Hermanos de la Oscuridad

Capítulo 5 -Cafés y Mentiras

El viejo Jossie nos atendió tan amable como siempre y con una gran sonrisa que contagiaba la felicidad que de él siempre esperé ver. A esa hora de la tarde el local estaba casi vacío ya que medio mundo andaba trabajando y el otro medio estudiando.
Noah se mantuvo en silencio durante el viaje y eso me decía que ella estaba pensando en algo serio, quizá en lo que nos ha pasado en los últimos días. Y es que todo ha sido demasiado raro, la cita, la fiesta, lo del auto y lo que pasó en en aula. Cualquiera en mi lugar se abría vuelto loco ya de tantas cosas fuera de lugar.
—¿Piensas en algo? —decidí empezar para sacarme de la duda sobre lo que en su cabeza rondaba desde hacía ya largos minutos.
Ella suspiró, vio hacia la venta, se frotó las manos, esperó un momento más y al fin respondió:
—Me han estado pasando cosas bastante raras. Casi las mismas que a ti
—¿Desde cuándo?
—Desde tu cita con Ethan. —ella frunció el ceño y bebió de la taza rojo con negro que entre sus manos recidía.
Me helé más con cada palabra que ella decía, no es posible que sea una coincidencia que a ambas nos estén pasando casi las mismas cosas y al mismo tiempo, serán fracciones de segundo las que separan los hechos en diferentes lugares. A menos que alguien esté provocando las alusinaciones y demás, cosa que creo casi imposible. Pero he llegado a una pequeña conclusión.
—¿Todo pasaba cuando estabas cerca de Ethan o JJ?
Es una locura dudar de ellos, pero qué sabe uno sobre los secretos de la gente. O sobre la gente en general.
—No todas las veces, pero sí en su mayoría. Dime lo que estás craneando.
Tal vez ella tenía la misma teoría y yo no estaba sacando conclusiones apresuradamente, solo tal vez ellos no tenían nada que ver porque no es posible que simples humanos logren algo como eso: alucinaciones, voces en la cabeza, sensaciones extrañas. Pienso demasiado las cosas y al final resulta que solo son cuentos inventados por mí, debería ser escritora.
—Es una locura. —Le dije viendo cómo ella acomodaba su larga melena pelirroja en una coleta negra.
—A este punto ya nada me parece una locura. —Parecía convencida.
Incluso es una locura decirle a ella. Pero ¿y si ella me está olcultando y sabe más de lo que aparenta?
—¿Crees que de verdad esos seres sobrenaturales vivan entre nosotros?—Solté de golpe.
—¿Y nos hagan qué? ¿Tener alusinaciones? 
Justo en el clavo, no puede ser una coincidencia. Dos son casualidad, tres un patrón y cuatro... 
—¿Sabes qué? en realidad sí es una locura.
—Lo que es una locura es que hayas salido así de la clase. El hecho de que un viejo de Londres —dijo haciendo énfasis en la palabra Londres— se apellide como tú no es nada extraño. A cualquiera puede pasarle.
—Me he sentido bastante abrumada cuando la maestra dijo ese nombre, no sé por qué. Quizá papá sepa algo de nuestros ancestros. O al menos de su familia.
Y esta vez no sólo yo tenía curiosidad debido a que yo no tenía más familia de sangre que mis padres, digo, porque la familia de Noah es como parte de la mía. Mi padre es huérfano y el padre de mi madre es él único a quien conozco, no tengo primos, tíos, nada más que mis padres, a mi abuelo y a los Blake. Son toda la familia que alguna vez podré conocer.
—La verdad es un poco raro que no tengas más familia que tu abuelo, espera... —sacó el móvil de la chaqueta.— Es mamá, ocurrió algo. Nunca llamaría en horas de clase.
Noah se alejó de nuestra mesa y caminó hacia la ventana dándole más dramatismo a la situación. Caminaba de un lado a otro y eso hacía que se me pusieran los nervios de punta. Giraba constantemente hacia donde yo estaba, pero no me veía, dejaba la mirada perdida en cualquier otro lugar, se le miraba ya bastante ansiosa.
Me levanté para ir hacia ella, pero me detuvo con un gesto indicando que estaba por colgar y fue ella la que se acercó.
—¿Qué sucede?— me atreví a preguntar.
—Era para avisar que les ha surgido algo en el trabajo y que vuelven hasta mañana.
—¿Eso era? 
—Sip.
De imprevisto ella recibe otra llamada y sin tardar más de dos segundos contesta el móvil para alejarse de nuevo. Al cabo de no más de quince segundos ella regresa a nuestra mesa esta vez un poco más sonriente. Y eso me suena a una llamada interesante ya que no sé de algo más que la ponga de mejor humor que el sus padres le digan que van de viaje.
Sin preguntar ella me cuenta quién le ha llamado y resulta ser JJ el que se encontraba del otro lado de la línea preguntando por su paradero ya que la quiere invitar a salir. También dijo que mis padres regresarían mañana y ya no el viernes, espero que mi madre no enloquezca cuando le cuente que un chico me está flipando mucho los últimos días, cosa que pasa desde hace meses.

—Nos vemos más tarde —dice Noah finalmente para despedirse y así subirse al auto de JJ que está estacionado afuera del local.
Veo como se sube y por el cristal cuando se saludan. 
He decidido quedarme un rato más acompañada de un café y Cumbres Borrascosas, libro que llevo a todas partes desde que lo empecé, quiero leer, pero no puedo concentrarme, intento, intento y vuelvo a intentar y aun así me pierdo, como consecuencia vuelvo a comenzar el párrafo, entonces pasa de nuevo y vuelvo al principio. No puedo sacarme de la cabeza todos los hechos que han ocurrido recientemente. Luego de media hora me rendí y decidí irme a casa, para entonces el cielo ya estaba negro con nubes parcialmente regadas por ahí como si fueran algodón de azúcar volando por los aires sin preocupaciones ni problemas, sin pensar a dónde las llevará el viento, solo disfrutando de la suave brisa. 
Salí completamente del local y una brisa me pegó en la cara ocasionando que mi cabello volara igual de fuerte. La noche se estaba tornando fría a cada minuto, para no dejar que lo helado del clima tocara completamente mi cuerpo cerré el abrigo, de éste saqué las llaves del coche, de pronto me di cuenta que en la calle no había nadie más que yo y esa ventisca que iba en aumento, sino me metía al auto terminaría congelada o peor.
 La verdad es que no tengo demasiada imaginación ahora mismo como para pensar en teorías conspirativas sobre el clima. 
Estando dentro del auto coloqué la calefacción con una de mis temblorosas manos, encendí la radio y La Valse d´Amélie tema de una película francesa del mismo nombre saltó a la radio. La película se basa en una muchacha que andaba "en busca del gran quizá" (ninguna frase de John Green podrá describir mejor lo que ella hacía) cuando un día ordinario se convirtió en el que le daría inicio a todo cuando un chico deja su álbum de fotos perdido, más adelante ella descubre que las fotografías pertenecen a desconocidos que las dejan botadas en la cabina fotográfica del metro, anónimamente ella le ayuda al dueño de dicho artefacto a descubrir uno de los misterios que su álbum de fotos esconde, esto los lleva a encontrarse en persona aunque al principio Amélie se rehusaba a hacerlo. Llevaba el ritmo de la canción con tal pasión que no me di cuenta de que el móvil almacenaba más de treinta notificaciones de WhatsApp y todos mensajes de mi madre preguntando por mi paradero desesperadamente. Opté por llamarle, seguramente ya están en casa.
Un tono, dos tonos, tres tonos. Ella contesta.
—¿Tessa? Oh, por Dios, ¿donde estás? —su tono era de preocupación, más de la habitual. Sabía que mi madre era nerviosa, pero nos sabía que lo era tanto.
—Tranquila mamá, voy de camino, pasé a... 
Ella me interrumpió de inmediato.
—¡No! No puedes venir a casa, regresa a casa de Noah y no salgas.
Ruidos estruendosos y sonidos de lucha se oían de fondo, lo cual me hicieron temer y preocuparme mucho.
—Dime qué sucede mamá—le exigí de una manera que en otras circunstancias habría sido causa de un fuerte regaño.
—Haz lo que te digo y no vuelvas a llamar, nosotros iremos por ti. —Colgó.
Le marqué inmediatamente a Noah, pero no me contestó, posiblemente se quedó sin pila. O a lo mejor la está pasando demasiado bien con JJ. —Reí ante tal ocurrencia—. No me quedó más remedio que ir a las casa de los Blake. 
Al llegar las luces de la casa estaban apagadas y los autos no estaban. —Perfecto— pensé— Noah no está y olvidé que sus padres tampoco.— Tomé el móvil y marqué por WhatsApp ya que me había quedado sin crédito.
—¿Hola? —dije al oír que tomó la llamada.
—Justo iba a llamarte, me preguntaba si querrías salir un rato. —Ethan respondió inmediatamente.
Es estupendo, no sé si sea una conexión o algo más, pero esto ya está pasando muy seguido.
—Claro, voy por carretera. ¿Paso por ti? No estoy tan lejos.
—Eso de que pases por mí, vengas y vayas al volante está hiriendo mi orgullo masculino—dice con una sonrisa esbozada de antelación. La noté al instante tras el teléfono.
—Déjame ver la hora y yo te digo en cuanto estoy frente a tu casa. Y no seas ridículo, las chicas también pueden hacer ese tipo de cosas, no es que seamos algo más, ¿verdad?    
—Claro, si vienes por el parque te queda más cerca. —Ignoró lo último que le dije.
Me despego el móvil del oído para ve la hora: 7:47pm.




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