Hermosa

Capítulo 9

― Su AMIGO, es como un padre para ellas ― dice con recelo Pablo ― dime, ¿tú que papel ocupas en ésta familia?

Genial, nueva pelea de gallitos. Un poco más y empiezan a orinar encima de nosotras, aunque eso es de los perros y leones creo… yo debería ver más dicovery o animal planet.

― Soy el padre de Daniela y el primer y único amor de Ana ― dice Daniel entre dientes ― Te recomiendo que vayas a conseguirte otra AMIGA, porque mi mujer no te va a durar mucho

― Eso es lo que crees, aunque ella te llegue a aceptar ― empieza Pablo

Yo hago un sonido de asco

― Que lo dudo ― dice sonriendo por mi onomatopeya ― tú hija me prefiere a mí

― No por mucho ― dice él

― Ya basta ― digo yo

― Queremos todos postres ― dicen las niñas

¿Ah? Levanto la mirada y veo al mozo anotar el pedido de las niñas.

― Hey, no. Tráigales unos rabioles con ensalada y un postre ― digo mirándolas mal ― escojan uno solo princesas

― Ash, casi lo logramos Daniela ― dice suspirando Priscilla

Cuando no, mi hija siendo la mente maestra

Luego de una incómoda velada, todos regresamos a nuestras respectivas casas.

Media hora después de llegar encuentro a Daniel en mi sala.

― Que quieres ― le digo mientras voy por un vaso de leche para mi hija

― Mañana es mi día con Daniela, pienso aprovechar cada minuto ― dice sonriendo de lado

― Bien, solo no me molestes ― digo y regreso para acostar a mi hija ― Buenas noches hermosa

― Buenas noches mami ― dice y se voltea para dormir.

Salgo a la sala para ir hacia mi cuarto y siento una mano en mi muñeca. Me jala y termino encima del sillón. Daniel me besa bruscamente.

― ¿Recuerdas nuestra noche de bodas? ― pregunta mientras levanta mis brazos y sostiene mis muñecas con una de sus manos. Con la otra empieza a tocar mi abdomen.

― Claro que lo recuerdo, no tengo demencia senil ni Alzheimer ― digo volteando mi rostro quedándome quieta

― Pues creo que es momento de recordar quien te dio el mejor sexo de tu vida ― dice empezando a besar mi cuello

― Ni lo intentes, Ela está durmiendo a menos de cinco metros ― digo molesta

― Si ese es el problema, podemos salir del apartamento ― dice él ― igual lo hubiéramos necesitado para recrear ese día

Lo recuerdo; el día de nuestra boda salimos de la habitación del hotel riéndonos. Nos dirigimos al ascensor vestidos aún con los trajes de la boda.

Pasamos besándonos hasta llegar al ascensor, cuando entramos pusimos el último piso que era el piso cincuenta y tres en el hotel de Nagoya-Japón. Entonces hicimos el amor en el transcurso de bajada hasta el piso número uno. Entramos y fue excitante el sentimiento de bajada. Eso sin contar nuestros propios movimientos y los juegos previos. Daniel me apoyó contra el frío vidrio del ascensor que daba hacia la calle. Por primera vez me tomo desde atrás; fue especialmente delirante. Fue alucinante y en definitiva ese fue mi primer puesto. Sonriendo salimos a la calle a buscar nuestro segundo puesto. Se nos ocurrió a cinco cuadras del hotel; vimos que alquilaban motos. Y bueno, lo hicimos ahí y en movimiento. No lo hagan, casi nos matamos. Pero la adrenalina potenció el sentimiento de placer. Eso sí era definitivo.

Pero en definitiva era el pasado, dos jóvenes experimentando en un país desconocido en su luna de miel. Ahora soy madre y tengo que darle el buen ejemplo a mi hija. Lo primero siempre será ella.

― Daniel, no. Dime la razón exacta del por qué nos dejaste y donde está María, esa abogada tuya que no dudo en destruir mi familia ― digo mirándolo a los ojos

Él suspira y me deja ir; se sienta en el sillón y me mira a los ojos.

― Bien ― dice ― Mi padre cayó enfermo y justo empeoró cuando la empresa empezó a ir a la bancarrota. Sabes que mis padres nunca aceptaron nuestra relación y que por eso estábamos distanciados. Ellos nunca se enteraron de Daniela, así que me consiguieron una pareja “digna” de mi familia

― Auch ― digo levantando una ceja

― Mi padre se enteró de lo mal que iba a empresa que fundo y te echo la culpa; estaba a punto de morir y me pidió que jamás deje que la empresa se hunda y desaparezca. Justo apareció María, la que debió ser mi pareja según mis padres y me propuso darme el dinero. Mis padres no querían y no podían por los gastos elevadísimos del hospital. La quimioterapia es muy cara, sin contar que también estaban con un procedimiento alternativo experimental. Así que cuando vi que mi padre empeoraba cada vez más acepte el dinero. Les comuniqué que me divorciaría de ti y que la empresa volvía a tomar forma alejándose de la quiebra. Pensaba mantener oculta la verdad que seguía contigo y a nuestra hija. Pero María me puso un ultimátum, el trato era el dinero y los contactos para hacer contratos por dejarte. Pasó lo que creí correcto y la empresa se levantó; mi padre falleció cinco meses después. Lo último que me dijo era que estaba orgulloso de mí y de mi decisión de dejarte. Pensé que era el momento de regresar contigo, pero María se presentó sola como mi novia ante mi madre. Me condicionó que no la contradijera; se cobró el favor anterior. Me dio un contrato para casarnos por cuatro años, era el tiempo que su abuelo había pedido para darle todos sus bienes. Si me apartaba iba a desmentir todo e iba a mandar a la quiebra a la empresa. Acepte. Y viví con ella hasta hace algunos meses, cuando recibió la herencia y me dejo decidir. Yo no quise, pero tuve que hacerlo Ana. Te amo, por siempre ― dice mirándome y tomando mis manos.




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