Los hermanos Kian y Renne odiaban a los Blogumas con toda su alma.
Pese a que no eran hermanos de sangre, crecieron juntos, siendo vecinos en un pequeño poblado fuera de la Ciudad de Fuego, una ciudad en Europa bastante conocida por su tremendo calor y su producción altísima en desechos tanto de basura física como en gases y líquidos tóxicos.
Las enfermedades respiratorias, tópicas y otras no eran raras en poblados cercanos quienes no eran apoyados por la ciudad para evitarlos. Eso es lo que ganabas por tratar de fundar ciudades o poblados fuera de la jurisdicción de los antiguos grandes países.
No estaba prohibido pero era precario en la mayoría de los casos.
Aun así, Kian y Renne eran felices.
Su pequeño poblado estaba compuesto por algunas casas grandes, incluso algunas posadas donde la gente solía quedarse mientras trabajaban en crear más casas alrededor. Todos hacían su parte, que iba desde criar a los pocos animales que sobrevivían hasta sembrar las hierbas y vegetales, los más resistentes.
Todos se conocían así que no era difícil pensar que todos eran muy unidos.
También había aliados en la ciudad quienes les llevaban medicinas y mascarillas para evitar la contaminación, aun así, esa clase de ayuda solo llegaba una o dos veces al mes si tenían suerte.
—Cuando sea grande, quiero ir a la Ciudad de Fuego— Dijo Kian con un brillo en sus ojos— Entonces estudiare muy duro para trabajar en una de esas horribles fábricas y enviarles todo el dinero que pueda. Incluso a tu familia.
Renne asintió— Suena un poco triste, me quedaré solo.
— ¡Entonces vámonos juntos!— Le dijo Kian.
Pese a que la chica era más pequeña en edad y estatura, brillaba mucho.
—Entonces me dará tristeza no ver a mis padres…
—No te puedes detener solo por miedos infundados ¿Lo entiendes?— Kian le apunto con su dedo— No te preocupes, no te pondrás triste porque me tendrás a mí, no lo olvides ¡Ganemos mucho dinero!
Eso de alguna forma no puso triste a Renne.
Pero las cosas nunca son como se espera uno.
En primer lugar, la intoxicación de la única fuente pura de agua genero algunos decesos y muchos enfermos que también terminaban muriendo debido a la intensa y casi imparable diarrea.
—T-tratare de analizar el agua pero no sé qué podría ser o si realmente podría ayudar— Había dicho su aliado, cargando consigo varios tubos de ensaye con muestras de agua tomadas desde el rio— Pero les juro que volveré pronto con respuestas.
Renne lo había escuchado decir eso lo que lo preocupo. Apretó con fuerza los suministros que había conseguido.
El chico corrió hasta una casa de tabique de dos pisos con la pintura algo desgastada y que tenía algunas flores artificiales afuera. Las reales tendían a morirse después de un rato en esa tierra pero a Kian y a su mamá le gustaban así que era mejor que nada.
Aunque ahora solo Kian las cuidaba.
—Hola, Renne ¿Cómo estás?— La chica le saludo como si nada mientras acomodaba algunas cosas.
— ¿No estabas enferma?— Renne se acercó a ella con preocupación en su rostro.
—Si pero no hay quien cuide de mi así que debo hacerlo yo— La chica se mostró orgullosa, entonces fue a tomar algo de su alacena pero de un momento a otro se mareo, recargándose en su mesa.
—Debes descansar…— El chico le ayudo a mantenerse en pie y la llevo a su cama— Yo me haré cargo.
—Pero ¿Y tu familia?
—Solo deben esperar un rato, aunque los ponga tristes— Le tranquilizo Renne— En cuanto termine de preparar tu comida, me iré corriendo, aún es temprano.
Ella estaba infectada por lo que sea que haya en el agua.
Kian abrió los ojos de sopetón al escuchar algunos gritos fuera de casa. Aun se sentía mareada pero el dormir le permitió levantarse sin caer para tratar de seguir los gritos que parecían hacerse más fuertes.
Alguien toco frenéticamente su ventana, haciéndola girar de regreso a sui cuarto, encontrándose con Renne quien tenía una mancha de sangre en la cara.
— ¿Qué te paso?— Preguntó la chica en cuanto abrió la ventana.
— ¿Eh?— El chico se mostró sorprendido, entonces toco su rostro para notar la sangre— No importa, debemos irnos, hay Blogumas atacando todo el pueblo. Son demasiados.
—Bien— Kian asintió y Renne la ayudo a salir.
Una vez afuera, ambos trataron de alejarse por el bosque.
Pero un Bloguma los localizo, uno de tipo humanoide pero con el rostro de una tortuga con los dientes hacia afuera, deformes y con una lengua bífida. No llevaba ropa pero tampoco tenía nada que cubrir. Su entrepierna parecía atrofiada y el caparazón en su espalda tenia espinas grandes como huesos saliendo desde todos lados.
Ambos chicos siguieron corriendo.
Kian cayó al suelo después de un rato de correr, aunque la verdad es que ella ya había aflojado un poco el ritmo. No estaba ni curada, por lo que el mareo y las náuseas pudieron con ella.