Hermosa

Capítulo 12

Estamos a dos días del gran día y ya tengo todo listo. Los vestidos, el local, la pasarela, los zapatos, la… ¡LA COMIDA!

No contrate la comida, diablos… En estos casos siempre contrato algo nuevo que le encante a mi hija.

¡Pizza!

¡Eso es!

Llamo y contrato a un restaurant italiano para hacer pizzas pequeñas de diez centímetros de diámetro. De todos los tipos: hawaiana, americana, vegetariana, napolitana, etc. También pido que hagan canelones para la cena para máximo treinta personas. La celebración para mi hija tiene que ser perfecta.

La convivencia estos días fueron algo tensos; Daniel trata de complacer en todo a Daniela y por consiguiente consiente también a Priscilla. Pablo reniega y trata de mantenerlas a raya, pero con Daniel detrás no se puede.

― Daniel, entiende. No puedes interferir en nuestra autoridad con las niñas y tampoco puedes complacerlas en todo. ― le digo llegando a casa mientras lo veo haciéndoles un batido de chocolate.

― Pero funciona, ya me quieren más ― dice contento

―Ese no es el punto. Entiende, complaciéndolas no vas a recuperar los cinco años que perdiste en la vida de tu hija ― le dice molesto Pablo ― Así que deja de malcriar a mis hijas, ya suficiente con lo que las complace Ana

― ¡Hey! No me metas, que a mí me hacen más caso que a ti ― le reclamo

― Bien, lo intentaré. Lo siento ― dice cabizbajo

Llegó el gran día y con Pablo hacemos lo de siempre; pero con Daniel más.

A las seis de la mañana vamos al cuarto de Daniela y la encontramos durmiendo con Priscilla. Un día antes mi hermosa se siente muy nerviosa y siempre cuenta con el apoyo de Priscilla.

Se levanta y le cantamos feliz cumpleaños. Cojo la caja donde puse los dos vestidos y se lo entrego; emocionada porque ya sabe lo que es, lo abre con mucha expectación.

― ¡AHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! ― grita Ela ― ¿No puede ser, mami cual es el tema de este año?

― Amigas/hermanas ― le digo sonriendo

― ¡Priss! Vamos a modelar juntas, este es el tuyo ― le entrega el vestido largo color turquesa

― ¡Ahaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ― grita Priscilla ― ¡Lo amoooooooo!

Lo sabía, ese era el color favorito de Priscilla. El vestido de mi hija es azul eléctrico. Ambos con partes de encaje blanco.

Van corriendo al baño para alistarse y salen en menos de diez minutos.

― Ya, hay que ponérnoslo ― dicen emocionadas

Se lo colocan y se ponen a gritar como locas, corriendo por toda la casa.

― Ya haz que se callen por favor ― me dice Daniel sonriendo

― Déjalas unos minutos más, ahora se van a dar cuenta que les falta… ―

― ¿Mamá y los zapatos? ― viene Ela a preguntar

― ¿Vez? ― señala Pablo ― Princesa, ahora abre mi regalo

― Ahhhhhhhhhhhahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh ― gritaron ambas al mismo tiempo

― Ya, hasta aquí. Basta de gritos y vayan a terminar de cambiarse ― digo y yo misma me voy a cambiar.

Al final salimos los cinco, listos para ir al campo de guerra. Mi hermosa con su vestido azul eléctrico corto, dos dedos encima de las rodillas, con mangas de encaje blanco y con una especie de cuello tortuga. Priscilla con uno parecido pero largo con pico de pato hasta los tobillos, también con mangas largas y con cuello tortuga del mismo material que el de Daniela. El detalle más peculiar de los vestidos estaba en si prestabas atención a los encajes, el encaje estaba lleno de pequeñas palabras. En el de Daniela era “Best” y en el de Priscilla esta “Friends”. En la parte de uno de los antebrazos, borde cuatro letras a modo de pulseras. En uno puse ”HERM” y en el otro “ANAS”, cosa que cuando caminen entrecruzando sus brazos se pueda leer la palabra completa.  

Cuando estamos por subir al auto escucho unos gritos, volteo.

― ¡Ah! Dice hermanas ― gritan las niñas

― Que detallista Ana ― me dice Pablo

― Solo se te ocurriría a ti ― dice Daniel

― Gracias ― les respondo a ambos

Todos vamos a desayunar a un café cercano; las niñas tomaron chocolate con churros y nosotros café con churros. Luego de eso nos fuimos al local y empezamos con todos los preparativos, bueno yo; ellos se fueron a pasear y disfrutar la atención. No almorzamos, ya que nadie tenía hambre. Las niñas se la pasaron haciendo bromas pero de primer nivel, no fueron muy lejos; supongo que por ser su cumpleaños y el evento del año para nuestra empresa. Paran mostrándoles a todos como sus vestidos forman “Best friends” y “Hermanas”. Se pasean riendo y saludando como reinas del lugar. Bueno, lo son.

A las cuatro el desfile comienza, veo los nuevos diseños y me sorprendo del talento que desbordan mis diseñadores. Si siguen así ya nadie se ira los próximos años. Empiezan con el desfile de los niños, me sorprenden las ideas que tuvieron. Hay desde ropa deportiva, hasta ropa de gala. Mis niñas están usando un vestido formal, pero a la vez casual; algo como para ir a un evento de día y que una niña utilice sin ser comparada con la ropa de adultos. Aunque eso no importa, ellas usan lo que se les pegue la gana. No respetan nada, así que no importa.




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