Hermandad: Cazadores (vol. 1)

Se forma un héroe…

Orlan en realidad fue criado por un par de personas bastante peculiares que no eran sus padres de sangre.

Kaysa Esbensdottir era una mujer de cabellos morenos largos siempre atados en dos trenzas que caían por su rostro, de tez bronceada, delgada, de labios gruesos, nariz respingada y unos azulados brillantes. Siempre vestía un vestido bastante barato de cualquier color y sobre este, su babero blanco.   

Su hermano mayor, Gunder Esbenson era un poco más alto que su hermana, que de por si era alta, de tez olivácea, de cortos cabellos morenos, de labios gruesos, nariz respingada y unos ojos brillantes, tirándole a verde. Siempre llevaba una camisa a cuadros de colores diferentes cada día y sobre este, su chaleco de nieve.

Ambos se encargaban de un orfanato en las afueras de Ciudad Hundida, un lugar sin nombre que en realidad era su propia casa.

La verdad es que ambos huían de su tierra natal, las frías tierras del norte, pues mientras ella había escapado de un hogar donde la maltrataban y donde había perdido a un niño a manos de su propio padre, la persona que más amaba; él había terminado una condena por robar en una tienda.

Sin muchas opciones y usando sus últimos ahorros compraron aquella casa y ahora acogían a niños que se quedaban sin padres, algo que no es raro cuando existen los héroes y donde muchos de ellos, mueren en servicio.

Kaysa siempre trataba de cuidarlos y mimarlos como forma de redención por su hijo pero aun así, siempre los reprendía cuando era necesario y los guiaba para que sean hombres y mujeres respetuosas de sus semejantes, de los animales y de todo lo que les rodeaba.

Gunder siempre les aconsejaba que hacer de adultos, como comportarse pero sobre todo a valorar lo que tenían y a valorar los sentimientos y dolores de los demás, algo que el mismo aprendió en prisión.

Gracias a esto, incluso los adultos y los adoptados solían visitarlos con regalos o víveres necesarios para los más nuevos.

Como cualquier día, Orlan llego a su puerta, sin nota, ni nada, solo cubierto por una delgada cobija.

El objetivo de Kaysa y Gunder era que los niños fueran adoptados pero no siempre funcionaba por lo que se limitaban a cuidarlos, a procurar su educación y a convertirlos en hombres y mujeres de bien, no como ellos.

Orlan desde pequeño quedo fascinado con la motivación de sus padres, como otros tantos niños que terminaron trabajando en lugares que se encargaban a de ayudar a otras personas o a niños como ellos.

Otros tantos, terminaron como agentes y héroes.

—Yo también trabajare duro como mis hermanos— Dijo Orlan cuando fue más grande, de unos ocho años— ¡Ayudaré a mejorar el mundo como lo hacen ustedes! ¡Quizá pueda heredar el orfanato! Debería ponerle nombre…

—El Orfanato Sin Nombre no suena bien— Señalo Gunder, quedándose pensativo mientras acariciaba su barba.

— ¿Estás seguro? Sabes que puedes hacer lo que quieras. Muchos de tus otros hermanos se han dedicado al deporte como Welt ¡Estuvo increíble en el último partido! No necesitas encasillarte, aun eres joven y te pueden gustar muchas cosas. El punto es que puedas hacer lo que quieras— Le dijo Kaysa.

— ¡Es lo que quiero!— Dijo esté, mostrándose motivado— ¡Protegeré este lugar!

—No olvides que siempre hay otras formas de ayudar— Dijo Gunder acariciando los cabellos del chico, mostrándose orgulloso— Por ejemplo tu hermana Kiana que siempre trata de donar los materiales que le sobran a las escuelas mientras se dedica a la investigación.

— ¡Kiana es fantástica!— Afirmo Orlan.

—Ya hablaremos sobre el futuro de este lugar ¿Si? Ahora a dormir que aun debemos acostar a los demás y tú tienes escuela mañana ¡Comienza por ser un buen ejemplo para tus hermanos menores!

— ¡Sí!

El sonido de un rayo interrumpió el silencio que se formó durante la prueba física de ese día.

— ¡Eso fue increíble!— Dijo uno de los profesores que veía la prueba.

Orlan había invocado un rayo muy potente.

Sus amigos detrás, estaban bastante sorprendidos.

—Puede que necesites algunas clases extras de educación física ¡Deberías dedicarte a ser un héroe!— Dijo uno de estos con entusiasmo mientras realizaba algunas notas en su pulsera.

—Lo siento pero no lo haré— Dijo esté, negando con la cabeza, algo que dejo muy sorprendidos a todos.

—Yo heredare el orfanato de mi familia— Se señaló a sí mismo tras un largo silencio.

Aun así, decidió tomar el entrenamiento especial pues debía controlar ese poder para no hacer daño, aunque eso último fue la recomendación de su papá quien escucho la historia de esa prueba.

— ¡Que datos tan interesantes!— Dijo un médico que estaba revisando los registros médicos de los niños— Este niño, Orlan Gunderson ¿Me pregunto si ese es todo tu potencial?

Orlan se centró y lanzo un rayo que de hecho era mucho más potente que el otro pues ahora con el último entrenamiento había logrado concentrarlo hasta formar un solo disparo recto que aumento su capacidad destructiva.



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En el texto hay: misterio, heroes, asesinosenserie

Editado: 18.03.2024

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