—Ya veo, así que no me equivocaba contigo.
— ¿Sobre qué?
—Sobre que eres como yo…— Orlan le miro de reojo antes de regresar la vista al cielo nocturno.
—No somos iguales, lo sigo sosteniendo… Tu… Estas en la luz, no sé cómo, pero yo… No.
— ¿De nuevo con eso? No hay mucha diferencia, si lo piensas bien hacemos lo mismo…
—Nosotras fuimos entrenados para ser independientes, para estar solos, para asesinar a sangre fría al enemigo, para proteger a la gente en las sombras y a nunca recibir atenciones u ovaciones— Dijo la chica abrazando con fuerza sus rodillas— Manchamos nuestras manos con sangre para que la gente pueda ser feliz. Para que los héroes tampoco tengan que hacerlo.
—Heilóng no parece diferente de los Tops— Orlan no pudo evitar sonreír de lado mientras la chica le miraba de reojo— Muchos de nosotros tampoco nos limitamos a detener a los villanos y también actuamos para que la gente y otros héroes no se manchen las manos.
—Ese no es el punto…
— ¿Entonces cuál es el punto? Dime ¿Por qué haces esto? Ya te separaste de tu familia, eres libre de hacer lo que quieras ¿Por qué seguir por este camino oscuro que solo te obliga a estar sola? Podría incluso continuar en la academia japonesa ¿Cómo se llamaba? Ah sí, Lóng Qiáng.
—Porque no tengo nada más… Fui tratada como un arma pero al menos quiero ser una que sea utilizada para el bien, una que pueda mirar a los ojos a mis amigos cuando...— La chica se interrumpió con incomodidad— La verdad es que es mejor estar sola.
—Yo solía pensar así, solía culparme de todo y hacer lo posible para verlos a los ojos pero ¿Por qué torturarme pensando así? Creo que ellos serían los primeros en recriminarme el ser así—Orlan sonrió con vergüenza. Escuchar las palabras que el mismo había dicho antes era extraño, casi nostálgico pero al mismo tiempo, doloroso y extrañamente triste.
— ¿Cómo es que terminaste con los Tops?
—Buena pregunta…— Orlan se acostó en el suelo.
Tras la destrucción de aquel horrendo laboratorio y tras la muerte de todos ahí, Orlan pudo sentir en su corazón calma. Había terminado con uno de sus pesares pero aún le quedaba mucho trabajo.
Destruirá completamente a D.A y la oscuridad de todo el mundo.
La cosa es que no podía solo ir directo contra D.A pues pese a que tenía la información que había logrado extraer de las computadoras del lugar, no podía actuar de forma imprudente con un enemigo que podría ser más débil que él pero que tenía muchos más recursos.
Comenzaría con lo más bajo, con los laboratorios más pequeños y menos vigilados, entonces iría escalando a los más grandes y aunque no le gustaría, tendría que quedarse con el dinero de esos lugares para sobrevivir mientras tanto.
Su rutina fue la misma durante cuatro meses, donde al menos pudo destrozar dos laboratorios donde hacían pruebas con Blogumas.
No sentía especial aprecio por esos seres pero muchos de ellos también eran víctimas de D.A.
Su mamá solía decir que también eran seres vivos así que... Los ayudaría si estaba en sus manos.
Comía en restaurantes de paso, se bañaba en los baños públicos y se alojaba en hoteles de mala muerte que en realidad ya no le daban miedo.
El tercer laboratorio estaba en llamas mientras la gente trataba de correr pero eran al instante quemados por rayos que eran disparados por el niño desde las puntas de sus dedos. No podía evitar sentir cierto placer cuando lo hacía.
—Que alboroto más grande— Dijo una voz detrás de él a lo que al instante se giró para apuntarle con sus dedos.
— ¡Espera, espera! ¡No soy trabajador de este lugar!— Dijo al persona que levanto ambas manos en señal de rendición.
Orlan le miro con severidad— ¿Eres un agente?
—De forma oficial, no, aún no— El chico negó con la cabeza.
Era un chico de al menos unos dieciocho o diecinueve años, de ojos azules, tez blanca, labios gruesos y nariz fina, además de unos descuidados cabellos azabache cortos. Pese a que se veía nervioso, sonreía.
Llevaba un uniforme deportivo azul con líneas blancas en los bordes y una katana en su cinturón.
— ¿No eres muy grande para no ser un agente oficial?
—Ya basta de mí, por favor— El chico tosió un poco para aclararse la garganta— Como sea ¿De verdad hiciste todo esto solo? El líder pensó que serías alguien mucho más grande pero tienes ¿Qué? ¿Catorce años?
—Trece…
—Ya veo— El chico dejo caer sus hombros y luego extendió su mano hacia el niño— Mi nombre es Joseph Eril.
Orlan se mantuvo con la mano arriba pero para atacarlo de ser necesario.
—Cuando termines aquí ¿Quisieras venir conmigo?
— ¿Solo así? ¿Cómo sabes que no te matare?
— ¡No me mates!— El chico de nuevo levanto su mano— La verdad es que vine sin un plan y solo queríamos saber quién era la persona que se estaba encargado de D.A por nosotros… A lo que quiero llegar es que puede que a nuestro equipo le interese tenerte como aliado.