Hermandad: Ciudad Oscura (vol.5)

Verdades entre dientes.

—Parece que no fue solo Miss Paladín, también atraparon a Rose aunque esta está en manos de la SDO… Como Pulso— Masayoshi estaba explicando la situación de sus miembros más importantes— ¿Qué hacemos? Parece que ese grupito es más fuerte de lo que habíamos previsto, para ser solo niños.

Masayoshi apretaba su mano con tal fuerza que se hizo sangrar mientras Konrad se mantenía tranquilo, al menos en apariencia.

—Tendremos que llevarlos a la guerra— Konrad sabía que ese era el punto final incluso para los Oscuros así que no estaba ni siquiera un poco nervioso— Pero no podemos solo matar al líder, si no lo grupo lo volverá un mártir ¡Voy a doblegarlos personalmente!

— ¿Estás seguro?— Preguntó su compañero.

—Claro que si— Konrad le sonrió con confianza— Pero primero vamos por Miss Paladín. Si está en poder de los Oscuros, no la mataran, ese bonachón no se atreverá así que búscala, ya sabes cómo…

—Se lo diré al Tejedor— Dijo Masayoshi, relamiendo sus labios.

Pero la única verdad es que de nuevo estaba viendo su sueño caer solo esta vez no podía fallar, esta vez tenia a mucha gente que lo acompañaba, mucha gente que ya no estaba y que aun confiaban en él. Konrad no fallaría.

Miss Paladín se encontraba atada, o más bien contenida con varios metales que rodeaban su cuerpo y que la mantenían completamente quieta, inmóvil. Aplico bastante fuerza para escapar pero le fue imposible.

—Veo que despertaste— Dijo Bruno caminando hacia ella desde la oscuridad.

La mujer le miro con atención notando también en donde estaban.

Incluso oscuro podía ver las cuatro paredes con pequeñas ventanas cubiertas con bolsas de papel. Quizá un edificio de bodegas como esos que les gustaba usar, pero tomando en cuenta que incluso a estas alturas parecía abandonado, con olor a polvo, con pocas cajas, con mucho moho y con el hecho de que las propias paredes estaban agujeradas o destrozadas, significaba que estaban fuera de la ciudad.

Bruno había decidido sacar a Miss Paladín de la ciudad solo por si acaso, pues si los enemigos sabían que la tenían, irían por ella y entonces los podría atraer. Pese a lo que dijo el líder, él pensaba que aun debían mantenerse escondidos.

—Eres sorprendente, mis amigos casi perdieron al enfrentarte pero lo importante ahora es que necesitamos información, sé que hay una gran numero de infiltrados en nuestras filas, así que no quiero sus nombres, solo quiero la ubicación de tu líder— Dijo Bruno sentándose como si nada frente a ella.

—Retiraste la pastilla de cianuro de mi boca, bien— Miss Paladín esbozo una leve sonrisa— Aun puedo morder mi lengua, lastimosamente mis modificaciones me impiden morir así. Incluso el cianuro es inútil.

—Increíble— Bruno asintió aunque no entendía a que se refería.

—Sí, sí, muy increíble pero que hable ya ¡Quiero matarla!— Dijo Shadow relamiéndose los labios y saliendo desde las sombras.

—No la mataremos— Le dijo Bruno.

— ¿Cómo qué no? Por eso acepte venir— Dijo el tipo haciendo una mueca— Primero la mocosa me impide matar a la chica de luz y luego tú me impides matar a alguien que claramente es nuestra enemiga ¿Qué más quieren de mí?

De todos los miembros de los Oscuros, Shadow era el único en el que Bruno no confiaba y esta era una de las razones. Los demás estaban persiguiendo el mismo objetivo pero ese bastardo era un asesino de mujeres sin corazón.

Aun así, era muy útil— ¿Trajiste eso?

—Tiopentato— Dijo Shadow mostrándole una jeringa— Es muy valioso. A mi proveedor de drogas le costó mucho encontrarlo.

— ¿Suero de la verdad?— Miss Paladín esbozo una sonrisa peligrosa— No funcionara, no en mí, como dije, ni el cianuro me afecta, aunque es verdad que podría si tuvieran dosis muy altas.

— ¡Qué bueno que vine preparado!— Shadow mostro un montón de sus agujas con tiopentato.

Bruno comenzó la administración, una jeringa por una jeringa.

— ¿Ya puedes decirnos donde esta Konrad?— Pregunto Bruno.

—En tus sueños— Miss Paladín volvió a esbozar una sonrisa aunque su rostro parecía tener algunos espasmos.

—Bien, continuemos— Bruno no pudo evitar retarla con la mirada. Estaba claro que se rompería.

Entonces todas las bolsas de papel que cubrían la habitación fueron cortadas, lo que dejo entrar la luz, y acto seguido una figura entro por la puerta rompiéndola y colgando con un giro una pancarta.

— ¡Se presenta, el Tejedor!— Un sujeto abrió las manos con emoción.

Llevaba aquel uniforme del ejército rojo, aquellos pantalones rojos, sus camisola roja y su túnica roja pero este tenía el rostro cubierto por vendajes blancos, que solo dejaban ver sus cabellos negros, sus ojos de color oscuro y su sonrisa radiante.

—Ah, no él…— Miss Paladín hizo una mueca.

Shadow trato de matarlo desde atrás pero el tipo lo esquivo y con otro giro trato de patalearlo sin resultado, pues regreso a las sombras— Ya veo, por eso querían la oscuridad ¡Pese que era para una obra de teatro!

—Los amigos de Konrad son tan extraños— Bruno le lanzo las canicas las cuales rodearon al tipo, incluso algunas cayeron sobre su cabeza, entonces Bruno las reventó, creando una gran explosión.




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