Aquella mujer de hermoso cuerpo y vestida con un llamativo vestido largo que de todas formas permitía ver sus muslos debido a que estaba abierto por el costado, con ese gran escote que resaltaba su pecho y su cabello bien arreglado no pasaba precisamente desapercibida pero era lo que buscaba, sobre todo al pasear por la gran Ciudad Central.
Rose sabía que era una trampa y por eso caería directamente.
Solo los miembros fundadores de los Oscuros sabían dónde estaba el donador de sangre con el poder potenciador y también sabía que se mantendrían en movimiento por lo que al momento de localizar esas zonas tan “sospechosas” deicidio que lo mejor que podía hacer era seguir vigilando y buscar las verdaderas zonas.
Pero la única verdad es que Rose ya sabía dónde estaban, al menos tenía una ruta más cercana, lejos, como no, de esas zonas sospechosas.
Se disculparía después con Miss Paladín pero ella se divertiría ahora.
No era la cazadora pero había diseñado un plan usando al propio poder como la fuente de todo. Además, los chicos del grupo de los Oscuros son débiles pues un pequeño favor de ella y hablarían.
Y a ella le encantaba hacer favores, sobre cualquier cosa, tanto que no pudo evitar relamerse los labios en ese momento.
La mujer entro en un establecimiento sentándose en una silla frente a una mesa que daba a la ventana, mientras algunos de los meseros parecían discutir por sobre quien la atendería.
La ciudad era tan apacible en ese momento.
Un mesero logro tomarle su pedido y entonces corrió hacia la cocina parta traerle un te bastante humeante y un trozo de pastel que la mujer disfruto con bastante tranquilidad, dando sorbitos a su té con elegancia.
No podía dejar de sonreír encantando a la gente a su alrededor, al fin y al cabo raramente tenía la oportunidad de actuar en primera fila.
—Fue un gran café— La mujer pago su bebida y su comida con amabilidad. El hombre se sonrojo— La verdad es que es un lugar muy apacible, lo admito, la cosa es que sé que están escondiendo algo.
— ¿De qué habla, amable señorita?— Preguntó el hombre mayor inclinado un poco su rostro, un poco sorprendido.
—Parece que lo haremos por las malas— La mujer levanto su mano pero entonces noto como un par de los meseros se ponían frente al hombre mayor con una mueca un tanto perturbada.
—Él no sabe nada, nosotros si…— Dijo uno, temblando.
—Bien, entonces necesito que me lleven ahora, sé que están escondido a alguien muy importante— Dijo la mujer esbozando una peligrosa sonrisa, aunque eso no quitaba que fuera tan hermosa— Ah y mejor olvídense de pedir refuerzos o advertir a los otros ¡Hay un campo electromagnético en toda la zona y lo sabré!
—Este aparato está fallando— Mariana golpeo el panel del vehículo en el que iban.
— ¿Y pegándole se arregla?— Esmeralda se mostró interesada.
—Claro que sí, todo se arregla con un par de golpes— Dijo la mujer golpeando más la pantalla de nuevo.
—Me siento extraña— Iris se estremeció.
— ¿Extraña?— Preguntó Esmeralda girándose hacia ella pues esta vez a ella toco en el asiento de copiloto— ¿Estás en ese periodo de…?
—No, me faltan…— Iris se quedó pensando— Quizá una semana para eso.
—Gracias por la info pero no me importaba— Mariana hizo una mueca mirándola por el retrovisor— De todas formas si te sentías mal, entonces no hubiéramos venido, mejor el trabajo en oficina.
— ¡No, me siento bien!— Iris levanto sus manos como si mostrara sus músculos—No sé si aguante dos días seguidos en la oficina.
—Creo que te entiendo— Mariana asintió.
Esmeralda no parecía muy segura sobre que Iris estaba bien pero lo acepto, regresando la vista al frente.
—De todas formas hay que tener cuidado, hay que estar centrados y estar bien, pues los Oscuros han estado mucho más activos ahora… El incidente en el distrito donde trabaja Santiago y luego las explosiones que han estado pasando— Mariana hizo una mueca— Esto ya no es juego, debemos estar alerta y esta vez actuar con todo lo que tenemos.
— ¿De verdad?— Los ojos de Iris brillaron.
—Sí, informaremos enseguida cualquier cosa rara y observaremos— Dijo Mariana regresándole una brillante sonrisa.
—Eso no lo esperaba— Iris volvió a recostarse en el asiento con una mueca aburrida— Pero si podemos hacer algo nosotras, lo haremos ¿Verdad?
—Lo mínimo— Acepto Mariana.
—Algo es algo— Esmeralda se encogió de hombros.
Mariana les sonrió y volvió a pegarle a la pantalla del carro, la cual seguía fallado, con interferencias en los mapas y con flashazos con las pantallas en blanco y negro. Eso sí era raro.
— ¿No está roto?— Esmeralda también se mostró preocupada.
—Espero que no— Mariana hizo una meuca dándole más golpecitos— Si lo está, tendré que llenar un formulario y algunos otros papeles ¡Rayos! ¡Estos vehículos son obsoletos ya!
Iris no podía evitar sentir que le estaban pasando una pluma por el cuerpo de vez en cuando ¿Se ira a enfermar?