Hermosa Irreverente

《La discusión》


Cap 38

Amaury

¿Por qué insiste tanto?

Ya le dije a mi mamá que sí la voy a ayudar con su campaña.

Solo necesito tiempo para buscar lo que pide, es muy exigente.

Quiere que tenga todo listo, pero esto requiere tiempo para que  salga perfecto.

Apago mi celular al ver la cantidad de mensajes que me llegan con cada cosa que quiere.

¿Por qué no adjunta toda esa información en un solo mensaje?

La respuesta es clara, en cada mensaje cambia de idea.

Abro mi laptop y veo algunas fotos que he tomado, tal vez me sirva de inspiración, Paso algunas  y suelto un suspiro.

 Realmente no sé que es lo que quiere,  en cada mensaje cambia todo y eso no me ayuda en nada.

Paso a la siguiente foto y la observo detalladamente, en ese momento  una notificación aparece, de inmediato abro Instagram.

Al abrir la conversación, sonrío.

Renata: ¿Ya comiste?

Yo: Hola, ¿cómo estás? Yo bien, gracias por preguntar.

Renata: Ash 🙄

Yo: Respondiendo a tu pregunta, no, no te he comido, ¿por qué?

Tarda unos segundos en contestar, lo que provoca en mi una sonrisa.

Renata: ¿Quieres venir a mi casa?

Yo: ¿Exactamente para hacer qué?

Renata: No te emociones demás, Emperador, mi mamá hoy regresa de su viaje de trabajo y le vamos a organizar una bienvenida, ¿nos acompañas?

Yo: Por supuesto.

Renata: Entonces te espero. 

Yo: ¿No sé te olvida algo?

 Renata: No

Yo: Lo diré yo, te quiero.

 Espero a que conteste, pero no lo hace.

💌

Toco el timbre al estar afuera. Espero a que abran y cuando lo hacen, veo a  Roberta. Me mira como si le sorprendiera verme.

¿No me esperaba? 

—Mi hermana me dijo que ya no ibas a venir.

Ahí está la respuesta a mi pregunta.

Me es imposible no hacer una mueca al escucharla.

—¿Dónde está?

—Ayudando a mi papá con la decoración. Pasa, no te quedes ahí —estoy a punto de hacerlo, pero me detiene —¿Qué es eso? 

—Flores.

—¿Dos ramos para mi hermana? 

—No, el otro es para tu mamá.

—¡Ay, cuñado!

—¿Qué? ¿Crees que no le gusten? 

—No, es solo que eres el primero que le da flores. Las dos personas con las que salía no eran de darle detalles,  bueno, solo Carlos, la quería como a nadie —la forma en la que lo recuerda me hace pensar que...

—¿Murió? 

—No, aunque quizá pudo haberlo hecho de tristeza.

—¿Por qué? 

—¿Por qué te estoy contando esto? —niega un par de veces y me hace pasar.

—Roberta, ¿qué pasó con él? 

—Fue un error mio hablar demás.

—Se lo voy a preguntar a Renata.

—Más te vale que no, si quieres que todo siga "bien" entre ustedes.

—¿Qué estás diciendo? 

—Si no quieres que las cosas se pongas feas, no lo menciones, te lo digo en serio, Amaury.

Esta es la única vez que noto la seriedad en cada una de sus palabras.

—Olvida que lo mencioné, por favor.

—Escucha...

—Te lo pido, por favor, olvida lo que salió de mi boca.

—Voy a ver a tu hermana.

Decido dejar las flores en la mesa, tomo un poco de aire antes de caminar hacia la sala, cuando lo hago, los veo riendo.

—Buenas tardes —ambos voltean a verme —¿Podemos hablar? 

—Los voy a dejar solos —Rodrigo me saluda y luego se va.

—No tengo que ser adivino para saber que estás así por el mensaje.

—Pensé que no ibas a  venir.

—No me cambies el tema —continúa pegando algunos globos en la pared, para evitar verme a los ojos, me acerco y hago que pare —Renata, por favor, hablemos.

—¿De qué? —se sienta en la sala.

—¿Te molestó el mensaje? —niega —¿Te incomodó? Porque de ser así, no lo vuelvo...

—El problema soy yo —me interrumpe —te lo he dicho, tengo miedo, esto cada vez avanza más y no sé...

—¿Qué es lo que te da miedo? 

—Sentir, amarte, porque no estoy lista para eso y probablemente termine lastimandote o tú a mí.

—Renata, yo prometo no lastimarte, créeme no voy a romper tu corazón, lo voy a cuidar, porque te quiero y no quiero causarte ningún daño, ¿lo entiendes? —noto en su mirada la duda, pero asiente.

Pienso que me va a prometer lo mismo, pero no.

—¿Qué pasa? —pregunta al ver mi cara.

—Nada, estoy cansado.

—¿Seguro? 

—Sí. 

No la voy a precionar a prometerme lo mismo, así no son las cosas.

Si a ella no le nace, está bien, no puedo obligarla a que me diga lo que quiero escuchar.

—¿Seguro?

—Sí, todo está bien.

—Mau... —Me acerco a ella y le doy un beso en la frente —no pasa nada.

La ayudo a terminar los últimos detalles de la decoración y  le pido que me acompañe al comedor.

—Traje esto para ti —le entrego las flores.

—¿Es broma? 

—¿Por qué lo sería?

—¿De verdad son para mí?  —asiento —Gracias, ¿a qué se debe? 

—¿Debe haber una razón? —pregunto confundido.

—Uno no regala flores solo porque sí.

Pienso un momento y cuando estoy por responder, me hace a un lado.

—¡ROBERTAAA! —pongo una mano en mi oido aunque sé que aquel movimiento es en vano —¿Por qué nos estás grabando? 

—Es un momento memorable, no creo que nadie te vuelva a dar flores, a menos que esperemos hasta tu funeral.

Antes de que pueda decir o hacer algo, su padre avisa que Regina ha llegado, nos preparamos y al verla entrar le damos la bienvenida.

Sus hijas corren y la abrazan, la sonrisa al ver a su familia no tiene precio. Los extrañaba mucho.

—Bienvenida —me a cerco y le doy un corto abrazo, busco algo en la mesa y Roberta me susurra "en la cocina"



#16016 en Novela romántica

En el texto hay: humor, romace, amor

Editado: 28.08.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.