Hermandad de Sangre

Treinta y uno.

Familia

—Soy Faeld hija de Mina, nacida en Aknort, secuestrada en Brasil y llevada a España por humanos… Donde experimentaron conmigo, liberada por la hermandad de sangre.

—Gracias por tu honestidad Faeld hija de Mina, lamento lo que los hombres te hicieron – le dijo Lucian sonando tan honesto y sincero como él era.

Faeld sintió una confusión en su cabeza, había dicho a grandes rasgos su historia y no sentía culpa o vergüenza de ella, y aun así esto había sido liberador. Lucian volvió su rostro al otro lado buscando al mestizo de Furia y sombra, y asintió.

—Me llamo Ols hijo de Hilan, nacido en las afueras de Hungría, guerrero por decisión propia después de la desaparición de mi padre, Hilan hijo de Ettard.

La sorpresa en el rostro de los anfitriones no se hizo esperar, pocos conocían la historia de los hijos de Ettard Boren. La forma en como él había desaparecido, y como Lucian había recuperado a tres de siete de ellos. Ettard se materializó junto a su rey, se veía confuso, sorprendido y sumamente azorado. Si había escuchado bien, este era su nieto, Ols clavó los ojos en él, le parecía familiar de muchas formas distintas, ¿Podría ser eso posible?

—Ettard, este es Ols hijo de tu sangre.

Ols llevaba la mirada de uno a otro, vio a sus compañeros la misma interrogante en su rostro, ¿Qué demonios estaba pasando?, ¿Por qué estaba su abuelo en compañía del rey maldito? ¿Eso qué significaba?

—Esto es una broma de mal gusto – gritó Ols poniéndose de pie.

—Llevas ese nombre en honor a mi abuelo, la marca de tu mano en honor a nuestro rey —le gruñó Ettard en lengua antigua de la sombra de sangre —Respeta el lugar donde estás jovencito.

—Si eres quien dice ser, ¿Dónde están mis padres?

El silencio cayó como un balde de agua helada, pero la bomba fue la respuesta de Ettard.

—Tiene su morada a diez minutos de aquí, al oeste. Puedo llevarte, ¿Si estás de acuerdo?

—Sí…

—No, Ols. Puede ser una trampa —le reclamó Fian Kera. Ettard la fulminó con la mirada.

—Es sangre de mi sangre, ¿Por qué le tendería una trampa? Quizá entre tu gente no hay lealtad, entre nosotros —hizo un ademán para abarcar a los elementales, Lucian y Los Lobos —La lealtad lo es todo.

Fian quiso replicar, pero, ¿cómo le discutía algo que era cierto?

—Vamos Ols —indicó Ettard, el mestizo se puso de pie, había lágrimas en sus ojos. Con un asentimiento de cabeza se despidió de sus compañeros de viaje, los volvería a ver pero primero tendría que hacer una escala de suma importancia —vamos con tus padres.

Dicho esto, se desmaterializaron.

—No quiero miedos, dudas, comentarios o especulaciones hasta el final de esto —ordenó Lucian, nadie dijo nada, él asintió a la vampira más cercana.

—Mi nombre es Malar hija de Fian, nací en Egipto, trasladada a Budapest y rescatada por la Hermandad de sangre, compañera de batalla de Cerak hijo de Danis.

—Gracias Malar hija de Fian, lamento el dolor de tu vida.

Malar asintió limpiándose las lágrimas de sus ojos, Lucian le asintió ahora al vampiro.

—Soy Cerak hijo de Danis, nacido en Aknort, rescatado en batalla por Malar hija de Fian, sin familia ni herederos.

—Gracias por tu honestidad Cerak hijo de Danis, lamento el dolor de tu alma.

Lucian dirigió ahora su atención a las dos hadas de sangre.

—Me llamo Zirit hijo de Gin, nacido en Bulgaria rescatado de las manos de carroñeros después del ataque a mi hogar a manos del… De esbirros y malditos, emparejado con Linus hija de Sura.

—Gracias Zirit hijo de Gin, lamento tus pérdidas y te felicito por tu unión —volvió su mirada a Linus.

—Soy Linus hija de Sura, nacida en Bulgaria y rescatada por Dragos, emparejada con Zirit hijo de Gin.

—Gracias Linus hija de Sura, lamento tu dolor y te felicito por tu unión.

Buscó entre los presentes y encontró varios de estos familiares, se dirigió a otra de las sombras, antes de responder el golpeteo de la puerta los interrumpió.

—Pasa Pilex.

Las puertas se abrieron y con la doncella venían dos machos jóvenes, dos hadas de sangre altos de cabello dorado y negro, sus ojos oscuros. Linus se levantó de su asiento y corrió a ellos abrazándolos con fuerza.

—Hanus, Iuren…

Ellos eran sus hermanos menores a quienes creía muertos, Zirit se unió a ellos.

—Vamos a casa, mamá está deseosa de verte desde que Su Majestad le informó que al fin te había encontrado.

¿Pero qué demonios? Era la pregunta general, Lucian conocía a la familia del hada, nadie entendía por qué o cómo. Linus se volvió hacia él y se dirigió al rey, tomó su mano con calma, con lágrimas en sus ojos y en sus mejillas. La conmoción era tan grande que no le permitía hablar, pero nada de lo que conocía le importaba más que el hecho de ver a su familia, del regalo de vida que ese día había recibido.

—Mil gracias, mi rey —le murmuró besando el nudillo del Rey maldito.

—Ve Linus, tu familia te espera, todos han sufrido demasiado y ellos te esperan.

Linus sonrió soltó la mano de Lucian dirigiéndose a su familia, salió con ellos en silencio y su compañero de vida la acompañaba.

—¿Piensas comprarnos con este juego tonto? —le interrogó Hilan Reter molesto —No es más que un espectáculo de luces, ¿Cómo sabemos que esto es real?

—Dame tu nombre, sombra y responderé.

—Hilan hijo de Reter nacido en Hungría, separado de mi sangre y entrenado como asesino y rescatado en Rumanía por la Hermandad de sangre.

—Tu padre Reter hijo de Hilae aún vive, pero no en Hungría. Te ha estado buscando por todo el mundo, hace una década llegó hasta aquí enviado por el rey Alastor.

—¡Mientes!

—No, hijo, su Majestad no miente.

Su padre, un civil sombra de cabello platinado y ojos rojos, con una sonrisa amable tal como lo recordaba estaba de pie en el umbral de la puerta lateral. Como una visión, un sueño, quizá algo más, ¿Podría ser un engaño? Ya tres de sus compañeros se habían ido, ¿Sería real el regalo ofrecido?




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