Hermandad: Cazadores (vol. 1)

También son jóvenes, al fin y al cabo.

—“Cuando salgamos de aquí seremos los dignos sucesores de nuestros padres”— Dijo Gao con una gran sonrisa hacia ella y Yun, sus dos amigas de la infancia y siendo los tres, parte del proyecto para darles superpoderes.

—“Ah, espero que podamos salir pronto, no he visto a mis padres ni a mi perro Chong”— Dijo Yun mientras miraba a su amiga con aquellos brillantes ojos, cargados de esperanzas y sueños— “Seguro extrañas a tu perico Kuai”

Algo que cambio con el tiempo.

—“No te preocupes”— Lixue trato de tocar a Yun y cuando noto que no hubo reacción de rechazo, comenzó a vendar la herida de su brazo. En ese momento la pequeña Yun estaba destrozada mentalmente— “Yo nunca te haría daño ¿Si? Yo voy a cuidarte y las dos vamos a estar bien y terminaremos esto para volver a casa”

Ella se suicidó al día siguiente.

—“Yo sé que no soy fuerte pero no seré un estorbo, te seguiré hasta el final”— Dijo Lixue, girándose hacia Gao, sonrojada debido a lo que estaba por decir— “Y muchas gracias por esto…”

— “¿De qué hablas? Si hago esto es por ti”— Dijo Gao, apartando la vista de ella.

— “¿Por mí?”— Lixue se mostró sorprendida.

Tiempo después, Gao solo desapareció junto con el grupo de resistencia que habían logrado armar para escapar de aquel horrible lugar y ella se quedó sola, esperando algún día ser libre.

Lixue abrió los ojos, agitada y tratando de recuperar el aliento. Su pecho subía y bajaba con fuerza mientras una opresión le hacía casi imposible respirar. Estaba sudando y pese a que no lo recordaba con claridad, entendió que había tenido una pesadilla, como todas las noches.

Aunque esta vez, estaba en una cama y la verdad es que no estaba acostumbrada.

La habitación en la que estaba pintada de blanco con lámparas circulares en forma de flor que reflejaban la poca luz que lograba atravesar por las gruesas cortinas azules. Las sabanas olían a suavizante para telas e impregnaban todo el lugar. Había un pequeño sillón azul a su lado y un buro de maquillaje con varios cosméticos que ella jamás había usado y a su lado, una mesita de noche con una lámpara apagada.

Le recordaba un poco a las habitaciones que le asignaron a ella y a sus compañeros durante el torneo.

La cosa es que, legalmente todos ya se habían ido así que ella no podía utilizarla más y por eso había estado durmiendo en la calle, en los techos de los edificios o por ahí. No podía desperdiciar el dinero de su grupo en comodidades.

Recordó que el día de ayer no encontraron nada, de nuevo.

—Deberíamos ir a dormir— Termino Orlan, estirándose cuando regreso de su vigilancia.

— ¡No termine de analizar los datos!— Vania también se estiro en su lugar— Vaya, parece que ya se nos adelantaron.

Chandler estaba recargado ahí cerca, durmiendo.

Lixue comenzó a preparar sus cosas para dormir ahí mismo.

— ¿Por qué no vienes conmigo?— Vania se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

—No es necesario—La chica negó con la cabeza.

—Vamos, no nos molestas— Dijo Orlan mientras le sonreía como si nada— Mañana podemos organizarnos mejor si vamos juntos ¿No te parece?

—Te daré mi número…

Los tres se quedaron ahí, mirándola en silencio, generándole una extraña incomodidad.

—Bien— Termino Lixue, haciendo una mueca casi imperceptible pues sabía que no importaba cuanto se negara, ellos la molestarían hasta que cediera.

Al final termino siguiéndolos y así fue como termino ahí, en aquella cómoda cama.

Lixue se levantó, se peinó y se puso sus zapatos, mirando hacia la ventana. Era hora de irse pero por alguna razón sentía que les debía algo, lo que le impedía actuar como quería…

Definitivamente habría escapado por la ventana pero termino saliendo de la habitación como cualquier persona, encontrándose con Orlan en el pasillo, el cual solo llevaba una toalla blanca grande en su cintura y otra pequeña sobre su cuello.

—Buenos días— Saludo como si nada

—Buenos días— Lixue asintió. Pese a su tranquilidad, se había sonrojado un poco pero al instante giro su rostro. El tipo tenía una figura envidiable, musculado para su edad aunque tenía algunas cicatrices, algunas pequeñas y otras más grandes. 

—Los demás ya están desayunando— Le dijo el chico mientras entraba a su habitación— Voy en un segundo.

La chica solo avanzo hasta la sala.

— ¡Buenos días, hermosa dama!— Chandler fue el primero en saludarla y antes de que pudiera tomar su mano para besársela, ella le sujeto la mano y le hizo una llave— ¡Vale, vale, disculpa!

Lixue le soltó.

—Buenos días— Saludo Vania.

La chica asintió y se sentó para mirar con atención el desayuno.

—Puedes comer lo que quieras— Le dijo Vania quien parecía tener el cabello húmedo. De hecho el otro chico también, pues incluso la trenza que siempre llevaba en ese momento estaba suelta.



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En el texto hay: misterio, heroes, asesinosenserie

Editado: 18.03.2024

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