MEGAN
No tenía por qué importarme los problemas que hubiera entre Josh y Dominic, pero por lo que presencié en el gimnasio, sabía que era algo sumamente personal. Me molestó la manera arrogante en la que Josh llegó a nuestra mesa, como si estuviera esperando el momento perfecto para provocar a Dominic. Su crítica acerca de que él no tenía a nadie me tomó desprevenida. ¿No tenía familia, hermanos o algún pariente cercano?
Quería pensar sobre las posibles justificaciones por la que Dominic decidió golpear a Josh en vez de responderle, pero los pensamientos se despejaron por un momento, mientras estacionaba el auto frente al departamento.
Había dejado a Chad en casa de mis padres, quienes no sospechaban absolutamente nada del entrenamiento. Si se enteraban, especialmente papá, lo regañaría por estar buscando ayuda cuando podía defenderse por sí solo y ese tipo de sermones no motivarían a mi hermano, fue por eso que decidimos no contárselos.
Entré al departamento, encontrándome con Sophie, Amy y Cecy en la sala. Las tres se veían relajadas, debía ser por el spa. Cecy estaba acostada a lo largo del sofá, mientras hablaba por teléfono. Sophie estaba leyendo alguna revista de moda y Amy pintándose las uñas.
―Por fin llegas ―dijo Amy, mirándome de reojo.
Rodé los ojos y me dirigí a la cocina. Me preparé un cereal y regresé a la sala, sentándome a lado de Sophie.
―¿Cómo te fue con tu hombre? ―preguntó Sophie, dándole vuelta a la página de la revista.
Sabía que no se refería a mi hermano, sino a Dominic.
―No es mi hombre ―aclaré, llevándome una cucharada de cereal a la boca.
Amy resopló y negó con la cabeza, dejando el esmalte color violeta en la mesita de centro.
―Como digas.
―Algún día lo será ―dijo Sophie, riendo levemente.
Suspiré y decidí cambiar de tema.
―No sabía que Kyle era amigo de Josh Lancaster ―recordé ese pequeño detalle.
―Oh sí, ellos son muy buenos amigos ―contestó Amy, mientras soplaba sus uñas.
―Odio a ese tipo, se cree la gran cosa ―comentó Sophie, haciendo una mueca de disgusto.
Quería contarles sobre el incidente de esta tarde en el gimnasio, pero me abstuve a decirlo. Volverían a hablar de Dominic y no dejarían de mencionar su nombre por el resto de la conversación.
―Derek, deja de decir esas cosas ―nos volvimos hacia a Cecy, quien estaba sonrojada. Nos miró y sonrió inocentemente. Sigilosamente, se levantó del sofá y sin soltar el teléfono de la oreja, se fue a la habitación de Amy.
―No quiero imaginarme de qué estaban hablando ―dijo Sophie, arrugando la nariz.
―Pensé que ya habían dejado de verse ―fruncí el ceño. Derek no parecía ser el tipo de chico que veías dos veces después de haber tenido algo con él en una noche.
―Pensaste mal, él siempre le envía mensajes o la llama en medio de clases ―Amy se recargó el en sofá, admirando el color de sus uñas.
―Tal vez están en algo serio ―me encogí de hombros, pensando en la posibilidad de ver a Cecy en una relación.
Al parecer, Amy y Sophie no pensaban lo mismo ya que comenzaron a reír por lo que me pareció una eternidad.
―¿De verdad crees eso? ―Sophie se abanicó el rostro con la revista y dejó de reír poco a poco―. Eso sucederá... nunca.
―¿Cómo pueden estar seguras? Sé que Cecy no ha estado en un relación seria desde hace tiempo, pero eso no significa que algún día no pueda enamorarse ―expliqué, mientras dejaba el tazón en la cocina.
Amy bufó y rodó los ojos ―Dudo que se enamore de Derek.
―Amy tiene razón, chicos como Derek y Dominic no son candidatos para esa clase de cursilerías ―dijo Sophie y la miré, arqueando una ceja.
―¿Qué tiene que ver Dominic en esto? ―repliqué a la defensiva.
―Oh tranquila, Megan ―dijo Amy, con una sonrisa.
―¿Qué hay de Jay? No lo mencionaste ―me crucé de brazos, sintiendo la necesidad de discutir. Me molestaba que incluyera a Dominic y hablara de él como si lo conociera. No es que yo supiera mucho de su vida, pero no andaba por ahí asegurando cosas.
―Oye, Jay ha sido muy lindo conmigo ―se justificó, encogiéndose de hombros.
Resoplé y estuve por contestar cuando Cecy llegó a la sala, aplaudiendo de emoción mientras saltaba en el sofá.
―¿Qué te pasa? ―Amy alejó sus manos de ella, procurando que la pintura de sus uñas siguieran intactas.
―Nada, estoy feliz, eso es todo ―dejó salir un largo suspiro y comenzó a teclear el teléfono con una enorme sonrisa.
―Claro, eso nunca sucederá ―dije irónicamente, refiriéndome al comentario negativo de Sophie sobre "ella nunca se enamorará".
(...)
―¡Diablos! ―gruñó Cecy, cuando bajamos del auto.
―¿Ahora qué? ―dijo Amy, ajustando su mochila en un hombro.
―Olvidé terminar el resumen de Economía ―se golpeó la frente y maldijo a lo bajo.
―Gracias a que te quedaste conversando con Derek hasta el amanecer ―complementó Sophie, exageradamente.
Anoche, el tema se había extendido hasta que estuvimos hablando sobre las posibilidades en la que un chico, que pertenecía en la categoría "malo", podría enamorarse de una sola persona. Sophie y Amy estaban en contra de que eso pasaría, mientras que Cecy y yo estábamos a favor. Nos pasamos toda la noche hablando sobre ello, pero al final no llegamos a ninguna conclusión por lo que decidimos dormir. Excepto Cecy, quien continuó mensajeándose con Derek.
El timbre de entrada a la universidad, hizo que Cecy gimiera de preocupación. Entramos al edificio y cada una se dirigió a su aula. Sophie y Amy eligieron las mismas carreras por lo que compartían la mayor parte de las clases. Acompañé a Cecy a su destino y se despidió haciendo un puchero cuando el profesor de Economía entró al salón. Iba a obtener una mala nota.
Doblé la esquina del pasillo, apurándome a mi primera clase. La maestra de Idiomas odiaba las llegadas tarde. Saludando a algunas compañeras, me deslicé en mi lugar que estaba al final del aula y comencé a sacar los apuntes necesarios. Al cabo de unos segundos, ella entró y sin perder el tiempo, empezó a impartir sus conocimientos.
Editado: 03.11.2020