Cap 37
Renata
Y aquí estamos, sentados en la sala de embarque del aeropuerto, con nuestras pijamas de rana, esperando poder abordar ese avión.
Algunas personas nos ven extraño y creo que se debe a que no llevábamos equipaje o quizá por como estámos vestidos.
Observo al niño rubio señalandonos, le dice algo a su mamá y los veo acercarse a nosotros, el Emperador sonríe cuando nos pide que nos tomemos una foto con él.
Cuando el niño se va, Amaury bebe un poco del café que compró, está muy cansado y no es para menos, son las tres de la mañana.
A esta hora creo que deberíamos estar durmiendo, sigo sin saber a que hora duermen cuando van a una pijamada.
Para empezar, ¿duermen?
Mau recuesta su cabeza en mi hombro, con cuidado le quito el café, para que no lo vaya a tirar.
Su celular empieza a sonar y al ver que no hace nada, lo tomo de su mano y contesto.
Al escuchar quien habla cuelgo de inmediato.
—Apuesto a que querían venderte algo —dice mientras cierra sus ojos para descansar.
—¿Por qué hacen eso?
Sonríe y yo hago los mismo al verlo, se ve tan lindo con los ojos cerrados.
Prendo su celular y voy directo a cámara, tomo un par de fotos, él ni siquiera lo nota, las fotos se ven increíbles, su cabeza recostada en mi hombro, con los ojos cerrados, ambos con nuestras pijamas completas de ranas.
—Nos vemos increíbles —me digo a mí misma. Apago el celular, suelto un suspiro y espero.
El vuelo está programado para dentro de quince minutos, aproximadamente, pero con eso de que luego se retrasan, ya no sé.
Luego de casi media hora, por fin abordamos.
Nos acomodamos y dormimos.
Bostezo al despertarme, no sé cuánto tiempo ha pasado, pero sigo sintiéndome cansada, así que decido volver a dormir.
—Ya, déjame —digo mientras Mau intenta despertarme —Por favor, quiero dormir.
—Renata, ya todos se bajaron.
Me sigue moviendo para que me levante.
Suelto un grito de frustración y abro los ojos, en ese momento Amaury me levanta del asiento.
—No voy a poner resistencia —estoy segura que sonrío.
Dejo que me cargue hasta llegar a la sala de espera, pero hago que se detenga al ver una tienda de ropa.
Me baja de sus brazos y antes de que diga algo, él asiente.
—Vamos.
Entramos a la tienda, es muy elegante, normalmente no voy a lugares así y no porque no quiera, más bien porque me da pereza.
Ir de compras para mí suele ser demasido cansado, estresante y agobiante, no es algo que me guste hacer seguido, por eso cuando lo hago, compro todo lo necesario para no salir en un buen tiempo, o también está la opción de comprar en línea.
Ahora que lo pienso.
¿Hay algo que no me de pereza?
Besarlo, tal vez.
Al entrar mi mirada se pierde en aquel vestido café, con escote en V, es largo, ideal para mí, veo la talla y voy directo a pagarlo.
Amaury me ayuda porque yo no sé hablar el idioma de aquí.
¿Hay algo que no haga bien este hombre?
Cuando está por sacar su tarjeta lo detengo y saco la que me dieron mis papás.
—Renata, déjame pagarlo.
—No, es mío, soy yo quien se lo va a poner.
—Escucha...
—No voy a discutir eso contigo —le entrego la tarjeta a la señorita y se cobra —quita esa cara y mejor vamos a buscar algo para ti.
Vemos cada prenda que hay para él y luego de ver tantas cosas, se decide por un smoking negro.
Tan solo imaginarlo vestido así me dan ganas de...
—¿Nos vamos? —pregunta luego de pagar.
Salimos de ahí y empezamos a caminar, pienso que ya nos vamos, pero Mau entra a una tienda y compra unos zapatos adecuados para su smoking, yo de eso no me preocupo, el vestido me queda largo y puedo usarlo con tenis.
Salimos del aeropuerto, estoy por tomar un taxi, pero Amaury se niega, esperamos unos minutos hasta que vemos estacionarse un auto negro con vidrios polarizados, ambos entramos en la parte de atrás y pedimos, más bien, él pide que nos lleven a... algún lado que no logro entender.
Luego de aproximadamente 20 minutos, el auto aparca, bajamos y me quedo mirando a Mau.
—¿Quién va a pagar? —pregunto al ver que no hace nada.
—No hace falta.
—El señor ya hizo su trabajo lo mínimo que espera es que le paguen, ¿cuánto es?
—Quién nos acaba de traer trabaja para el hotel —señala lo que tenemos enfrente —es parte del servicio que nos brindan, ellos le pagan, pero no te preocupes —comenta al ver mi cara —me voy a encargar de que reciba una buena propina.
Antes de entrar al hotel, observo el logotipo, es una A alrededor tiene unas como hojitas muy delgadas pintadas de color dorado, muy llamativo diría yo.
Bueno, ¿Qué espero? Es un hotel de lujo.
Entramos y caminamos hasta la recepción.
—Bienvenue dans votre hôtel —habla la señorita con una sonrisa.
—Je n'ai pas de réservation, avez-vous des chambres disponibles ?
—Bien sûr —teclea algo en su computadora —suite présidentielle —le entrega una tarjeta.
—Je n'ai pas demandé ça.
—Je sais, mais c'est l'ordre de sa mère, elle sait qu'il est ici.
Una mueca aparece en su rostro cuando la señorita termina de hablar.
¿Será porque está muy caro?
Saca su billetera y entrega una tarjeta.
—Mau, me gustaría pagar la mitad, me sentiría cómoda.
—¿Lo dices en serio? —asiento —¿no sería mejor que yo pague esta vez ytú invitas la próxima?