Capítulo Dos
Renata
Detesto levantarme temprano, me parece la cosa más horrible del mundo, sin embargo lo tengo que hacer para ir a estudiar y por si fuera poco me tengo que ir caminando, suelto un suspiro de cansancio, tomo mis cosas y salgo de mi casa.
Me toma solo quince minutos llegar, entro a mi salón de clases, tomo asiento y veo que no ha llegado mi mejor amiga, lo cual me sorprende, ella siempre es muy puntual, pero supongo que no tomó el metro a tiempo.
Saco mi libreta y empiezo a rayar en la última hoja, miro hacia la puerta y veo al maestro hablando con alguien, lo que me parece increíble, ya que entre más se tarde hablando, menos clase tendremos, regreso mi vista mi libreta y continúo haciendo garabatos.
Escucho como jalan hacia atrás la silla que está a mi lado, ni siquiera me tomo el tiempo de voltear, estoy segura que es mi mejor amiga.
―¿Por qué llegaste a esta hora? Tú siempre llegas temprano, ¿pasó algo? —al ver que no me responde nada, me doy cuenta que no es algo de lo que quiera hablar, las veces que pasa eso, normalmente yo le cuento cualquier cosa para que se distraiga un poco —Bueno, te contaré algo. Ayer hablé con él, "por accidente" chocamos y fue muy lindo cuando se disculpó, hablamos y me di cuenta que sabe cosas de mí, lo que me parece raro e interesante, creo que me fue bastante bien —espero a que diga algo, pero no lo hace, así que es en ese momento es en el que decido dejar de rayar mi libreta, la cierro y levanto mi mirada para poder verla.
Vaya Sorpresa. Un chico de cabello castaño está en el asiento donde debería estar mi amiga, tiene puesta una chaqueta negra.
Tiene la pinta de ser un idiota.
—Si me permites un consejo, no deberías romantizar que te haya pedido una disculpa, es lo mínimo que debería hacer una persona cuando se equivoca.
—No lo estoy romantizando.
—Estoy seguro que si, lo noté en el tono de voz, ¿no me digas que ahora eres de las que romantiza el minimo esfuerzo, Renata? —me quedo callada por unos segundos al escucha "Renata"
—¿Cómo sabes mi nombre? —pregunto un poco confundida, aquel dato no tiene porque saberlo un extraño —Nunca en mi vida te había visto, ¿cómo carajos sabes mi nombre?
—Tranquila preciosa, en tu libreta lo dice —me hace un gesto para que mire y me doy cuenta que es verdad en mi libreta están mis datos como mi nombre, el nombre de la escuela, el semestre, e.tc —Escucha mi consejo, no deberías...
—No te pedí un consejo.
—Mejor aún, te lo estoy dando gratis.
—Mejor reservalo para cuando alguien te lo pida y aprende a callarte que no pedí ni tu opinión, ni tu consejo, ni que deducieras cosas por algo que no debiste escuchar.
—Vaya...
—¿Te quedó claro o te lo repito más lento?
—Más lento, por favor —dice con burla y no sé si es mi imaginación pero aquellas cuatro palabras las mal pienso.
—Eres un Idiota.
—Señorita Symanski —al escuchar la voz del profesor niego y me pongo de pie —esa no es la forma de dirigirse a su nuevo compañero, así que le voy a pedir que se disculpe —me quedo callada —Señorita la clase no va a empezar hasta que usted le ofrezca una disculpa.
—Entonces yo creo que el día de hoy se cancela la clase de cálculo.
—¿No se va a disculpar?
—No —respondo con mucha seguridad y aquel chico arquea una ceja, le sorprende mi comportamiento.
—Siéntese —dice molesto y luego de unos segundos hago lo que me dijo —Chicos vamos a retomar los ejercicios de la anterior clase —camina hasta su escritorio y comienza a escribir en el pizarrón.
—Aparte de grosera, altanera, irrespetuosa, respondona, la señorita salió irreverente.
—Hoy como que ando muy preguntona, ¿no? —sonríe dejando ver sus hoyuelos
—Escucha...
—El que estemos compartiendo mesa, no significa que tengamos que hablar, ¿vale?
—¿Eres así con todos?
—Por eso no tiene amigos —le responde mi compañera Sol al chico nuevo —Créeme que te conviene mejor alejarte de ella, es un caos en esta escuela —ignoro lo que acaba de decir y emepizo a tomar nota de los ejercicios del profesor.
A medida que pasan las clases me doy cuenta que en definitiva mi mejor amiga no vino hoy, al escuchar el timbre de inmediato salgo del salón y voy directo a la cafetería, por suerte no hay muchos alumnos, compro un agua y me siento en una banca que esta cerca de la cancha de fútbol para poder ver a León mientras juega.
La verdad no sé mucho de ese deporte, solo que persiguen una pelota por toda la cancha y que el objetivo es meter un gol en la portería contraria, observo lo bonito y verde que se ve es cesped, hace unos dias le acaban de dar mantenimiento.
―Hola ―levanto mi mirada, pero no logro ver quien es por culpa del sol, está demasiado intenso que solo logro ver una silueta —se me olvidaba que no saludas, ¿me puedo sentar?
—¿Quién eres? —toma asiento a mi lado y veo que es el chico nuevo —¿que haces aquí?
—Vine a ver como juegan al igual que tú —asiento y continúo viendo a León, quien le pasa le pelota a alguien de su equipo y por poco y mete un gol —¿Por qué estás sola?
—No es algo que te importe.
—Por algo estoy preguntando.
—¿No te gustaría ir a hablar con alguien que si le interese mantener una conversación contigo?
—¿No quieres hablar conmigo?
—No.
Se queda callado y al igual que yo empieza a ver como juegan, León patea la pelota y falla por completo porque termina en donde estoy yo, lo veo correr hacia nosotros.
—Perdón, ¿te pegué o algo?
—No, no te preocupes.
—Me alegra que estés bien —toma la pelota y regresa a la cancha para seguir jugando.
―Es él, ¿verdad?
―¿Qué?
―Él es quien te gusta, del que hablabas esta mañana.
—Eso no es asunto tuyo —respondo cortante y me voy de ahí, me detengo al estar frente a la alberca de la escuela, se supone que nadie puede pasar a menos que haya clase de natación pero no me interesa, al darme la vuelta lo veo —¿Eres un maldito acosador o que?