Hermanados en las trincheras

Capítulo 3- Ethan

 ETHAN CONWAY 


4to día de entrenamiento 


Hoy en estas filas tengo 78 reclutas. Espero que tengan muy claro que los motiva a seguir adelante (yo lo tenía claro) porque la prueba que les toca hoy, podría decir que es un infierno. En la prueba de ayer lo hicieron muy bien. La prueba de hoy es un poco más complicada y dolorosa, los que no quieran hacerla pueden renunciar. Subamos la colina, que ahí es donde realizaremos la prueba.  
Al llegar a la colina estaba extendida un largo camino de piedras.  


- Puede que nos hagan caminar descalzos- le susurré a Graham que estaba a la par mía.   


- Ven esa línea llena de piedras. Fue hecha especialmente para ustedes. Lo que quiero que hagan es quitarse la camisa y de espaldas se arrastrarán sobre las piedras. Y luego lo harán de frente- por un momento quedé helado ante esa idea.  


- Esta de broma-  le dijo uno de mis compañeros sin poder creérselo  


- Yo no hago bromas, el que no quiera hacerlo me puede dar su número, así de fácil. 
5 renunciaron en ese momento.  


- 157, tú iras primero- menuda suerte la que me cargaba.  
Me quité la camisa como dijo y me posicione de espaldas, el estar con piedras puntiagudas ya era difícil y verdaderamente doloroso, pero arrastrarse fue la peor parte, sentía como la espalda me ardía, podía sentir cada raspón y como las heridas se iban abriendo cada vez más profundas, me estaba destrozando la espalda,  era una verdadera tortura. A mitad del camino ya había soltado todas las maldiciones que conocía. Cuando iba de regreso me tocó ir de frente.  


- Besa el suelo imbécil- me dijo el sargento mientras me puso el pie encima, obligándome a pegar la cara en las piedras.  


Cuando terminé el ejercicio me chorreaba sangre por todos lados. Y así pasamos uno por uno. Algunos gritaban, otros lloraron, otros renunciaron no pudieron soportar el dolor. 


-  Tiene que estar conscientes que la guerra es sinónimo de dolor y sufrimiento. Cuando le tenemos miedo al dolor nos impide hacer muchas cosas. Sé que son personas, pero aspiran ser soldados y como soldados no pueden tener miedo al dolor, o dejar de hacer algo porque saben que será doloroso, como les dije el primer día, llevar el uniforme conlleva muchas cosas y dolor es una de ellas. 
Así que quiero que repitan: NO TENGO MIEDO AL DOLOR, SERVIRÉ SIN DUDA ALGUNA. Y cuando lo digan, estén claros de lo que esas palabras significan. 


- NO TENGO MIEDO AL DOLOR, SERVIRÉ SIN DUDA ALGUNA- repetimos todos en una voz.  


- Por hoy pueden descansar, vayan a enfermería para que los curen, mañana seguiremos con los entrenamientos. 


A este punto no estaba seguro si decía la verdad o no, pero en estos 4 días de entrenamiento he aprendido a valorar cada segundo. 
En enfermería, nos limpiaron las heridas nos pusieron una crema según para cicatrizar.  


- No sé si deba seguir con esto - dijo Eddie. 


- Tú estás tonto, ya has pasado la prueba, si alguien puede lograr esto, ese sin duda eres tú- le dije  


Después de salir de enfermería parecíamos momias con tantos vendajes que nos cargábamos, pero lo positivo de este día fue que tuvimos la tarde libre.  


 5to día de entrenamiento 


El día siguiente no fue muy diferente, estuvimos corriendo largos kilómetros, después hicimos flexiones, lagartijas y el sargento no estaba satisfecho hasta que nos miraba con los brazos temblando, mi camisa parecía una fuente de agua. Me dolían los brazos sentía que estaba llegando a mi límite, a la hora del almuerzo nos sacó a mitad de la comida, para que siguiéramos con las flexiones, hacíamos ejercicios de resistencia para los brazos y nos quedamos en la misma posición como 75min. Fue muy doloroso teniendo en cuenta que los brazos los teníamos lastimados con la prueba de ayer. Y en todo momento teníamos al sargento encima tratándonos mal.  


- Agáchense, y caminen sin poner las manos en las rodillas-     no se detendrán hasta que 2 de ustedes renuncien. 


Pasamos una hora así, ya no aguantaba creía que iba a ser el que iba a renunciar, se fueron las 5 de la tarde y nadie había renunciado. 


- ¿Nadie quiere renunciar?- preguntó el Sargento 


- No señor-   respondimos todos 


- Vuelvan a la base, cenen y descansen para mañana. 


Regresamos hechos leña, yo me tiré al suelo, de hecho creo que todos lo hicimos, sentía que no podría ni levantar la cuchara para comer. Miré a Eddie estaba igual o peor que yo. 


- Levántense, vamos a comer algo y a darnos un baño- dijo Graham 
Fuimos a comer no hablamos mucho en la cena nos sentíamos súper agotados. Eran las 9 cuando nos fuimos a dormir, la verdad es que necesitaba descansar, el cuerpo me lo pedía. 
Creo que teníamos 1 hora de habernos dormido cuando escuché que nos estaban levantando a todos. 


- Arriba reclutas, vamos a entrenar-   se tomaba muy en serio lo de no parar hasta que 2 renuncien. 
Nos puso a hacer lagartijas a las 10 de la noche, nadie quería renunciar. Así que nos pidió que eleváramos las piernas y teníamos que mantener la posición el mayor tiempo posible. Era doloroso, las heridas de la espalda no estaban cerradas, se dio la medianoche y seguíamos con los ejercicios hasta que logró el punto de quiebre de 2 compañeros. 


- El resto puede regresar, los quiero a la hora de siempre mañana. 


- Sargento puedo preguntarle algo-  habló uno de mis compañeros cuando estábamos a punto de retirarnos. 


- Dime 


- Estamos aquí porque queremos pertenecer a las fuerzas aéreas, en que nos ayudan todos estos ejercicios.-    todos nos quedamos para escuchar la respuesta, para ser honestos yo también quería saber. 



#9938 en Otros
#1198 en Aventura

En el texto hay: soldados, guerra

Editado: 23.11.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.