Al final, después de una larga noche de firmar responsivas y de más regaños, Santiago pudo regresar a casa, acompañado de Mariana y de Eva quien había decidido quedarse a vigilarlo, aunque esto jamás lo dijo en voz alta.
— ¿Estás bien?— Iris fue la primera en recibir a su hermano en la puerta con una mueca preocupada, entonces no pudo evitar sonreír al ver la compañía de su hermano— Claro que estas bien, ahora lo veo y yo preocupada ¡Que tonta!
— ¿De qué hablas?— Santiago le miro mientras Johan se acercaba a ver, solo para terminar haciendo la misma mueca que su hermana menor, lo que confundió más al mayor— ¿Eso qué significa?
—Nada— Iris negó con la cabeza y fue hasta Eva a la cual arrastro hacia la casa, tomando su mano— Pasa, pasa ¿Quieres quedarte a cenar? Aunque creo que esta vez tendremos que comer recalentado…
Eva no supo cómo reaccionar así que se limitó a asentir con un leve sonrojo en su rostro.
—No la molestes tan pronto…— Le dijo Santiago.
—No la estoy molestando— Iris miro a Eva con nerviosismo— ¿Verdad?
—No me molesta, está bien— Le dijo Eva, asintiendo un poco mientras cubría su sonrisa detrás de su abanico.
Eva había llegado a ir un par de veces a esa casa, por lo que había terminado acostumbrándose a todos. Sus hermanos eran adorables, era la única verdad así que no podía negar que disfrutaba estar ahí.
Pero no mucho, que quede claro.
— ¿Seguro que estas bien?— Mariana regreso a verificar sus heridas en cuanto entraron, tocándolas con cierta frustración.
— ¡Au! Si estoy bien— Se quejó el mayor.
—Muy bien— Mariana se apartó un poco— Lo siento…
— ¿Por qué? Te dije que volvería a las andadas y Stelle estaba sola así que, me preocupe y creo que podríamos verlo como mi primer trabajo extraoficial— Le dijo Santiago acariciando su cabeza.
—No es eso… Eva Millim.
—Ah, no quería que fuera, pero me siguió, además, su poder con las arañas me fui muy útil para encontrar Stelle y también la ayudo con su dolor ¿Te lo dijo? Yo no sabía de esa araña— Le dijo el chico.
Mariana no hablaba de eso pero al final termino más centrada en lo último que menciono— ¿Arañas? ¿Cómo que arañas?
—Ejem— Eva estaba detrás de Mariana, por lo que esta última salto un poco— Si, mi poder me permite controlar a las arañas, aunque solo obedecen órdenes simples como encontrar a presas y a veces, muy a veces, hacen cosas complicadas como traer cosas…
— ¡Ese poder suena increíble!— Los ojos de Iris se iluminaron.
Johan solo podía recordar su último encuentro con una araña, aunque esta era muy grande— ¿También funciona con Blogumas?
—Ah, con algunos del tipo araña, claro— La chica se encogió de hombros.
— ¡Eso es más genial aun!— Iris no pudo evitar dejar volar su imaginación— ¿Te imaginas un ejército de arañas grandes que lancen veneno y que derroten a los malos? ¡Yo quiero una de mascota!
—No sé si sea buena idea, querida…— Eva le regreso a la realidad.
—Ah— Iris se mostró desanimada.
—Pero podríamos intentarlo, aunque no aseguró que funcione— Eva cubrió su rostro con su abanico para esconder su vergüenza.
—Mejor no— Les dijo Johan, estremeciéndose aunque los ojos de Iris volvieron a brillar.
Santiago no pudo evitar sonreír ante esta imagen tan cálida.
—La próxima vez iré contigo— Le dijo Mariana tras un rato.
—No es que como que me vaya a volver un vigilante ¿Si? Solo, no me quedaré de brazos cruzados… Así que no creo poder llamarte en las noches para ir a golpear criminales o algo parecido— Le dijo Santiago acariciando su cabeza— Pero gracias. Y no volveré a poner en riesgo a nadie.
— ¿De qué hablas?— Mariana le contemplo.
— ¿Eh? Pues de Eva…
Mariana ya no dijo nada y Santiago ya no pudo entenderla.
Al final el grupo ceno con tranquilidad entre bromas y otras pláticas sin sentido, hasta que llego la noche.
—Yo la acompaño a casa— Mariana tomo los hombros de Eva con confianza. Esta ni se quejó— Tranquilos, de todas formas Santiago necesita descansar y si nos quedamos todos aquí, él dormirá en el sillón y eso no sería cómodo para sus heridas.
Todos se mostraron de acuerdo.
Cuando cerraron la puerta, Iris se le quedo mirando a su hermano con una sonrisa astuta.
— ¿Qué pasa?
—Llevo pensando lo mismo desde que Eva llego así que ¿Te gusta?— Pregunto Iris con los ojos brillantes.
— ¿Eva? No, claro que no— Santiago negó con la cabeza, apartando la idea de su hermana con la mano— ¿Por qué? ¿Parece que sí? No, es imposible, o sea, es una chica rara pero cuando la conoces es bastante agradable y es linda y…
Johan cubrió su rostro con vergüenza mientras a Iris se le iluminaban los ojos.
—Ah, no, imposible— Insistió Santiago, dándose cuenta en donde se equivocó.