Heridas Ocultas

Capítulo 9

Después de salir del cementerio, hice la misma rutina de siempre. Correr hasta cansarme, regresar al departamento, ducharme e irme directo al gimnasio. El lugar estaba despejado a comparación de anoche. Me dirigí a uno de los almacenes de entrenamiento y me encontré a Derek, mostrándole a otro chico las diferentes técnicas de defensa.

Deslicé la correa de mi mochila y la dejé caer en la banca. Derek me miró y asentí en modo de saludo, mientras me quitaba la sudadera. Estiré los brazos e hice movimientos circulares, contrayendo los músculos de mis hombros. Respiré hondo, me posicioné frente al saco de boxeo y comencé a golpearlo una y otra vez.

Seguía recordando el momento inapropiado en el que me topé con Megan. De todos los lugares que existían, tenía que encontrármela en ese. No quise dar más detalles del por qué me encontraba allí, el tema se extendería y no quería tener su compasión y mucho menos su lástima. Pero de cualquier forma, me alegró verla de nuevo, aunque me disgusté un poco al notar que se encontraba sola.

Otra cosa que vagaba por mi mente, aparte de tener noticias de mi padre, era volver a golpear a Josh. Si no fuera por Ernest, que se interpuso en medio del ring, hubiera terminado con él. Me repugnaba demasiado, y más aún cuando supe que Megan lo conocía. 

―¡Así no, idiota! ¡Mantén los puños firmes! ―Derek le gritaba al puberto que parecía tener brazos de trapo. El chico haciendo un intento de defenderse, terminó en el suelo cuando Derek le dio un ligero golpe en las costillas―. El tiempo terminó, fuera de aquí y recuerda cuidar tus reflejos.

Una vez que se fue, Derek bufó y cogió su botella de agua. Me detuve, tranquilizando mi respiración agitada y me volví hacia a él.

―Se supone que debes estar en reposo ―dije, recordando una de las indicaciones que el médico le había dicho.

―A la mierda con eso, me siento bien ―hizo un ademán, restándole importancia. Negué con la cabeza. Siempre aparentaba hacerse el fuerte. Al cabo de unos segundos, Jay apareció y se sentó en la banca, impaciente.

―Necesito saber dos cosas: Dominic, ¿por qué diablos no me dijiste que compraste un auto? y Derek, ¿se puede saber que pretendes con esa tal Cecy? porque yo que recuerde, estás con Marissa ―dijo, alternando la mirada de forma acusadora.

―No tengo por qué darte explicaciones, así de simple ―respondí, intimidante.

―Digo lo mismo que Dominic ―dijo Derek, encogiéndose de hombros. Jay y yo le lanzamos una mirada escéptica y frunció el ceño―. ¿Qué?

―¿Cómo que qué? Esperábamos que respondieras "Sólo me la estoy follando", pero ni siquiera te molestaste a decir algo parecido ―explicó Jay. Asentí, dándole la razón y me crucé de brazos.

Era un tema que teníamos qué resolver. No íbamos a permitir que Derek se convirtiera en un tipo cursi, que perdía el tiempo regalando flores. No soportaríamos tener que lidiar con él si su mente llegara a contaminarse de romanticismo. Lo golpearía primero antes de que eso sucediera.

Derek rió brevemente y sacudió la cabeza. ―Voy a dejarles algo claro, par de idiotas. Me gusta la chica, ¿de acuerdo? No hay necesidad de dramatizar ―Jay resopló y rodó los ojos.

―¿Qué hay con Marissa? Cuando regrese de viaje y se de cuenta que estás con otra, te pateará las bolas ―dije, propinando un golpe al saco de boxeo.

―Ella sabe perfectamente que lo nuestro es sólo físico.

―¿Y con Cecy? ―cuestionó Jay, arqueando las cejas.

―¿Qué diablos te importa? Apenas la estoy conociendo ―replicó, molesto.

―¿No la conociste suficiente cuando la llevaste a tu departamento? ―me burlé, sin quitar la vista de mis ataques.

―Hey, Dominic. No digas nada porque también estás actuando raro ―dejé de golpear el saco y me volví hacia Derek.

―¿De qué hablas? ―dije a la defensiva. Fruncí el ceño y lo miré, esperando una respuesta.

―No lo sé, déjame pensar ―prentendió estar concentrado y luego chasqueó los dedos como si se hubiera acordado―. Hablemos de Megan.

―No hay nada de qué hablar ―contesté, indiferente. Tomé una toalla del estante y sequé el sudor de mi rostro. Estaba siendo honesto. No tenía nada que argumentar al respecto. Habíamos tenido algunas conversaciones, nada más.

―Por favor, Dominic. Te pusiste colorado cuando Derek mencionó su nombre, tiene que haber algo interesante para que hayas tenido esa reacción ―dijo Jay, en tono divertido. 

No les había contado sobre la ocasión en la que la invité a comer y fue algo bueno no haberlo hecho, además, ¿Por qué estábamos hablando de mí si la cuestión era con Derek?

Suspiré frustrado y me di la vuelta, dirigiéndome al lavabo. Lavé mi rostro, cerré el grifo y levanté la vista. Por el reflejo del espejo, logré ver a Derek y Jay intercambiando miradas, dudando de mi silencio. No quería seguir hablando de esto. Me ponía incómodo. 

―¿Te acostaste con ella? ―al momento en que asimilé la pregunta de Jay, lo miré sobre mi hombro. Por alguna estúpida razón, me enfureció. No veía a Megan de esa manera, quiero decir, sí, era dulcemente atractiva pero no podía ni siquiera imaginar que la tomaría como si fuera un objeto sexual. 

―Cállate ―espeté, apretando los dedos en los costados del lavabo.

―Bien, ahora ya sabes lo que se siente ser interrogado ―dijo Derek con satisfacción, mientras caminaba hacia a ellos.

―Volviendo contigo, Derek. ¿Estás en algo serio con Cecy? ―olvidaba que Jay era una vieja chismosa y terca.

―Dios, ¿cuándo dejarás de hacer preguntas? Y no, no lo estoy. Sé que lo estás diciendo por varias razones y por el beso que le di antes de luchar con Josh, pero eso fue solo por afecto y... ―hizo una pausa y sacudió la cabeza, deteniéndose a continuar. Recogió los guantes de la banca y los guardó en su mochila. Se la colgó en un hombro mientras caminaba a la puerta y nos miró antes de salir―. Los veré luego, tengo que ir por ella a la universidad.



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En el texto hay: romance, accion, amor

Editado: 03.11.2020

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