Hermandad: Ciudad Oscura (vol.1)

Amor y amistad.

Johan y Aylin no pudieron evitar ver el desastre que había causado un ladrón en la tienda de conveniencia cerca de la casa. El enorme agujero ya no humeaba pero estaba lleno de agentes de la SDO.

— ¡¿Ustedes saben que paso?!— Los detuvo un agente antes de que siguieran avanzando.

—No, acabamos de salir de la escuela— Johan se encogió de hombros y ambos mostraron su credencial de estudiantes— Somos de primer año así que no se nos permite participar ¿Qué paso?

—Solo se nos informó que una niña participo y era de su escuela, como sea. Qué bueno que actuó rápido pero pudo ser peligroso— El agente se encogió de hombros y los miro— Tengan cuidado de regreso a casa y usen sus poderes con responsabilidad.

Ambos asintieron y siguieron su camino.

—Bueno, dejando de lado eso ¿Cómo vas con la desempacada?— Preguntó Johan Castellanos mirando a su compañera quien aún no apartaba la vista del accidente, entonces lo miro— Aún puedo ir a ayudarte.

Aylin Estévez era una chica de cabellos morenos largos, los llevaba sueltos, de ojos oscuros, nariz respingada, de cara redonda. Era delgada debido a los entrenamientos y su expresión siempre dejaba en claro tranquilidad. Su uniforme, como el del chico tenía solo una marca en el brazo que simbolizaba que era de primer año.

—No te preocupes, ya hiciste mucho ayudándome con los muebles, tus amigos también fueron amables— Le dijo Aylin sonriendo con vergüenza— Ya solo me faltan algunos detalles pequeños.

—Me alegra escucharlo— Johan le regreso la sonrisa con tranquilidad.

Johan, por otro lado era un chico alto, delgado, fuerte, de tez clara, ojos negros, cabellos morenos, lentes cuadrados, labios gruesos, una nariz respingada que sostenía sus lentes rojos y estos cubrían unas hermosas pestañas largas. Era más alto que Aylin e incluso más que su hermana mayor. También llevaba su uniforme con ese pantalón a cuadros.

—De modos, muchas gracias— Aylin le sonrió a Johan quien no pudo evitar sonrojarse—Tus amigos y tú han sido tan amables de invitarme a sus reuniones. Me he sentido muy cómoda con ustedes… Son como una familia.

—Nos conocemos desde pequeños, la mayoría, pero nos alegra tener más amigos— Le respondió Johan. 

Aylin pensó que eso era hermoso.

Los hermanos vivían en una casa dejada por sus padres, de dos pisos. En la primera planta había una cocina bien cuidada por el hermano mayor, una sala y un comedor además de medio baño, mientras que arriba estaban las cuatro habitaciones, una para cada hermano y la de sus padres y ahí también estaba el baño completo.

No estaba lejos de la escuela por lo que siempre caminaban.

Mientras tanto Iris y Esmeralda llegaron a casa después de comprar las cosas y cuando entraron, no pudieron evitar sorprenderse de las dos presencias que ya estaban en la cocina, preparando comida.

— ¡Hola, Mariana!— Saludo Iris a la chica que estaba cortando vegetales y luego miro al otro tipo que estaba poniendo agua en un pocillo— ¡Hola, tipo extraño!

El chico saludo con nerviosismo.

Era un chico de cabellos cortos morenos, tez clara, ojos morenos, alto y delgado, como se esperaba de alguien de la SDO, además de tener una quemadura en la mejilla. Su cara era delgada, de nariz fina y labios delgados. Llevaba pantalones negros y una camisa blanca.

—Oh, Iris, Esmeralda ¿Cómo están? Estamos cocinando para al rato— Dijo Mariana mientras seguía picando—­ ¿Nos acompañan? Estábamos por poner a precalentar el horno para las papas.

Mariana Kim era una chica de tez olivácea, ojos castaños, cabellos castaños atados en una cola ese día, labios gruesos, buena figura gracias al entrenamiento, además de una nariz respingada cubierta de pecas. Llevaba una playera negra que acentuaba sus pechos más de lo que debería, según Iris y unos pantalones de mezclilla negros.

Esa chica era del tamaño de Iris pese a que era de la edad de Santiago, o sea dos años mayor que ella.

Esmeralda se asomó por la ventana de la barra, mirando con interés al chico nuevo.

—No, siguán en lo suyo pero…

­         —Oh, cierto, este es Bruno Maldonado, un compañero de trabajo— Los presento Mariana con una sonrisa— Ella es la hermana menor de Santi, Iris y ella es su hermana no consanguínea, Esmeralda Lara.

Esmeralda levanto su mano hacia el chico que le saludo con nerviosismo.

— ¿Y mi hermano?­— Preguntó Iris con preocupación.

—Subió, dijo que bajaba pronto— Mariana se encogió de hombros.

—Bien, iré a verlo ¡Tengo algo que contarle!— Iris se mostró contenta pero en el fondo estaba preocupada. Antes de salir hacia las escaleras con Esmeralda regreso el rostro a los chicos de la cocina— ¡No hagan cosas cochinas en nuestra cocina ni cerca de la comida!

— ¡¿Eh?! ¡Claro que no! ¡¿De qué hablas?!— Discutió Mariana y el chico se habían sonrojado.

— ¿Cómo estará Santi?— Preguntó Esmeralda con preocupación y en voz baja mientras subían las escaleras.

—Eso quiero ver— Iris la miro desde arriba.




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