Cap 35
Karoa
Pensar en la posibilidad de que Amaury y yo podamos tener una relación, me hace sentir bien, creo que merezco a alguien como él, creo que podemos tener algo estable. Estoy segura que él es el indicado para mí, algo en mí cerebro me lo dice.
Termino de ponerme lipstick, suelto un beso al aire y sonrío.
Este día va a ser inolvidable, va a ser el inicio de la mejor relación que voy a tener.
Salgo de mi cuarto, al cerrar la puerta empeizo a teclear algo.
Yo: Hola, ¿podemos vernos hoy?
Veo mi celular para ver si el mensaje se a enviado correctamente.
—¡Karoa, baja a comer! —grita Renata desde la parte de abajo, aún no comprendo como es que a pesar de ser una casa bastante grande sus gritos se escuchan perfectamente en cualquier rincón de aquí.
No entiendo cual es la necesidad de gritar, sería tan simple si ella viera a avisarme que la comida está lista hasta aquí arriba.
Suelto un suspiro y comienzo a bajar las escaleras antes de escuchar su voz otra vez.
Tomo asiento en el comedor, me sirvo un poco de agua y pongo en mi plato una porción pequeña de comida.
—Renata, te quedó muy rico —dice Roberta luego de probar un bocado.
—Yo también ayudé —dice mi tío.
—Es verdad, la pasta la preparó papá, yo hice las calabacitas con queso gratinado.
Ellos continúan hablando mientras yo prendo mi celular para ver si tengo una notificación pero no.
¿Por qué tarda tanto en responder?
Hago una mueca al ver a Renata servirse otra porción.
—¿Vas a seguir comiendo? —asiente mientras acomoda el plato enfrente de ella —la pasta engorda.
—¿Y eso que?
—Si sigues comiendo de esa forma vas a terminar siendo una vaca y nadie te va a querer.
—Karoa, por favor, hay gustos para todos.
—Estás saliendo con alguien —le recuerdo para que se de cuanta que está comiendo demasiado —es muy probable que cuando vea que subiste de peso ya no le gustes.
—Pues que pena, porque yo no voy a dejar de comer para gustarle a un idiota. Si no le gustó a él, habrá mil personas a las que sí.
Niego, ¿cómo no se pone a pensar en todo lo que se está comiendo?
—Karoa, a mí me preocupa más que dejen a mi hermna porque está loca, que por su peso —niego al escuchar a Roberta.
Observo como saborea la pasta. ¿Por qué no sé da cuenta de toda la hariana que se está metiendo?
¿Por qué es así?
—Hermanita —Renata la mira con los ojos entre cerrados —¿Sabes a quien le va a gustar probar lo que hiciste?
Renata niega, mientras Roberta toma su celular.
—Hola, cuñado...
—¡No le digas así!
—Renata, cállate, estoy mandando un audio —niega e intenta quitárselo —cuñado, como te decía, quiero invitarte a probar la comida que hizo mi querida hermana, confirma tu asistencia, adiós.
—No sabía a parte de salir con alguien, tenías novio —levanta la mirada de su plato.
—No tengo.
—Pero, Roberta...
—Está loca —termina de decir, antes de que mi tío diga algo, vuelve a hablar —era broma, papá, pero si quieres no es broma.
Ambas se empiezan a reír y mi tío niega.
No entiendo su forma de ser.
Mientras levantan la mesa, me comentan que van a ir al cine, me invitan pero me niego, tengo cosas más importes que hacer que ir a ver una estúpida película.
Al pasar una hora mi celular suena, lo desbloqueo de inmediato.
Amaury: Hola, ¿está todo bien?
Yo: Si, solo necesito hablar contigo, es importante.
Amaury: Está bien. ¿En dónde nos vemos?
Adjunto la ubicación de un bar y se la mando.
Me retoco el maquillaje, salgo de la casa, tomo un taxi y luego de unos minutos llego.
Lo veo sentado en la barra, me acerco y lo saludo con un beso en la mejilla.
Me siento a un lado de él y antes de que él hable yo lo hago.
—Dejé a mi novio por ti.
Él parece estar confundido.
—Me alegra que lo que hemos hablado, te haya ayudado.
—Sí, tus consejos me sirvieron mucho, tenías razón —él sonríe —Amaury...
Me empiezo a acercar a él, antes de que nuestros labios se puedan rosar Amaury se hace hacia atrás rápidamente.
¿Qué le pasa? ¿Por qué no dejó que le diera el beso? ¿Tengo mal aliento?
Me incorporo en mi aisento, tomo un poco de aire antes de confesarle lo que siento.
—Me gustas, eres la razón del porque dejé a mi novio —se aclara la garganta incómodo.
—karoa, no —mi sonrisa desaparece —no te confundas, yo solo estaba tratando de ayudarte, de ser un amigo para ti.
—Pero...
—En ningún momento hice algo para que pensaras que me interesabas de otra forma.
—Me gustas, de verdad.
—Creo que estás confundiendo las cosas —me acerco y tomo sus manos.
—Tú me tratas bien, me escuchas, te interesas por mis problemas, eso lo haces porque me quieres.
—Lo hago porque eso hacen los amigos —niego, no lo quiero como amigo —no porque te trate como deberían tratarte todos, significa que me gustas, estas acostumbrada a que tu novio te maltrate y cuando llegué a brindarte mi apoyo como amigo, confundiste todo.
—Tú me quieres.
Toma un poco de aire antes de decir algo, y aquel gesto hace que mis ojos empiecen a cristalizarse, no quiero escuchar de su boca el "no te quiero" no podría soportarlo.
—Bueno, pero si lo intentamos, con el tiempo, la convivencia, te podrías acostumbrar a mí.
—Podría acostumbrarme a ti, pero no te querría.
—¿Por qué?
—Porque quiero a alguien más.
—¿Quién es ella? —está por hablar pero lo interrumpo —¿Ella vale la pena?
—Lo vale todo.
Una lagrima resbala por mi mejilla y él la limpia.
—Puedo hacer que la olvides, solo déjame intentarlo.
—Karoa, no mereces que te utilicen para olvidar a alguien.
—Solo...