Hermandad de Sangre

Doce I

Familia.

 

—Soy Faeld hija de Mina, nacida en Aknort, secuestrada en Brasil y llevada a España por humanos… Donde experimentaron conmigo, liberada por la hermandad de sangre.

—Gracias por tu honestidad Fael hija de Mina, lamento lo que los hombres te hicieron – le dijo Lucían sonando tan honesto y sincero como él era.

 

Faeld sintió una confusión en su cabeza, había dicho a grandes rasgos historia y no sentía culpa o vergüenza de ella, y aún así esto había sido liberador. Lucían volvió su rostro al otro lado buscando al mestizo de Furia y sombra, y asintió.

 

—Me llamo Ols hijo de Hilan, nacido en las afueras de Hungría, guerrero por decisión propia después de la desaparición de mi padre, Hilan hijo de Ettard.

 

La sorpresa en el rostro de los anfitriones no se hizo esperar, pocos conocían la historia de los hijos de Ettard Boren. La forma en como él había desaparecido, y como Lucían había recuperado a tres de siete de ellos. Ettard se materializó junto a su rey, se veía confuso, sorprendido y sumamente azorado. Si había escuchado bien, este era su nieto, Ols clavó los ojos en él, le parecía familiar de muchas formas distintas, ¿Podría ser eso posible?

 

—Ettard, este es Ols hijo de tu sangre.

 

Ols llevaba la mirada de uno a otro, vio a sus compañeros la misma interrogante en su rostro, ¿Qué demonios estaba pasando?, ¿Porque estaba su abuelo en compañía del rey maldito? ¿Eso qué significa va?

 

—Esto es una broma de mal gusto – gritó Ols poniéndose de pie.

—Llevas ese nombre en honor a mi abuelo, la marca de tu mano en honor a nuestro rey —le gruñó Ettard en lengua antigua de la sombra de sangre —Respeta el lugar donde estás jovencito.

—Si eres quien dice ser, ¿Dónde están mis padres?

 

El silencio cayó como un balde de agua helada, pero la bomba fue la respuesta de Ettard.

 

—Tiene su morada diez minutos de aquí, al oeste. Puedo llevarte, ¿Si estás de acuerdo?

—Sí…

—No, Ols. Puede ser una trampa —le reclamó Fian Kera, Ettard la fulminó con la mirada.

—Es sangre de mi sangre, ¿Porque le tendría una trampa? Quizá entre tu gente no hay lealtad, entre nosotros —hizo un ademán para abarcar a los elementales, Lucían y Los Lobos —La lealtad lo es todo.

 

Fian quiso replicar, pero, cómo le discutí algo que era cierto.

 

—Vamos Ols —indico Ettard, el mestizo se puso de pie, había lágrimas en sus ojos. Con una sentimiento de cabezas se despidió de sus compañeros de viaje, los volvería a ver pero primero tendría que hacer una escala de suma importancia —vamos con tus padres.

 

 

 

Dicho esto se desmaterializaron.

 

—No quiero miedos, dudas, comentarios o especulaciones hasta el final de esto —orden Lucían, nadie dijo nada, el asintió a la vampira más cercana.

—Mi nombre es Malar hija de Fian, nací en Egipto, trasladada a Budapest y rescatada por la Hermandad de sangre, compañera de batalla de Cerak hijo de Danis.

—Gracias Malar hija de Fian, lamento el dolor de tu vida.

 

Malar asintió limpiándose las lágrimas de sus ojos, Lucían le asintió ahora al vampiro.

—Soy Cerak hijo de Danis, nacido en Aknort, rescatado en batalla por Malar hija de Fian, sin familia ni Herederos.

—Gracias por tu honestidad Cerak hijo de Danis, el dolor de tu alma.

 

Lucían dirigió ahora sí atención a las dos hadas de sangre.

 

—Me llamo Zirit hijo de Gin, nacido en Bulgaria rescatado de las manos de carroñeros después del ataque a mi hogar a manos del… De esbirros y malditos, emparejado con Linus hija de Sura.

—Gracias Zirit hijo de Gin, lamento tus pérdidas y te felicito por tu unión —volvió su mirada Linus.

—Soy Linus hija de Sura, nacido en Bulgaria y rescatada por Dragos, emparejada con Zirit hijo de Gin.

—Gracias Linus hija de Sura, lamento tu dolor y te felicito por tu unión.

 

Busco antenas presentes y encontró varios de estos familiares, se dirigió a otra de las sombras, antes de responder el golpeteo de la puerta los interrumpió.

 

—Pasa Pilex.

 

Las puertas se abrieron y con la doncella venían dos machos jóvenes, dos hadas de sangre altos de cabello dorado y negro, sus ojos oscuros. Linus se levantó de su asiento y corrió a ellos abrazando los con fuerza.

-Hanus, Iuren…

 




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