Andrés se acomodó en la silla junto a Sofía, sintiendo el frío del metal contra su piel. La noche había caído, y las luces del hospital parpadeaban suavemente, creando una atmósfera casi mágica en medio del dolor. "Sofía, estoy aquí contigo", repitió, como un mantra que lo mantenía anclado a la realidad.
Mientras la respiración de ella se mantenía constante, él comenzó a relatarle historias de su infancia. "Cuando era niño, me encantaba jugar en el parque. Imaginaba que era un héroe, salvando el día", dijo, sonriendo a través de las lágrimas. "Nunca imaginé que mi verdadera aventura sería contigo".
"Recuerdo la primera vez que te vi", continuó. "Estabas riendo con tus amigas, y en ese momento supe que tenía que conocerte". Su corazón latía con fuerza al recordar cómo se sentía en ese instante. "Eras tan brillante, tan llena de vida".
Andrés tomó un sorbo de agua, sintiendo la sequedad en su garganta. "A veces, me pregunto cómo hemos llegado hasta aquí. Pero sé que cada paso, cada decisión, nos ha llevado a este momento. Y no cambiaría nada". La sinceridad en sus palabras resonaba en la habitación.
"Quiero que sepas que nuestros hijos están luchando", le dijo, mirando hacia la incubadora donde los gemelos estaban bajo cuidado. "Son pequeños guerreros, como tú. Están esperando a que despiertes para conocerte". La esperanza llenaba su corazón mientras hablaba.
"Cuando despiertes, quiero que veamos juntos las fotos de nuestra boda", dijo Andrés, recordando el día en que se prometieron amor eterno. "Esa fue una de las mejores decisiones de mi vida". La imagen de Sofía en su vestido blanco iluminó su mente.
"Siempre soñamos con una familia. Y ahora que estamos tan cerca, no puedo imaginar que esto termine así", confesó, sintiendo el peso de la incertidumbre. "Tú eres la razón por la que sigo aquí, luchando por nosotros".
Se inclinó un poco más cerca, como si eso pudiera acercar su voz a su corazón. "Sofía, prometo que te cuidaré y cuidaré de nuestros hijos. No importa lo que pase, siempre estaré a tu lado". Las palabras se sentían como un juramento sagrado.
"Cada vez que miro a nuestros bebés, veo partes de ti en ellos", dijo, sintiendo una oleada de emoción. "Sus pequeñas manitas, su forma de mover los pies. Son perfectos, Sofía. Te harían sentir tan orgullosa". La conexión entre ellos era palpable, incluso en la distancia.
"Lucía me dijo que eres una luchadora", continuó. "Y sé que lo eres. Siempre has sido fuerte, incluso en los momentos más difíciles". La admiración que sentía por ella crecía con cada palabra que decía.
Andrés recordó las noches en que Sofía se desvelaba estudiando, su determinación siempre brillando. "Eres una inspiración, y eso nunca cambiará", le dijo, sintiendo que esas palabras eran un bálsamo para su alma.
"Cuando despiertes, quiero que hagamos una fiesta", propuso, tratando de infundir un poco de alegría en la situación. "Una celebración por nuestra familia, por la vida. Te prometo que será la mejor fiesta de todas". La idea le trajo una sonrisa, aunque su corazón seguía apesadumbrado.
"Te imagino bailando con nuestros hijos en brazos", dijo, dejando que su mente vagara por ese futuro que anhelaba. "Seremos felices, Sofía. Lo sé". La esperanza era un hilo dorado que entrelazaba sus palabras.
"Hoy hablé con la enfermera", continuó. "Me dijo que cada día que pasa es un paso hacia la recuperación. Tienes que luchar, amor. Tienes que volver a nosotros". La urgencia en su voz era evidente, y su deseo de que ella despertara lo consumía.
"Me siento perdido sin ti", confesó. "Eres mi brújula, mi norte. Sin ti, todo es confuso". La vulnerabilidad lo hacía sentir expuesto, pero también liberado. La verdad era que necesitaba a Sofía más que nunca.
"Prometí que nunca te dejaría sola, y no lo haré", dijo con firmeza. "Así que aquí estoy, esperando. Esperando por ti, por nosotros". Las palabras eran un eco de su compromiso, resonando en la habitación silenciosa.
"Cada vez que escucho esos monitores, me recuerda que estás aquí, luchando por tu vida por estar juntos a nuestros hijos hermosos sigue luchando y porfavor no nos dejes decía mientras estaba llorando.
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Editado: 23.08.2024