Hermandad: Ciudad Oscura (vol.5)

Ideales ¿Aplastados?

La gente y los agentes de la SDO habían rodeado el lugar, unos interesados por los sonidos bruscos que provenían de la plaza resultado de los combates y otros haciendo su trabajo, manteniendo a la gente lejos. Los civiles preguntaban a los agentes sobre los Oscuros, lo que pasó por la tarde y otras dudas surgidas de los recientes eventos y otros no podían evitar gritar que estaban haciendo un pésimo trabajo.

— ¡Mierda!— Maldijo Magda mientras se restregaba el rostro con brusquedad, dejando en claro lo frustrada que se sentía por esa situación.

—T-tómalo con calma— Le dijo Marco dándole palmaditas en el hombro.

Esta lo miro mal lo que provoco que el peliblanco levantara las manos en señal de rendición, apartándose.

Mariana estaba a su lado mientras se mordía la cutícula del dedo, pasando la vista entre la gente inquieta fuera de la barricada y la nota que tenía en su mano, la cual decía que no podían entrar al centro comercial e interferir, porque si no, harían volar una parte de la ciudad.

Mariana sabía que decían la verdad, pues ella misma detuvo a un grupo que iba a volar una fábrica durante los juegos interescolares. De hecho no pudo evitar preguntarse si Bruno estaba ahí.

La misma SDO ya había desplegado patrullas para buscar las bombas pero estaban a ciegas.

—Solo hay que ser honestos con la gente— Les dijo uno de los chicos que estaba ahí, cruzándose de brazos.

Los tres se giraron a verlo.

Oliver Lance era un hombre de cabellos morenos cortos, de labios delgados, nariz fina, ojos oscuros y con una cicatriz que atravesaba su rostro de un lado a otro de forma diagonal. Tenía grandes músculos, visibles debajo de su chaleco negro con el símbolo de la SDO. Su ropa era del tipo militar.

— ¿Es una broma?— Preguntó Magda, mirándolo de mala forma.

—No, no sabemos si lo que dicen es verdad ¿De verdad vas a arriesgar a la gente que está aquí solo para mantener limpia nuestra imagen? No podemos hacer eso y ustedes lo saben— Oliver miro a Mariana y a Marco.

Magda podía entenderlo y más viniendo de él que perdió hace tiempo a su familia.

Magda hizo una mueca.

Mariana seguía mirando la nota con preocupación.

—L-lo que dice tiene sentido…— Marco dejo caer sus hombros.

— ¡Eso…!— Magda quería discutir pero Mariana soltó un suspiro bastante ruidoso, entonces se encamino a uno de los carros de la SDO para abrirlo y sacar el micrófono, aquel que usaban para llamar la atención y que estaba ya incorporado al vehículo­— ¿Qué haces, Mari…?

— ¿Me escuchan?— Mariana comenzó a hablar, mirando hacia la gente. Algunos se dieron cuenta enseguida mientras que otras pusieron atención solo cuando Mariana volvió a hablar— ¡Por favor, ¿Me pueden prestar atención?!

Las miradas y los reclamos iban hacia ella pero Mariana ni se inmuto.

—Necesitamos evacuar la zona ahora mismo, desconocemos la situación dentro de la plaza, y el que estén aquí es un riesgo. Ya conocen a los Oscuros, no son gente que tomar a la ligera, así que por favor, retírense y pronto levantaremos una zona de seguridad. Nosotros, la SDO nos haremos responsables y trabajaremos porque todo termine esta noche…

Muchos murmullos no tardaron en llegar, mientras que otros siguieron gritando sobre la incompetencia de la SDO.

—Hiciste lo correcto— Le felicito Oliver.

— ¡Mierda!— Magda no estaba molesta con Mariana, si no por el hecho de que ella haya tenido que hablar para defender la estupidez y la ineficacia de una organización como la SDO, una con la que había trabajado demasiado tiempo.

Muchos agentes comenzaron a alejar a la gente mientras otros hablaban para tranquilizar a los más alterados. Por otro lado también había otros que lograron quedarse donde estaban, manteniendo sus miradas curiosas.

— ¿Y q-qué haremos?— Marco miro la nota sobre el capo de uno de los vehículos, el lugar donde Mariana lo había dejado.

—Entraremos ¿No es obvio?— Magda miro a Mariana.

—Los altos dijeron que esperáramos…— Le dijo Mariana, dejando el micrófono— No podemos arriesgarnos, lo sabes. De todas formas debemos estar listos para cuando salgan. Ya hay equipos bajo tierra. No podrán huir tan fácil.

— ¿Qué crees que estén haciendo?—Preguntó Oliver hacia ella, esperando más que nada respuesta de su poder.

—Ni idea…— Mariana apretó los labios. Lamentablemente no podía ver nada por ahora, no había indicios de explosiones muy fuertes y los sonidos eran mínimos por lo que sospechaba que el edificio aún estaba entero.

Pero estaba segura de que pronto terminaría. Aunque eso era más bien un instinto.

Ramsés se levantó lentamente del suelo tras el último golpe, limpiando la comisura de su boca.

— ¡Ya deja de levantarte!— Le grito Konrad, apretando los dientes.

—Te dije que no podrías aplastarme—Ramsés se preparó para seguir atacando pero Konrad se adelantó para darle un par de golpes y acto seguido le golpeo en el cuello para dejarlo sin aire.

Ramsés cayó, tosiendo sangre y tratando de no ahogarse con esa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.