Hermosa Irreverente

《27 de enero del 2022》


Cap 5

Renata

Definitivamente debe estar bromeando, que clase de persona en pleno uso de sus facultades mentales pasaría el fin de semana con un extraño que conoció hace tres días, puede ser un psicópata, tratante de blancas, secuestrador, violador o podría ser uno de tantos hombres que invitan a jovencitas a su casa para cumplir sus fantasías sexuales.

Le falta un tornillo si piensa que eso va a pasar.

―¿Me estás escuchando? ―pregunta interrumpiendo mis pensamientos.

―La verdad no ―me doy la vuelta y camino hacia la salida.

Está operado del cerebro.

Se para enfrente de mi obstruyendo mi camino.

―Quieres quitarte ―niega ―por favor ―digo cansada.

―Ni aunque me mires con esa carita, ranita ―pongo los ojos en blanco ―escúchame y nos vamos de aquí.

―Está bien, dime lo que me tengas que decir.

―Tú dijiste que si sacábamos una buena nota harías lo que yo te pidiera ―asiento ―pues... ―saca unas hojas ―aquí esta ―me restriega la calificación en mi cara ―tenemos la mejor  nota, más un punto extra ―le arrebato las hojas y las observo detalladamente.

Esto tiene que ser una broma.

―Pues no te creo ―le devuelvo las hojas.

―Vamos a preguntarle al profesor, todavía no se ha ido ―empezamos a caminar y por desgracia está dando clase al grupo de León, tocamos la puerta y sale un momento ―disculpe la interrupción.

―No se preocupen, ¿en que los puedo ayudar?

―Mi compañero me enseñó la calificación de los ejercicios y quería preguntarle si los revisó bien ―me mira confundido ―tal vez se equivocó y algo está mal.

―Renata, lo revisé detalladamente y todo está bien, no hay un solo error.

―¿Está seguro?

―Si.

―Gracias por su tiempo.

―Hola ―lo que me faltaba ―profe, ¿puedo hablar con ella? ―ojalá le diga que no ―es solo un minuto.

―De acuerdo ―el profesor entra al salón.

―Quería agradecerte por ayudarme.

―Yo diría más bien que te lo estoy haciendo.

―Bueno sí ―dice apenado, está a punto de entrar, pero lo detengo

―Una pregunta. ¿Quién te dijo que me gustabas?

―Galilea ―esa respuesta no me la esperaba.

―Gracias.

No puedo creer lo que acabo de escuchar, ¿será verdad o solo lo dijo por decir? Tengo que preguntárselo a mi amiga.

―Entonces...

―Me voy a mi casa ―salgo de la escuela y empiezo a caminar.

―Y de ahí nos vamos para la mía ―freno de inmediato.

―Creo que no entendiste, yo me voy a mi casa a descansar y tú a la tuya ―niega con una media sonrisa.

―Tú dijiste que me darías lo que yo quisiera y quiero que pases este fin de semana conmigo.

―Definitivamente estás loco ―continúo caminando ―lo dije sin pensar, la posibilidad de que no tuvieras ningún error era de uno en un millón, lo cual era casi imposible.

―Tú lo dijiste "Casi"

―Me puedes pedir lo que sea menos eso.

―Que pena, pero ya decidí que es lo que quiero.

En el camino a mi casa trato de que olvide esa tontería, pero no lo logro, sigue insistiendo, quiere que le diga "sí" pero eso no va a suceder.

―Bien ―digo cuando estoy afuera de la puerta de mi casa ―ya te puedes ir ―hago un ademán de manos para que siga su camino.

―Me siento mal ―empieza a respirar un poco extraño ―tienes un poco de agua ―abro la puerta ―gracias ―entra como si nada.

―¿Cómo pude caer en esa tontería? ―cierro la puerta molesta.

―Hola ―me saluda mi madre ―¿Cómo te fue? ―mira al Emperador ―¿Quién es él? ―el chico se va a presentar pero no lo dejo.

―No es nadie y contestando a tu pregunta, he tenido mejores días.

―¿No nos vas a presentar?

―Mamá, te presento a nadie, nadie ella es mi mamá.

―¡Renata! ―dice mi madre molesta ―discúlpala, debe ser que hoy no es su día.

―Mentira, en realidad creo que hoy sí es mi día  ―respondo desde la cocina.

―¿Tienen un trabajo juntos o algo así?

―No, estoy aquí porque quería hablar con usted.

―Claro.

―No le hagas caso mamá, está loco, solo quería un poco de agua ―le entrego un vaso ―tú siempre has dicho, denle de beber al sediento ―mi mamá niega molesta por mi comportamiento ―¿Dónde está Roberta? ―pregunto para cambiar de tema.

―Está haciendo su maleta.

―¿Por qué?

―De eso quiero hablar contigo.

―¿Nos vamos a mudar? ―añado emocionada ―sería la mejor noticia que podrías darme.

―No te ilusiones, porque por ahora nos quedaremos aquí ―mi felicidad se esfuma ―tengo un viaje de trabajo y en dos horas sale mi vuelo.

―¿Y a qué lugar vamos? 

―No me estás entendiendo ―la miro confundida ―regreso el martes en la tarde y no las puedo dejar solas, así que se van a ir con su padre.

―Pues ya que —finjo que no me agrada la idea, pero la verdad es todo lo contrario.

Me encanta pasar tiempo con mi papá.

―Que coincidencia ―me sonríe ―le estaba diciendo a Renata que la invitaba a la boda de mi prima.

―¿En dónde es?

―En la playa, de hecho le dije que pasara el fin de semana conmigo.

Sonrío, mi madre le va a decir que no, nunca duermo fuera de casa a no ser que este alguno de mis padres de otra forma no tengo permiso.

Suelto un suspiro de alivio, ya gané, no voy a ir a ningun lado con él.

―¿Solo van ustedes? —aquella pregunta me sorprende.

―Por supuesto que no, invité a unos amigos.

Definitivamente le está mintiendo.

―¿Cuándo se irían?

Esta conversación entre ellos no me dice nada bueno.

―Le comenté que nos fuéramos hoy a las tres de la tarde, para llegar a las ocho de la noche, se quedaría viernes, sábado, domingo y regresaríamos el lunes en la tarde.

—¿El lunes? 

—Sí, no hay clases hasta el martes.

―¿Qué te respondió mi hija?

―Me dijo que no podía darme una respuesta hasta hablar con usted, entonces yo le dije "no creo que tu mamá te diga que no, sacaste la mejor calificación en cálculo y con un punto extra"



#4416 en Novela romántica

En el texto hay: humor, romace, amor

Editado: 28.08.2023

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