Hermanastros ( I libros )

Capitulo 07 - Fabricio

Acababa de subir a mi cuarto.

-Me voy a mi cuarto, mamá, papá.
Me levanté del sofá donde estaba.

-¿Estás bien? -escuché decir a mi madre.

-Claro, mamá. ¿Por qué no lo estaría? -dije confundido.

-Es que pareciera que te afectó el comentario de Paulina -dijo, pero... es verdad, no sé por qué, pero...

-Claro que no, mamá -negé rápidamente-. Solo estoy cansado... Lidiar con Sora se está volviendo agotador.

-Si tú lo dices -fue lo único que dijo. Me fui a mi cuarto, no sin antes despedirme.

(...)

Tomé un baño y me cambié. Estaba acostado con el celular, pensando en lo que me había dicho mi madre. Creo que tenía razón... El comentario de Paulina me afectó un poco.

-Claro, la quieres -dijo mi lobo, Matt.

-Tal vez, pero... ¿por qué después de tanto comencé a sentir esto? -le pregunté-. Siempre la he visto como la mocosa que busca atención de su padre... Pero después de aquel ataque y lo que hablamos el día que despertó, me movió algo y no sé qué es.

-Pues preocúpate, porque yo también lo siento. Una atracción por ella está creciendo en nosotros -dijo-. Y no necesariamente de "hermanos".

Con lo último que dijo, me quedé congelado, suspendido sobre la cama. La forma en que peleó para protegernos a nosotros y a la manada...

-¡CÁLLATE! -grité, confundido-. No, ella es hija del esposo de mi madre, no puedo sentir nada por ella.

-Tú lo has dicho... Hija del "esposo" de tu madre, no hija de tu madre -dijo-. La Diosa Luna algo planea... ¿No te pareció raro que tu madre tuviera otro compañero después de que murió tu padre?

-Deja de meterme esas ideas en la cabeza -dije molesto-. Déjame dormir.
Tiré el celular a la mesa de noche y cerré los ojos.

-Negarlo solo atrasará el proceso, y lo sabes -fue lo último que dijo antes de cerrar la conexión.

(...)

Casi no dormí, pensando en lo que me había dicho Matt. Ahora, estoy buscando ropa para ir al instituto y deshacerme de una vez por todas de Sora. Ya no la soporto, ha estado insistiendo en que la marque, y obvio, eso no lo haría ni borracho ni drogado.

(...)

Estamos saliendo de la casa cuando veo a Paulina pidiendo su moto. Se la dan y veo cómo se ve tan sexy montada ahí, con la vestimenta que lleva: un short corto de mezclilla, una camiseta negra, tenis negros y su cabello en una cola baja para que no le estorbe la gorra.

-Te lo dije, negarlo solo atrasará el proceso -dijo Matt, sacándome de mis pensamientos. Me di una bofetada mental y pedí mi carro.

Me subí y fui al instituto. Me bajé, y cuando lo hice, Sora se me lanzó como una garrapata. Paulina estaba hablando con Kate cerca de su moto. Aparté a Sora.

-Te dije que dejaras de hacer eso -le dije, enojado-. Además, hace tiempo quería decirte que terminamos, ya no te soporto.

Con eso llamé la atención de todos los presentes, incluyendo a Kate y Paulina, que me miraba extrañada, con una ceja alzada.

-Pero... -Sora comenzó a llorar-. Yo te amo.

-Yo no -dije-. Además, te has acostado con todo el instituto. ¿Qué es lo que quieres conmigo? Si puedes tener a cualquiera, pero yo, ya no estoy disponible.
Cerré la puerta del carro, caminé hacia la entrada del instituto y me agarró de la cintura.

-No, yo te quiero a ti -dijo-. Además, tú también lo has hecho con la mitad del instituto.

Me molesté, la agarré de los brazos.

-No, te equivocas -le dije-. Aunque no lo creas, solo he estado contigo esperando a que cambiaras, porque te amaba. Pero hace mucho dejé de hacerlo.

La lancé a un lado y seguí mi camino dentro del instituto. En eso, Sora se transformó y se me lanzó, pero, no sé cómo, Paulina estaba delante de Sora. Kate estaba tan sorprendida, o más, que yo.

-Querida, déjalo -me volví y la vi hablando con voz fría y arrogante-. ¿No entiendes? No te quiere.

Ester, la loba de Sora, se le lanzó, pero Paulina la esquivó.

-No, mi cielo, recuerda que tú y yo tenemos algo pendiente. ¿Lo recuerdas, cierto? -dijo.

A Ester se le notó el miedo en la mirada. Paulina la golpeó en una parte debajo de las orejas, haciendo que se transformara de nuevo y cayera al suelo. Luego, Paulina se puso frente a ella.

-Estoy desnuda, ¿qué, acaso no ves? -dijo, con el miedo súper claro.

-¿Cuál es la diferencia? -dijo, inclinándose hacia Sora en el suelo-. Después de todo, ya te han visto así. Todos los hombres del instituto, y bueno, las chicas no tienen nada que envidiar.
La tomó del pelo y la arrastró hacia dentro del instituto con una sonrisa macabra. Creo que ya sé qué hará.

-Déjala -dije. Ella solo me miró de reojo y se detuvo.

-Te dije que no te metieras cuando lo hiciera, ¿cierto? -dijo, entendiendo a qué se refería-. Así que, quítate de mi camino o te quito.

Me aparté dándole paso.

-Diosa Luna, pero qué mujer -dice Matt-. ¿Sigues imbécil? ¿Qué esperas? -reclamó. Y eso hice, la seguí al baño de chicas, y todos la seguían. Kate iba tras de ella, tratando de convencerla de no hacerlo, que se iba a meter en problemas.




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