Hermandad de Sangre

Capítulo dieciséis II

*                  *                    *

 

Las paredes del lugar eran de un gris oscuro, como si en algún momento su color hubiera sido de un prístino blanco, había rastros de sangre en la tierra y, era como el tiempo las habían oscurecido. Todo estaba iluminado por una especie de luces de neón y, sin ventilación, sin ventanas. Tenía tres o cuatro pisos debajo del nivel del suelo, quizá había muchos más, el viento dentro tenía el aroma agonía y muerte. Egion Yurkemi recordó cuando estuvo encerrado en ese lugar, hacia lo que parecía una vida. Por el momento estaba todo tranquilo, lo cual indicaba que era un buen momento para atacar, se dividieron en dos equipos uno dirigido por Ektor Uhnori y el otro por Velkam, de ese modo cubrirían más terreno.

 

Las sombras habían manipulado la luz para enmascarar su presencia, aún cuando no podían enmascarar su aroma eso les daría el suficiente tiempo para eliminar los guardias, antes de liberar a los que se encontraban allí, y esperaban que las furias supervivientes. Velkam se dirigió dos pisos más abajo seguido de su equipo, los alcanzo un grupo de sombras que se aseguró que los pisos inferiores estuviera libre. Lo que les dio un poco de alivio al enterarse que incluso estaban en ruinas, caminaron hasta la última mazmorra. Donde se encontraron con al menos cinco guardias, que fueron eliminados fácilmente.

 

“El piso de abajo está limpio”

 

El informe telepático de Velkam a través de la senda telepática común, iba dirigido a Ektor, algo que a todos les resultaba extraño aún, porque era como hablar sólo cuando no se tenía a la otra persona frente a si.

 

“Pisos superiores despejados” esta vez la confirmación vino de otros dos centinelas.

“Esto fue demasiado fácil, Ektor”

“No, nunca esperan un segundo ataque desde el mismo punto origen, aquí lo complicado ahora será salir con todos  ellos”

 

Velkam suspiro ante la verdad de las palabras de Ektor.

 

“Bien, es la hora de comenzar con la liberación” la orden de Ektor era fuerte y clara “Nos reuniremos en la entrada de la zona segura”

 

Comenzaron con la difícil tarea de abrir la celda por celda, tratando de no activar las alarmas y sobre todo de  tranquilizar a los presos. Tenían que confiar en que venían a salvarles y no a torturarles, para que les permitieran revisar sus condiciones y salir de la prisión, la tarea era abrumadoramente lenta y además llevar uno por uno a la zona segura, donde serían atendidos para poder partir en grupos a Hungría. Tristemente ninguno tenía el poder de Lucían de mover grupos de más de sesenta personas en un parpadeo, eso sería de gran ayuda en ese momento.

 

 

 

       *              *            *

 

 

 

Una de las tres misiones más difícil era la que le Había tocado a Ettard Boren, Sker Urjan y Moira Yurkemi estos tres eran de los guerreros más experimentados y letales en batalla , se decía que uno por si sólo era un ejército, pero  lo que estaban por hacer era prácticamente un acto suicida.

 

No sabían qué clases de criaturas se encontrarían o quién era la mano detrás de Dragos, de manera lamentable Lucían no estaba físicamente con ellos, ni los otros Lobos. Pero Sker tenía un truco bajo la manga, él era una sombra de más de siglos de los que podían contar.  Se rumoreaba que él   había aprendido sus técnicas de las grandes padres y, de los elementales. Él era distinto a todas las sombras, incluso tenía más bien el parecido con un elfo de la literatura humana, de cabello amarillo, orejas alargadas y el bello rostro de una muñeca.

 

 

Entraron al castillo por el área de la cocina, Sker se aseguró de bloquear los sistemas de seguridad, para que no registrar su presencia. Afortunadamente todos los sirvientes estaban en su área de descanso, sin pensar mucho en ello se desmaterializo para pasar entre los  sirvientes que no tuvieron tiempo ni de suspirar, antes de caer dormidos y convertirse lentamente en roca. Para cuando él regresó con el equipo, continuaron revisando cada cuarto, cada salón dejándolo preparado con el mismo hechizo que se lo había utilizado con los sirvientes. Sker había manipulado las sombras para enmascararse, pero eso también podía ser agotador.

 

Todos los guardias que fueron encontrados, eran guardias menores estaban tan concentrados en su búsqueda, que no se dieron cuenta del vampiro que se les había escapado y los seguía desde hacía un par de habitaciones.

 

“Todo está demasiado tranquilo”  comentó Sker a través de su senda mental compartida.

“¿Donde demonios está Dragos?”

“No lo sé Héctor, pero aún nos falta la sección del este del Castillo…. bien podría estar ahí”

 

El lado este, era la parte oscura del Castillo, donde ni siquiera la gente de Dragos se atrevía a ir. Era el lugar de descanso de Dragos, allí también se encontraba en el antiguo trono del Oscuro. Donde ocasionalmente se podía uno topar con el gran padre recorrieron pasillos, que estaban llenos de pinturas, estatuas, adornos, candelabros, tan antiguos que cualquier museo estaría gustoso detenerlos en exhibición.

 

“Esto no me gusta chicos incluso Las sombras del lugar están en silencio”

 

Todo Se volvieron a ver a Fellow.

 

“Sabíamos que esto sería así, está es su vida y temo que ahora es tarde para volver atrás”

 

Las palabras de Moira eran ciertas y, no había nada que pudieran hacer para remediarlo. Por más que quisiera no estar en peligro, y poner a su gente lo más lejos de ese lugar, no era posible.  El pasillo por el que caminaban de pronto se cortaba con una pared y se dividía en dos, de un lado ese suponía estaba la habitación personal de Dragos, y de la otra la habitación del Trono del Oscuro. Pero, no podían dividirse, debían seguir plan, de acuerdo a los que Lucían les había dado.

 

Girar a la izquierda con un mal presentimiento y su corazón latiendo tan fuerte, que sentían se saldría de su pecho. El pasillo era largo y oscuro,  olía a humedad, ni siquiera la manipulación de las sombras les permitía ver con claridad a través de este. La puerta frente a ellos tenía una escritura en lengua antigua, era el lenguaje de Los Lobos y en el grupo no había nadie que supiera leerla, para saber cómo defenderse en caso de ser un conjuro.




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