Hermandad de Sangre

Treinta y tres.

Familias II

[[Sé que puedes estar pensando, cómo es que el rey tenía a la mano a las personas correctas. Mi raza es telépata, mis hermanos escanearon la cabeza de cada uno de ellos. Encontraron su pasado, sus nombres, sus pérdidas. De manera que no fue difícil, simplemente una llamada telepática a cada uno de los que se encontraban dentro del reino.

Me imagino como debieron de haberse sentido, ellos pensaban ser atacados, humillados o torturados para que le dijeran la verdad. Sin embargo, se les recibe y se les entrega un presente, eso es confuso. Pero así es cómo trabaja el rey maldito, fue maldecido por nosotros en el pasado. Pero no recuerdo una sola vez en la que realmente haya hecho daño, quizá cuando él fue creado, la idea es que fuera destructor de todo. Pero por alguna simple y sencilla razón alguien le puso conciencia, y creo que corazón.

Si yo fuera los refugiados, ni siquiera me habría acercado a mi maldito. Pero después de este tiempo con él, de escucharle, de hablarle y ver cómo se comporta. Me he dado cuenta del error en el que estábamos, me gustaría poder hacer que todos entendieran quién es él realmente. Sí, aquella idea que tenía de escapar… como que no es muy lógica ahora. Ya sé que puedo ser algo desesperante con él, trataba de alejarme de la única persona que podría ayudarme. Eso es iónico, ¿No crees? Pero no puedo hacer nada más, mis hermanos están con él, y él con ellos. Y creo que siempre voy a estar donde esté mi familia, eso te incluye no te preocupes.

Por ahora creo que, trataré de estar lista para lo que viene. Ya no puedo ser aquella que necesita ser rescatada, necesito tener mi propia fuerza, mi propio poder. Necesito poder defenderme, poder defender a las personas que amo. Aún tengo mucho que enseñarte, aún tenemos un camino muy largo que recorrer.]]

La llegada de los refugiados y el regalo de vida que el destructor de todo les había hecho, fueron una sorpresa y la noticia del día en su territorio por días. Los mismos refugiados se preguntaban qué carajos estaba pasando o si esto seguía siendo real, no entendían como alguien tan malvado y peligroso podía hacer algo tan noble como reunir familias. Solo los que habían estado bajo su protección el tiempo suficiente sabían por qué lo hacía, por qué actuaba de esa manera. Pero esto no era algo que fueran a explicarle, era algo que debían entender solos.

Los que se habían quedado en palacio, aquellos a los que no tuvieron un regalo de vida, rara vez se reunían con alguien que no fuera de su grupo, ellos mismos se aislaban o se reunían como su grupo. Sentían que había cosas ocultas dentro de las paredes de ese palacio, pero era normal. No era como si ellos fueran de mucha confianza, después de todo habían llegado a ese lugar con mentiras.

—¿Te has comunicado con él?

Velkam volvió su mirada a ver a su amigo de viaje, él mismo había tenido esa duda del resto.

—No… no siento que deba.

—¿Te convencieron con pan y circo?

—¿Qué posibilidades había de que la familia de todos ellos estuviera bajo el ala del destructor, Faeld? —la voz de Seivian salió más agresiva de lo que ella quiso.

—Solo quiso comprarnos para que nos olvidáramos de nuestra misión…

—¡Basta! —le llamó la atención Velkam.

—Debemos ponernos en contacto con Dragos y destruir este lugar desde dentro…

—¿Solo para hacer enojar al rey maldito?

El pequeño grupo se sobresaltó al escuchar la voz de uno de los hombres de Lucian.

—Vogel no es… —murmuró Seivian, pero guardó silencio cuando él la fulminó con la mirada.

—En ningún momento nos tragamos eso de “los pobres refugiados”, ¿Saben por qué?

Todos observaban confundidos a Vogel quien perezosamente se sentó en uno de los sofás, cerca de Seivian y Velkam.

—¿Qué?

—¿No te lo dijo tu patrocinador?, si esa es tu capacidad de percepción, señor Furia, temo que sí, tu raza está condenada —se burló Vogel encendiendo un cigarrillo.

—¡No voy a permitir que se burle de la situación de mi gente!

—No es una burla, es una observación. ¿No le dijo su patrocinador qué hay debajo de sus sótanos?

Las palabras del Lobo tenían a todos desconcertados, nadie era tan cercano a Dragos o había permanecido por tanto tiempo en su territorio como para saber qué demonios estaba diciendo este.

—¿Por qué no te dejas de rodeos?

Vogel le dedicó una larga mirada a Visel, todo momento mantuvo comunicación con su rey y sus hermanos.

—Dragos no deja vivo a ningún ser que decida rebelarse o ir en su contra, creo que deben reunirse con las familias de los supervivientes para que escuchen sus historias, solo espero que no sean tan tontos para pensar que fueron manipulados.

—¿Entonces explica por qué tu rey hizo esto? Es muy simple lo que te pedimos…

—Malar, él es el destructor de todo, tu duda es más compleja. Pero la responderé con una frase, “dale esperanzas a tu enemigo, prueba su lealtad y arranca su corazón”.

El tono amenazador del Lobo no le gustó a nadie, pero comenzaron a tener una idea de lo que la retorcida mente del rey maldito y todo lo que les había orquestado.

—¿Va a darnos muerte?

El tono preocupado de Visel atrajo la atención del Lobo, lo que le dio la idea que algunos de ellos no pensaron que esta era una misión suicida.

—No pequeña Visel, él no es el asesino despiadado que sus padres les contaron.

—Sí lo soy —interrumpió Lucian a Vogel entrando en el pequeño salón —Solo que no mato personas sin una razón.

—Nosotros somos tus enemigos —sentenció Velkam poniéndose de pie.

—¿Lo son macho Furia?, ¿estás seguro de ello o te has comprado los cuentos en mi contra?

Velkam lo observó con cuidado, en realidad… ahora dudaba de todo lo que sabía.

—Solo venimos a tus tierras siguiendo un rastro —reveló Malar finalmente.

—Supongo que el de un Lobo, ¿verdad?

—Sí —respondió con algo de recelo Velkam.

—Pues resulta que yo tengo bajo mi protección a tres descendientes del Oscuro, ¿no es así Vogel?




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