Herencia Oscura [2]

CAPÍTULO 00

10 años después

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

10 años después

-Harry, despierta.- moví a mi hermano por el hombro suavemente. A pesar de que caía dormido muy rápido, tenía el sueño ligero por lo que no tardó en abrir los ojos y parpadear somnoliento. Le pasé sus gafas que se colocó a regañadientes.

-¿Qué hora es?- cuestiono.

-Temprano, tía Petunia no tardará en levantarse.- rebusque por debajo de la cama nuestros calcetines.- Hoy es el cumpleaños de Dudley, ¿Recuerdas? Tía Petunia va a despertarnos a gritos para que todo salga perfecto.

Y como si ella misma buscara confirmarlo, escuchamos el irritante sonido de sus tacones contra la superficie de las escaleras. Sus pasos sacudieron el techito de nuestra alacena provocando que el polvo cayera y las arañas se alborotarán. Hice una mueca, ya que por más que limpiara, ellas seguían apareciendo por aquí.

-¡Arriba, los dos!- golpeó la puerta de la alacena- ¡Levántense ahora mismo!

Resoplé con fastidio, pero abrí la puerta y salí primero, dándole a Harry espacio para estirarse. Si solo uno de nosotros durmiera ahí, podría considerarse una habitación completa. Pero los dos seguíamos creciendo y cada vez se reducía el espacio, por eso yo me despertaba más temprano que Harry.

Como ya me había cambiado la pijama por el vestido azul roto de tantas veces que me caí con él, fui hasta la cocina donde descansaban todos los regalos de mi primo Dudley.

Me entraron ganas de pasar la mano por la consola de videojuegos o rompérsela con un bate de béisbol, lo que estuviera a mi alcance, pero tía Petunia volvió a aparecer con su delantal de flores y su mirada de furia que me dedicaba todo el tiempo.

-¿Qué haces ahí parada? ¡A freír los huevos! ¡Harry, vigila que el beicon no se queme! Mi Dudley tiene que tener el desayuno que se merece.

Obedecí sus órdenes siendo seguida por mi hermano, no sin antes sacarle la lengua en cuanto se dio la vuelta. Como venganza no me lavé las manos y estrellé el huevo en el sartén mientras Harry freía el beicon, echándole continuas miradas a los regalos sobre la mesa.

-¿Crees que sean más que el año pasado?- preguntó curioso.

-No sé si sean más, pero son mejores. ¿Has visto...?

-¿La consola?- completó mirándome emocionado.- Sí, es una pasada.

-No voy a fingir que no muero de envidia, James. Si le rompemos un cable, al menos él tampoco podrá usarla.

En ese momento los pasos pesados de los hombres más desagradables que había conocido en mi vida llegaron a la cocina, por lo que me callé, muy a mi pesar. El cerdo junior de mi primo se abalanzó hacia sus regalos sin saludar siquiera a su madre, el cerdo mayor de tío Vernon venía detrás de él sonriendo orgulloso de verlo comportarse como animal.

Puse los huevos en platos diferentes, Harry agregó el beicon y repartí los platos por toda la mesa. Mi mellizo y yo nos sentamos juntos para empezar a comer escuchando al cumpleañero contar sus obsequios, como todos los años.

-Treinta y seis.- dijo Dudley cuando acabó de contarlos, poniéndose rojo-. Dos menos que el año pasado.

Ay, no.

Mi hermano y yo compartimos una mirada y sin decirnos nada comenzamos a comer desesperados. Cuando Dudley ponía esa cara de globo a punto de reventar era porque le seguía un berrinche, y cuando hacía un berrinche todo terminaba en caos. Esperaba al menos que esta vez lográramos terminar de comer antes de que volcara la mesa de un manotazo.

-Te falta el de la tía Marge, dulzura.- tía Petunia alzó la cabeza de inmediato nerviosa. Ella sabía, lo que se aproximaba.- Y vamos a comprarte otros dos cuando salgamos hoy, así que tendrás treinta y nueve.- sus palabras calmaron el tornado, porque Dudley perdió la rojez de sus mejillas y se dejó caer en su silla, contento.

-Está bien.

Me tragué el bocado de huevo junto al estrés que me provocaba esta familia. Los odiaba tanto que apenas soportaba compartir el mismo aire con ellos. Harry no los odiaba y no entendía por qué, aunque tampoco los apreciaba. Podría ser que mi hermano tuviera un buen corazón y amaba eso de él, pero yo lo tenía lleno de rencor por este trío de cavernícolas.

Con ese pensamiento en mente terminé de desayunar primero que todos y lavé mi plato, desapareciendo de la cocina aprovechando que tía Petunia estaba tan distraída que olvidó darme su opinión desdeñosa sobre mi aspecto de todos los días. Me dirigí al baño a lavarme los dientes, ojalá que a Harry le fuera bien en mi ausencia.

Vernon y Petunia Dursley eran nuestros tíos por parte de mamá, aparentemente la única familia viva que teníamos y con quienes debimos quedarnos cuando hace diez años nuestros padres murieron en un accidente de auto. Desde entonces ellos nos habían tenido en su casa, lo cual es un destino peor que la muerte, pero tras una década habíamos aprendido a tolerar sus tratos.

Aunque, debía admitir, que a Harry era a quien le iba peor. No era solo tía Petunia quien lo juzgaba duramente cada vez que lo veía, sino tío Vernon y Dudley.

Nuestro primo utilizaba a mi hermano como saco de boxeo juntos a sus amigos y su asqueroso papá odiaba un poco más a Harry con cada minuto que transcurría en su presencia. A mí me salvaba un poco el hecho de que era mujer, porque Dudley no se metía conmigo y a tío Vernon le apenaba insultarme, sin embargo tenía suficiente con tía Petunia.



#957 en Fanfic
#2065 en Fantasía
#370 en Magia

En el texto hay: slytherin, siriusblack, hogwarts harry potter fanfic

Editado: 10.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.