Hermosa Irreverente

《Es lo mejor para ti》

Cap 29

Renata

Una semana más ha pasado y siento que todo va de mal en peor, no puedo concentrarme en una clase en específico, cada vez que el profesor abre la boca para explicar, no escucho nada y trato de poner toda mi atención, pero no sirve de nada.

Desde lo que pasó entre nosotros no he podido asistir a una asesoría y eso está fatal, porque no entiendo nada de cálculo.

He intentado que alguien más me de clases particulares, pero la forma en la que explican me resulta complicada y creo que es porque con el Emperador las cosas eran diferentes, me facilitaba el proceso y no era tan tedioso, en poco tiempo me acostumbré a su forma de enseñar y ahora no me veo con otro profesor.

No pensé que esas asesorías me ayudaran y me gustaran a tal punto de tener yo la iniciativa de tomarlas.

Cierro mi libreta cuando el profesor nos dice que podemos salir al descanso, todos optan por ir al jardín o a la cancha, mientras yo decido ir a la cafetería.

Tomo asiento en la barra y pido una malteada, como casi no hay nadie, no tardan en dármela, bebo un poco y me doy cuenta que está muy dulce, más de lo normal.

—¿Le pusieron algo diferente?

—Un poco más de vainilla —me explica la señora y asiento, por eso sabe así.

Veo acercarse a Ybar, no le tomo importancia hasta que se sienta a un lado de mí.

—¿Quieres que te prepare otra?

—No, mejor dame un agua, por favor.

—Claro —abre el refri donde están todas las bebidas frías y me da una.

—Gracias.

—Buenos días, me podrían preparar una malteada de fresa. —¿Por qué no se va a otro lado a sentarse?

—Claro, en un momento la tengo lista —ella sonríe —¿y que dice el novio? —le pregunta la de la cocina mientras busca lo necesario para preparar su bebida.

—No tengo —frunzo el entre cejo —al parecer la soltería me persigue —bromea y la señora se ríe.

—Ya verá que encontrará a alguien, solo es cuestión de tiempo, está muy bonita señorita.

—Muchas gracias, pero él que quiero, quiere a alguien mas.

—¿Terminaste con Amaury? —me volteo en su dirección y le pregunto de manera directa.

—¿Terminar? Si nunca tuvimos nada.

—¿Qué? Yo vi que cuando te puso esa pulsera que traes en la mano derecha, te pidió que fueras su novia —niega de inmediato.

—Está pulsera —me la enseña —me la dio mi abuela.

—Yo vi cuando....

—Estás confundida Renata, si es verdad que en una ocasión le pedí que me pusiera la pulsera porque se me cayó y Galilea no me quiso ayudar, así que le pedí a él que me ayudara, porque estaba cerca, nada más.

Pero él me dijo que...

Toma su celular y me enseña una foto de hace dos años, donde a su lado está Sergio.

—Amaury no me la dio, porque en ese tiempo no lo conocía y yo ya tenía la pulsera.

—Pero...

—Me cuesta decirlo, pero él te quiere a ti.

—No seas mentirosa.

—No lo soy, él mismo me lo dijo, cuando le pedí que saliéramos, su respuesta fue "Ybar, tal vez podamos salir algún día como amigos, pero de otra forma no puedo, quiero a Renata a pesar de que estemos distanciados en este momento"

¿Qué carajos está pasando?

—Tengo dignidad, ¿sabes? Y si ya me dijo que no le gusto y que no puede verme de la forma que quiero, no voy a seguir insistiendo, porque sé que nada va a cambiar.

—Ybar, yo juraba que todo entre ustedes iba bien.

—Nunca hubo un nosotros.

💌

Estoy acostada en mi cama, desde que llegué de la escuela no he hecho otra cosa que pensar en todo lo que me dijo Ybar.

¿Por qué Amaury me mentiría?

¿Por qué inventó que eran novios?

¿Qué mierda conseguía con todo esto?

Algo aquí es claro, su objetivo fue alejarme de él, pero... ¿por qué motivo?

Ahora no me cabe la menor duda que hay algo más y necesito saber que es.

Tengo que averiguar que es lo que está pasando, pero primero voy a la cocina por un vaso de leche de chocolate fría.

Empeizo a caminar de nuevo hacia mi habitación, pero chcoco con Karoa en el pasillo, parte de mi bebida se le cae en su ropa.

—Lo siento —dice con la cabeza agachada.

—Karoa, mi leche —está por seguir su camino pero la detengo —acabas de tirar... —me quedo callada cuando levanta la mirada y mis ojos se abren ante la sorpresa.

—¡¿Qué te pasó?! —pregunto preocupada.

—Shhhh —me toma de la mano y me jala hasta su habitación —Renata... —cierra la puerta con seguro.

—¿Quién te hizo eso? —pregunto preocupada, está por hablar pero no la dejo — y pobre de ti si me dices que te caíste y eso te lo hiciste tú, porque no te creo.

—Si te lo cuento no sé lo digas a mis tíos.

—Eso depende de que tan grave sea lo que este pasando.

—Renata, por favor.

—No te voy a prometer algo que no pueda cumplir y menos si eso te está dañando.

—¿Recuerdas a Mario? —pongo una de mis manos en mi frente.

Esto tiene que ser una maldita broma.

—¿Desde cuando regresaron?

—Nunca terminamos en sí, por eso mis papás me mandaron aquí.

—Te está lastimando.

—No, no, no, yo lo provoqué.

Al escucharla me doy cuenta de lo mal que está.

Tengo ganas de gritarle, de decirle que es una tonta y que no puede dejar que la lastimen de ninguna forma, pero me contengo, porque sé que eso no va a ayudar en nada.

Respiro profundo y me acerco a ella.

—Karoa —sus lágrimas empiezan a rodar por sus mejillas y agacha su cabeza—. Nunca agachas la cabeza, ¿esta claro? —asiente.

—Renata...

Sin siquiera pensarlo la abrazo y ella empieza a llorar, aquel contacto es el primero en el que siento aquel dolor como mío.

¿Ahora que hago?

No tengo idea de que debo decir o hacer en estos momentos, jamás me había pasado algo así.

—Vamos a denunciar —se aleja de mí de inmediato como si hubiera dicho algo que está mal.

—Yo lo quiero.



#2280 en Novela romántica

En el texto hay: humor, romace, amor

Editado: 23.04.2025

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