Hermanos por ley

Capitulo 9

Robert estacionó el auto frente a una acogedora casa con un jardín bien cuidado. Antes de que pudiera tocar el timbre, la puerta se abrió.

—¡Bienvenidos! —exclamó Nicolas con una sonrisa amplia.

—¡Nicolas! —respondió Robert con entusiasmo mientras bajaba del auto. Estrechando sus manos con camaraderia.

El resto bajó cargando sus respectivos regalos. Sofía fue la primera en saludar a Nicolas.

—Buenas noches, Director. —saludó de manera formal.

—Oh vamos niña, no es necesario que me llames así en mi propia casa. Es extraño. —

Sofía asintió un una leve sonrisa.

—Y bueno, no piensan presentarme a esta joven dama. —dijo Nicolas, estrechando la mano de Sara con cordialidad.

—Nicolas, ella es Sara. Mi pareja. —mencionó Robert, haciendo la respectiva presentación. — Y el joven de atrás, supongo que lo recuerdas. Es su hijo, Josué. —

Los ojos de Nicolas se abrieron por la sorpresa. Pues Robert no mintió al decir que Josué obtuve la beca por sus propios méritos, ya que hasta ahora, no había mencionado que era el hijo de su actual pareja.

—Pero qué pequeño es el mundo —comentó Nicolás, sin ocultar su asombro pero tampoco dando explicaciones. Se limitó a sonreír y balanceándose con la cabeza antes de dar un paso hacia atrás, dejando espacio para que entraran—. Vamos, pasen, pasen. Eli estará molestando si no entra.—

El grupo cruzó la puerta, adentrándose en la cálida y acogedora atmósfera de la casa. El aroma a pastel recién horneado flotaba en el aire, mientras las risas suaves provenientes de la cocina indicaban que Eli estaba trabajando en algo especial.

—Dejen sus abrigos por aquí, y siéntanse como en casa —invitó Nicolás, señalando un perchero cercano—. Eli está terminando unos últimos detalles, pero seguro no tardará en salir a saludarlos.—

Josué se quedó unos pasos detrás del grupo, observando con curiosidad las fotos en las paredes, mientras Sofía y Sara dejaban sus cosas en el comedor. Nicolás, siempre atento, lo notó y le dio una palmada ligera en el hombro.

—Relájate, muchacho. Aquí no soy el director, solo un amigo. Algo anciano, pero no prejuicioso o algo por el estilo —dijo con una sonrisa, provocando que Josué asintiera con una leve inclinación de cabeza.

Antes de que pudiera comentar algo más, una voz familiar resonó desde el pasillo.

—¿Ya llegaron?—

Eli apareció en la entrada de la cocina, su mirada tímida pero cálida se dirigió primero a su abuelo y luego al grupo de visitantes.

—¡Eli! —exclamó Sofía, avanzando hacia ella con una sonrisa.

—Hola, Sofí —respondió Eli, respondiendo al abrazo con torpeza pero sin rehuirlo. Luego, su mirada se dirigió a Josué.

—¡El chico de las manos frías! —exclamó con entusiasmo. Causando miradas confusas en Robert y Sara, que desconocían su encuentro anterior.

Josué levantó la bolsa de regalo, causando que el brillo en los ojos de Eli aumentara considerablemente. Ella corrió a tomarlo, mientras el mantenía una distancia prudente.

—Feliz cumpleaños. —dijo con un sonrisa. — Espero te guste. —añadió, observándola con una expresión relajada

La reunión continuó de forma amena. Sara, al principio, se mostraba algo cohibida, pero el tráfico había jugado a su favor. Para la hora en que llegaron, el resto de los invitados ya se había marchado, dejando un ambiente más tranquilo. Esto le permitió relajarse un poco, especialmente gracias a Nicolás, quien resultó ser un hombre muy parlanchín, incluso más que Robert, y supo hacerla sentir bienvenida.

Mientras los adultos conversaban, los jóvenes permanecieron al margen de esas charlas. Estaban demasiado ocupados con la interminable energía de Eli, quien parecía no detenerse nunca. Aunque ignoró notablemente a Sara, algo que no era de sorprender para los que ya la conocían, con Josué fue todo lo contrario.

Eli lo incluyó en sus dinámicas sin titubeos, mostrándose mucho más abierta de lo que era habitual con alguien nuevo. Josué, por su parte, respondió con calma, adaptándose a su ritmo sin invadir su espacio. Su interacción fluía de manera natural, lo que llamó la atención tanto de Nicolás como de Sofía.

La velada transcurrió entre risas y el sonido de pasos veloces de Eli mientras iba y venía con algún juego o idea nueva. Aunque la energía comenzó a menguar conforme la noche avanzaba, la calidez del encuentro se mantuvo hasta el final.

Finalmente, cuando la reunión llegó a su fin, Eli se despidió a cada uno con una sonrisa satisfecha. A pesar de su tendencia a evitar el contacto prolongado con los demás, se despidió de Josué con una pequeña inclinación de cabeza que para ella era todo un gesto de confianza. Nicolás, observando la escena, intercambió una mirada significativa con Robert, quien asintió con una sonrisa apenas perceptible.

Mientras regresaban al auto, Sara comentó en voz baja:

—Parece que Eli tiene un nuevo amigo. —

—Eso parece —respondió Sofía, mirando a Josué, quien permanecía en silencio, pero con una expresión tranquila, casi satisfecha.

Mientras todos se acomodaban en el auto, Nicolás salió a despedirlos desde la puerta, agitando la mano con energía.

—¡Cuídense en el camino! —dijo con una sonrisa.

—Nos vemos el lunes, Nicolas. —respondió Robert desde la ventanilla.

Todos se despidieron una ultima vez antes de ponerse en marcha, el ambiente era tranquilo y la noche había cubierto el cielo.

— ¿Algún antojo antes de irnos a casa? —preguntó Robert unos cuantos metros adelante.

—Podríamos pasar por algo dulce —sugirió Sara, recordando que no lograron convencer a Eli de cortar su obra maestra.

—¡Buena idea! —apoyó Sofía, animándose.

—¿Hay algún lugar cerca? —preguntó Josué con tono neutro, intentando formar parte de la charla de manera inconsciente.

—A unas cuadras hay una cafetería que vende pasteles excelentes. A Eli le encanta —comentó Robert mientras comenzaba a conducir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.