Rubí logro esconderse en uno de los puestos de la plaza, sujetándose los oídos con fuerza, tratando de recuperar la audición que perdió cuando aquella chica le grito casi en la cara y pese a que no fue un grito directo, aun así le afecto. Y no solo la afectaba físicamente, sus alas de luz también se veían afectadas.
No podía detenerse, debía derrotarlos, debía haber lo posible por su hermano y por sus compañeros. Esta vez no les fallaría.
— ¡¿Dónde estás?! ¡No podrás esconderte para siempre!— Grito Vibratio con fuerza, de hecho, también estaba usando su poder, con tal de desestabilizar el poder de la niña de la luz, el cual había notado que se deshacía con sus ondas sonaras. Ya la tenía.
—No te exijas tanto, Kian— Le dijo Renne.
—Tengo que ¡Tenemos que! Ya fallamos una vez, no podremos fallar de nuevo y lo sabes— Le recordó la chica haciendo una mueca de desagrado. Qué bueno que estaba oscuro si no se hubiese notado su temblor.
—Lo sé pero…
—Calma, terminaremos rápido con esa niña— Kian sonreía de forma maquiavélica, resaltada debido a la llama de Renne, la única luz que se podía ver claramente en el centro comercial sin luz.
Rubí espero que pasaran frente a ella para atacarlos desde la espalda.
El avanzar de la llama por el pasillo le daría la señal. Esperaba poder terminarlos rápido, tenía que hacerlo si quería ir a ayudar a su hermano, pues pese a que si resistencia es monstruosa, podría fallar y entonces…
Miro sus propias manos con horror.
No, la de él no fallaría, no es como la de su hermano mayor.
Rubí avanzo a gran velocidad, atravesando el local hasta salir de él y tratar de darles pero estos ya no estaban, entonces un grito la derribo, haciéndola chocar contra la pared del local del que salió.
—Eres una niña estúpida— Le dijo Kian, esbozando una gran sonrisa.
Renne estaba a su lado, con una llama en su mano.
Claro, su movimiento fue bastante predecible.
Quería correr pero su cuerpo vibraba, su oído estaba taponado, de nuevo, por lo que solo pudo hacer una mueca al intentar ponerse de pie y no lograrlo, pues ahora su cabeza también daba vueltas.
Kian le pateo, estrellándola contra la pared de nuevo.
—No te muevas, tarada— Kian hizo una mueca de desagrado.
—Terminémosla rápido, Kian…
—Cierra la boca, quiero divertirme…— Kian volvió a patearla con tal fuerza que la derribo sobre el suelo con más violencia.
Renne entendió que estaba molesta, no solo por el regaño que recibieron, si no con todos estos tipos. Ella siempre había sido explosiva, emocional y cuando algo se le clavaba, no lo dejaría ir hasta estar satisfecha.
—Quería matar al lagarto y al pájaro pero me conformare contigo— Aseguro la chica pisando la cabeza de Rubí— Agradece que yo no tengo los potenciadores físicos de los demás, si no, te habría reventado con ese pisotón.
Renne también quería eso pero reprimió sus deseos. Primero la misión.
— ¿Qué pasa? Pensé que eras el arma definitiva de los Oscuros ¿Por qué no haces nada?— Preguntó Kian volviendo a pisarla, notando así que esta vez logro sacarle sangre a su cabeza, lo que la hizo sonreír.
Rubí hizo una mueca de dolor y pudo ver como su mirada de manchaba de rojo.
Eso la hizo estremecer, entonces sus alas se extendieron a gran velocidad pero Kian le grito rápidamente, provocando que estas vibraran un poco antes de deshacerlas pero la luz se movió más rápido, lo suficiente como para apartar a los dos chicos, ambos con heridas en el brazo.
Renne no pudo evitar pensar que su velocidad aumento o…
Kian iba a volver a gritar pero las alas se habían vuelto a formar, provocando que esta retrocediera con ayuda de Renne quien confirmo su teoría. De verdad se había vuelto mucho más rápida pero ¿Cómo?
Kian le grito de nuevo, provocando una vibración en las alas que se acercaban a ella y pese a que las detuvo, esta vez estaban soportando, quedándose en su lugar.
Pero Renne no se quedó quieto, lanzándole una gran llamarada desde sus manos, usando de hecho ambas. No sabía que estaba pasando pero con esa chica era peligroso no ir con todo para matarla.
Las alas de luz se habían retraído para protegerla, y ahora se deshacían en destellos irregulares. La defensa le funciono a la chica, un poco, pues Renne noto que uno de sus pies se estaba quemado e incluso algunos mechones de su cabello.
Pero la expresión de la niña no era normal y ahora ambos podían verla.
Rubí estaba flotando, rodeada de un campo de luz que también estaba parpadeando, sus ojos parecían brillar tanto como la luz pero también se notaban perdidos, como si de un momento a otro, algo la hubiese poseído.
Kian no pudo evitar sonreír. Había resistido sus gritos por lo que debía dar todo ahora.
Se relamió los labios.
Rubí se movió primero, destrozando el suelo con las alas extendidas como si fueran espadas a lo que Renne por poco logro impactarla con un motón de llamas que la hicieron caer hacia el primer piso junto con ellos.