Hermandad de Sangre

Capítulo cero.

Por décadas y décadas solo he escuchado de este valle de sombras y muerte.

 

Me he enterado de como los humanos se destruyen a sí mismo, destruyen todo lo que aman, sin importarles el dolor o la agonía. Lo hacen por ideales corruptos y falsos estándares de fe. He visto los más grandes milagros, el nacimiento de un hijo, el regreso del ser amado desde el infierno. Lo que me hace pensar en mi gente, ellos fueron obligados a desaparecer, quizá mi raza esta agonizante, si no es que ya extinta.

 

Degradados, humillados, perseguidos y aun no entiendo por qué. ¿Qué fue lo que mi gente pudo haber hecho para despertar la ira del Rey Maldito?

 

Mi nombre es Anabeth hija del rey Tellret, hija de la reina Hewlle. Ambos desaparecidos, y creo que ambos muertos, al igual que todo aquello a lo que alguna vez pertenecí. Pero no soy la reina que debería ser, detrás de un fino e imponente escritorio de madera y metal, sentada en su trono como una estatua, siendo un subvenir más del castillo de mis padres. Ni siquiera fui coronada, no me permitieron llegar a ello.

 

¿La razón?

 

Ese ruido que escuchas alrededor, todo ese ruido. Son los lamentos y el sufrimiento de todos los que estamos aquí. Todos y cada uno de ellos encerrados en sus mazmorras, siendo torturados y destrozados encontrándose ocultos en algún lugar del mudo.

 

Sé que no son celdas humanas, pues ya hubiéramos escapado…

 

Desde mi captura, he estado en este lugar, si hablar con nadie, sin que nadie venga a hacerme las visitas de rutina que les hacen a los otros. No comprendo por qué el aislamiento. Me han dejado fuera de cualquier contacto. He estado sola entre cuatro negras paredes de roca, sin ventanas solo viendo la fina luz que se filtra bajo la puerta, y cuando alguien trae mi comida y se va.

 

Para que tengas una idea de lo que se siente, cubre las ventanas de tu habitación, apaga la luz y duerme en el suelo por... por lo que te quede de vida.

 

Si es difícil, escalofriante, aterrador, pero es lo único que conozco. Es mi pesadilla interminable… En mi memoria hay recuerdos de lo que fue nuestro mundo, mucho antes del ataque a mi reino. Ese fue un evento que cambio todo en nuestras vidas, la Hermandad de Sangre nada pudo hacer para salvarnos, incluso creo que ellos también abandonaron a nuestra gente. Ellos lucharon fieramente, pero al final el adversario gano.

 

Seguro piensas, ¿de qué diablos estás hablando? Y tienes razón pues de las razas de sangre nada sabe tu mundo.

 

Yo tenía más o menos tu edad cuando todo esto comenzó, una jovencita para los estándares de longevidad de mi gente. Y la Hermandad era más antigua, mucho más de lo que tú y yo conocemos de nuestro mundo, ciento de años atrás más de los que podemos contar. Fue fundada por uno de los reyes más poderoso, Él Oscuro, hermanado con los reyes y reinas de las razas. Distintos colores, distintas formas: solo la sangre un común denominador…

 

¿Hueles eso?  ¡Es delicioso! ¡Es fresca, y seguramente esta tibia aun!

 

Su delicioso sabor terroso a un viejo oporto, hace que los colmillos de mis quijadas vibren un poco.

 

¿Qué has dicho?

 

¡Por dios no, no soy eso que estás pensando!

 

Solo porque digo que tomo sangre y tengo colmillos, no quiere decir que sea un vampiro. Ese es Fattoni, es un prisionero antiguo. No sé de dónde viene, pero he oído que fue traído aquí antes que yo. Si, nadie habla conmigo, pero eso no implica que yo haya dejado de escuchar. En fin, tú debes saber mejor que yo como luce este lugar.

 

Yo solo puedo ver sombras en la oscuridad, no hay cama, y el baño, mejor no hablar de ello.

 

Tienes razón, bien. Regresando a la historia que te estaba contando, creo que todo comenzó hace más tiempo del que puedo recordar, mi abuelo, creo que él es el comienzo de esta historia. Era poderoso, y amable, era el sol de mi vida… Maldición, como extraño la luz del sol, la inmensa cara de la luna, el aroma del viento, el color del cielo, los árboles….

 

Eres la primera compañía que tengo desde hace tanto. Aunque no tengo idea de cuánto tiempo he permanecido aquí, no hay días o noches que contar. Pero creo que se cómo podríamos deber eso, lo último que recuerdo, fue que los Britanos luchaban contra Roma por su libertad. ¿Sabes quién gano?

 

!Tengo que salir de este lugar, tengo que salir ya!

 

Antes que nada tengo que calmarme, ya sé que no será fácil, y si lo logro a donde iría. No sé cómo luce el mudo exterior, y si hablo tu idioma es porque lo he aprendido de los sonidos que se cuelan hasta esta mazmorra. Esto va a ser endemoniadamente difícil, no puedo desmaterializarme y seguro como que soy lo que soy que no puedo abrir la puerta.




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