— ¿Así que al final ese tal Renaud de atrapo?— Preguntó Lixue, mirando de reojo a Orlan quien tenía la vista perdida en el cielo. Pese a la historia que estaba contando parecía tranquilo.
Los pequeños movimientos de su cuerpo eran de incomodidad, como si de un momento a otro quisiera correr pero no pudiera aunque eso puede ser solo la imaginación de la chica.
Ella lo entendía muy bien.
—Me deje atrapar— Orlan se encogió de hombros— Los científicos incluyendo ese tipo se confiaron de lo que podía hacer, así que antes de que se dieran cuenta los supere, escape y los mate a todos.
Orlan se centró en mantener las apariencias, incluso aprendió a sonreír de forma fingida y a agradecer a Renaud por haberlo salvado. Y el tipo ese solo podía creérselo, al fin y al cabo estaba emocionado por demostrarle lo que valía a su antiguo jefe, hacerle tragar sus palabras.
—Amo el conocimiento ¿Sabes? Y a la gente que lo investiga y quiere saberlo todo la respeto— La expresión de los ojos de Dylan Alberch era fría y cargada de desprecio— Pero gente que roba tesis e investigaciones que no son suyas es despreciable, habiendo tastas preguntas en el mundo… Me doy cuenta que puse muchas expectativas en ti, mediocre.
Esas palabras habían destrozado al joven científico, al fin y al cabo, fueron pronunciadas por su héroe, el científico más grande del mundo.
Pero eso ya no importaba, ahora podría pararse frente a él para restregarle en la cara todo lo que había conseguido.
Orlan era el futuro, podía generar descargar suficientes como para alimentar edificios, su poder de ataque era tal que podía generar rayos como si fueran de la naturaleza y lo que era más importante, su sangre podría servir para crear clones o quizá supe soldados con poderes mayores a los del niño.
— ¡Lo has hecho increíble! Estoy seguro que en tan solo dos meses estos números incrementaran— Dijo Renaud mirando la pantalla con sus resultados.
— ¿Usted cree?— Preguntó Orlan con curiosidad mientras veía la pantalla.
—Claro que si ¡Ya lo veras! Por cierto ¿No quieres helado? Podemos ir por uno ahora— Le dijo el hombre, actuando como si fuera su padre de verdad— Además, estaba pensando que podríamos ir a ese parque que querías.
Renaud pensaba que debía mantener al mocoso feliz para que este hiciera su voluntad.
Por otro lado, Orlan pensaba que debía ser cooperador hasta que el tipo y todos sus colaboradores se confíen para entonces poder terminar con todos ellos de un solo golpe.
Con solo trece años, no quería hacer otra cosa más que tomar venganza de ese idiota y destrozar toda su operación.
El perdió a sus padres, a su familia por culpa del lado oscuro de la ciudad y ahora él sería el que la destruiría. No dejara ni una sombra en la ciudad. Ese sería su trabajo, esa sería su forma de ser héroe.
Siguió las pruebas al pie de la letra, avanzando tal y como ellos tenía previsto, generando datos cada vez más prometedores mientras que Renaud no podía hacer otra cosa que emocionarse con cada paso que daba hacia el éxito.
— ¡Mañana será el gran día, Orlan!— Renaud estaba muy emocionado pues después de tanto tiempo, su jefe hacia accedido a ir a su laboratorio para ver sus nuevos resultados— ¡Si todo sale bien iremos por lo que más gustes!
— ¿En serio? ¡Genial!— Orlan se mostró emocionado.
— ¡Esfuérzate!
— ¡Lo haré!
Claro que lo haría.
— ¿Qué quieres mostrarme, mediocre?— Preguntó Dylan con una gran sonrisa— ¿Otra investigación robada?
D.A se presentó como siempre, como un hombre joven, alto, de tez clara, cabellos rubios, labios delgados, nariz respingada, ojos azules cubiertos por unos lentes de pasta dura azul y su típica ropa de doctor.
—N-no, señor— Renaud negó varias veces con la cabeza— Le voy a demostrar que yo también he logrado resultados fantásticos, pues están frente a la sangre de uno de los usuarios de Electroquinesis más poderosos jamás vistos y con solo trece años.
Los allegados de Dylan se mostraron expectantes mientras este lanzaba un largo bostezo.
Eso irrito un poco a Renaud pero se aguantó las ganas ¡Estaba por tragarse sus palabras!
Renaud los guio hasta la siguiente habitación donde Orlan estaba de pie, mirando una gran pared blanca.
—Este es Orlan, nuestro sujeto, dueño de esa sangre que le mande— Explico Renaud— Les mostraré el alcance de su poder con un solo golpe y no solo quedaran fascinados con su progreso con solo trece años, si no que les mostraré el progreso de nuestro primer usuario con este poder de forma artificial ¿Están listos?
— ¿Trasplantar poderes? ¡Fascinante! Ya lo he hecho antes… — D.A no estaba ni mínimamente interesado.
—Lo sé, lo sé pero no es todo lo que le mostraré— Dijo esté— Esto es solo el preámbulo de lo que de verdad importa ¡Ya lo verán! ¡Comiencen con la prueba!
Orlan se preparó, entonces apunto a la pared blanca con su mano pero antes de que pensara en lanzar un rayo desde su mano, bajo cuatro de sus dedos y apunto hasta el vidrio de seguridad del completo, justo donde estaban todos.