Hermosa Irreverente

《Traje pizza》


Cap 39

Renata

Las cosas entre mis papás no están nada bien, por no decir que están peor que cuando discutieron, yo siempre he apoyado a mi papá, pero está vez tengo que reconocer que es su culpa.

Todo se complicó cuando decidió traerla sin siquiera avisar, mi mamá desde un principio no la quería aquí pero si decidió que se quedara fue por mi papá y honestamente fue la peor decisión.

Y como si fuera poco, Karoa no sé ha ido de la casa, sigue aquí como si nada hubiera pasado, es tan descarada que mi madre solo la ignora.

Karoa piensa que esto ya lo ganó, pero estoy segura que mi mamá está planeando algo, porque cuando ella dice algo se cumple y estoy convencida que sus palabras fueron bastante claras "Sí digo que te vas, es porque eso es lo que vas a hacer" 

Ahora solo toca esperar para saber que es lo que tiene pensando hacer.

Termino de ponerme el uniforme y bajo a desayunar, noto el silencio que abunda en el comedor, hace unos días había de todo menos silencio.

Tomo asiento y me sirvo un poco de jugo, con el tenedor pico un trozo de fruta y lo llevo a mi boca.

Roberta hace un gesto para que vea a papá, tiene la computadora a un lado, debe estar revisando algo de trabajo, algo que nunca hace mientras estamos en la mesa.

—Papá —mira a Roberta —¿Podrías cerrar la computadora?

—Por supuesto —se levanta y pone la computadora lejos de la mesa.

—¿Por qué no salimos hoy? —propongo ante tanto silencio.

—Me encantaría, pero estoy atrasado con el trabajo.

—¿Mamá?

—Roberta, hoy en la tarde tengo audiencia, pero...

—¡Buenosa días, familia! —la voz de karoa interrumpe a mi madre —¿Cómo durmieron? Yo mejor que nunca —toma asiento y en ese mismo instante mi madre se levanta de la mesa.

—Renata, Roberta —la miramos —lo dejamos para otro día.

Se despide de las dos con un beso y cuando está por despedirse de papá se aleja y sale de la casa.

Durante todo el desayuno Karoa se la pasa hablando con una felicidad que nunca había dejado ver, pero habla sola, porque ni siquera mi papá le responde y no creo que esté siendo grosero, más bien creo que su mente está en mi mamá.

Terminamos de desayunar y nos subimos al auto, primero me llevan a mí, ya que le queda más cerca, al llegar me despido de mi papá y entro a la escuela.

Suelto un suspiro al ver a la que se decía mi mejor amiga.

Paso a lado de ella y escucho toda la mierda que dice de mí con su grupito de "amigas" ni siquera me detengo para decirle sus verdades, ahora lo último que necesito es meterme en problemas, así que la ignoro y continúo mi camino.

Al entrar al salón lo primero que noto es que Amaury no está.

—El día de hoy no vino la única persona que te habla —comenta Galilea tomando asiento en el lugar del Emperador —pobre de ti, vas a estar sola.

—¿Y luego? ¿Lloro? —Sigue hablando y para evitar escucharla, tomo la silla y la tiro, cae al piso con la silla —haber si así te callas.

Ybar la ayuda a levantarse mientras trata de disimular la risa.

El profesor entra al salón y comienza su clase, no presto ni la mínima atención, mi mente está en mis padres.

En sus problemas y en lo que puede ocasionar todo esto.

En el descanso decido caminar por la cancha de futbol, me detengo al ver a Galilea, está jugando Voleibol, algo hay que admitir, se le da bien.

—¿Puedo jugar con ustedes? —pregunta un chico de primer semestre.

—Veamos —toma el balón y se lo avienta, lo golpea en la cara y luego se empieza a reír.

Me molesta demasiado lo que acaba de hacer con ese chico, me acerco y le paso sus lentes que por el  balonazo terminaron en el piso.

—¿Qué pasa, Renata? ¿Como no tienes amigos ahora vas ayudando al que lo necesita? —pregunta con burla — mira, haz algo bien y pásame el balón —lo tomo del piso, lo sostengo en mis manos y sonrío. Me acerco a ella, piensa que al estar a poca distancia se lo voy a dar en las manos, pero  no, decido aventarselo en la cara.

—¡Renata, estoy sangrando! 

Me doy media vuelta y continúo mi camino, ignorando por completo sus gritos, entro a  la cafetería a comprar algo para desayunar.

Estoy por morder mi sándwich cuando alguien se pone enfrente de mí.

Lo que me faltaba.

—Hola —pongo los ojos en blanco, ¿por qué no puedo desayunar en paz? —¿Cómo estás?

—Sergio, no quiero hablar con nadie, si me dejas desayunar tranquila, sería lo mejor que pudieras hacer.

—Si estuviera Amaury no dirías lo mismo.

¿Amaury qué tiene que ver? 

Estoy por decirlo, pero con eso le estaría dando pie a una conversación y no me apetece en estos momentos. 

Estoy por irme, pero una chica de cabello rizado, se para enfrente de mí.

¿Ahora que? 

—Te está buscando la directora.

Suelto un suspiro al escucharla y voy a dirección.

No estoy de humor para ver a Diares, pero parece que el día de hoy todos se empeñan en destruir la paz que pretendo tener.

Entro sin tocar la puerta y parece molestarle.

—Renata, salte, toca la puerta y pide permiso para...

—¿Me va a decir por que estoy aquí?  

—Sí, pero primero...

—Apresurese, porque tengo que ir a clase.

—Salte y...

—¿Me va a decir o me voy? 

—Tú sabes porque estás aquí.

—Realmente no.

—No puedes ir pegandoles a tus compañeros con un...

A medida que habla noto algo.

—Me estresa su voz, ¿se lo he dicho?

—Estás siendo irrespetuosa.

—¿Por decir la verdad? 

—Voy a hablar con tus padres.

—Me los saluda entonces.

—Renata, no te voy a tolerar una falta más, ahora mismo les voy a hablar.

—Dudo que lo econtesten, están de viaje.

—¿Quién te está...?

—Mi tío y para no hacer esto mas largo... —tomo una pluma y anoto en un papel el número —si quiere llámelo, dígale lo mal que me porto, que estoy suspendida o expulsada, cuentele sus penas, igual y terminan enamorados.



#16047 en Novela romántica

En el texto hay: humor, romace, amor

Editado: 28.08.2023

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