas, las lágrimas sinceras. Ese día, algo en el aire cambió. El futuro ya no era incierto. Era cálido.

Después de la ceremonia, hubo una celebración inolvidable. Música tradicional, banquetes repletos de sabores, brindis interminables y un baile bajo las estrellas, donde Kael y Naira no dejaron de mirarse ni un solo segundo.

Horas más tarde, partieron en un transporte aéreo especial hacia un lugar oculto entre las montañas del sur. Un refugio natural, con cabañas de madera, termas minerales y un cielo tan claro que se veían galaxias enteras.

La luna de miel fue pura calma, ternura y reconexión. Lejos de la política, de los deberes y de las estrategias. Allí, sólo eran Kael y Naira. Dos personas que habían sobrevivido, cambiado al mundo y aún así seguían siendo ellos mismos. Dormían abrazados, exploraban los paisajes tomados de la mano y cada noche se confesaban nuevos sueños.

—Te imaginé muchas veces —dijo Kael una de esas noches—. Pero jamás así. Jamás tan perfecta, tan real, tan tú.

Naira apoyó su frente en la de él.

—Yo también soñé contigo. Pero lo nuestro es mejor que cualquier sueño.

El viento nocturno susurró entre los árboles como si el universo mismo bendijera esa unión. Y bajo ese cielo infinito, se juraron amor una vez más.



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En el texto hay: amor fantasía acción

Editado: 18.04.2025

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