Hermosa Irreverente

《¿Embarazada?》



Cap 42

Renata

Hoy todo el mundo está apurado, en realidad los únicos que están de aquí para allá son Karoa y mi papá y él motivo es la cena, ¿por qué el día de hoy la cena es importante? La respuesta es clara, alguien va a presentar a su novio y por eso intentan que todo sea "perfecto"

Me resulta sorprendente la forma tan rápida en la que reemplazó a Mario, no digo que este mal, simplemente que pensé que le tomaría más tiempo, por como la escuchaba hablar de él,   pero al parecer le resultó fácil y aunque sé que un clavo no sca otro, me alegra la idea de que ya no esté con ese maltratador.

Así que con tal de que no este con Mario, todo bien.

La situación con mis padres está mejorando, no duermen juntos pero es un avance que hablen, el ambiente entre ellos ya no está tenso, no sé que fue lo que pasó pero las cosas en la casa están tranquilas.

No sé cómo le hizo mi papá para convencer a mi mamá de que Karoa se quedara, pero sea lo que sea funcionó porque ninguno de los tres ha mencionado el tema y mi madre no sé ve molesta con la presencia de la sobrina.

Ahora que lo pienso a todos se les está acomodando la vida, menos a mí, ya que últimamente no me he sentido nada bien, cada que trato de comer lo vómito, no tolero algunos olores y el que no coma me hace marearme un poco.

Sé que probablemente debería ir al médico, pero estoy segura que pronto se va a pasar.

Termino de cortar la sandía en cuadros, le pongo limón, sal y chile, tomo un tenedor y camino hacia la sala con mi plato de fruta.

Prendo la Tv y pongo un episodio de asesinos seriales, me encanta ver esto, en otra vida debí ser detective o asesino.

A medida que avanza el episodio me doy cuenta que yo si hubiera cometido un crimen sin errores.

—El esposo debió comprar unas sábanas parecidas a las que tenía para que la empleada de servicio no hubiera notado que eran diferentes a las que usaban —añado en voz alta,  mientras meto un trozo de sandía a mi boca.

Mi hermana se acerca y sienta a mi lado.

—¿De qué trata?

—El esposo la mató —me mira molesta.

—No te pedí que me contarás el final.

—¿Y que querías que te contara? —me roba un trozo de fruta —ya casi acaba.

—Renata, es demasiado limón —hace una mueca al sentir la acidez por toda su boca.

—Para mí esta bien. 

Terminamos de ver el episodio y discutimos un poco lo estúpido que fue el esposo.

—Si yo fuera él, lo hubiera hecho bien, para que no fuera un crimen casi perfecto.

Mi hermana sonríe al escucharme.

—Siempre hay errores, por más pequeños que sean, mi cuñado está de acuerdo.

La miro confundida.

¿A que viene eso ahora?

—¿Verdad?

—Yo diría... —al escuchar su voz volteo, está sentado en el sillón de atrás.

—¿Qué haces aquí? ¿Cuánto tiempo llevas en mi casa? ¿Quién te dejó entrar?

¿En qué momento entró? 

—Me acabo de dar cuenta que puede arder el mundo y tú no te vas a dar cuenta si estás viendo esos casos —añade ignorando mis preguntas.

—¿Qué haces aquí? Yo no te invité.

—No vengo por ti —aquel comentario provoca algo en mí, pero no sé que.

—¿Y entonces por quién vienes? —pregunto luego de unos segundos en silencio —¿Sabes que? No me importa —me levanto del sillón y cuando estoy por irme me toma del brazo.

—¿Enojada?

—No tengo motivo —una media sonrisa aparece en su rostro —borra esa estúpida sonrisa o te la borro yo.

—¿Y como me la vas a borrar? —pregunta con mucha curiosidad —¿Me vas a pegar?

—No estaría mal, pero tengo otro método.

En ese momento me acerco más a él y me siento en sus piernas, tocando con mi cuerpo un par de veces su miembro.

—Está tu hermana enfrente —susurra preocupado, mientras veo de reojo a Roberta, está en sillón de enfrente con su celular, estoy segura que ni caso nos está haciendo.

—Así de fácil te borro la sonrisa —niega y aprieta sus labios, estoy por levantarme pero me detiene —espera solo un poco, por favor.

Suelto un carcajada y es ahi cuando Roberta voltea a vernos.

—¿Qué les pasa? —pregunta con cara de asco y luego regresa a su celular.

—¿Ya comiste? —pregunto cambiando de tema mientras él pone sus manos en mi cintura,  niega como respuesta a mi pregunta  —vamos —me levanto, tomo su mano y lo llevo hasta el comedor —siéntate.

—Te ayudo —se levanta y ambos entramos a la cocina.

Saluda a mi papá y a Karoa, toma la jarra de limonada, dos vasos y los lleva al comedor.

Tomo un plato, coloco la comida y la caliento en el horno de microondas.

—Lo preparó mi papá, por si no te gusta —comento mientras coloco el plato fente a él.

—¿Tú no vas a comer?

—Ya comí, además... estoy esperando la cena porque van a hacer lasaña para el novio de Karoa y no es por nada, pero si les queda rica.

—No sabía que tenía novio.

—Si, nadie sabía.

—Renata y su novio, ¿no es Mario?

—No, por supuesto que no, ellos ya terminaron, además no creo que tenga el descaro de venir.

Comienza a comer y en el momento en el que me llega el aroma de la comida las náuseas  empeizan a hacerse presentes.

—¿Qué pasa? —pregunta preocupado cuando pongo una mano en mi boca, niego y me levanto rápidamente para ir al baño, llego justo a tiempo para sacar lo que comí en la mañana, que asco.

Lavo mis dientes y al abrir la puerta veo a Mau.

—Renata...

—No me he sentido bien en estas semanas.

—Vamos al doctor —niego —no te estoy preguntando, puede ser algo grave, aunque... 

—Ya va a pasar.

—Vamos a ir —pongo los ojos en blanco.

—No, si digo que no, es no.

—Sé lo que tienes.

—Yo tambien, ya te dije que en una infeccion fuerte.

Niega y antes de que pueda decir algo, empiezo a caminar hasta llegar a la mesa y veo a todos en su respectivo lugar.

Pero... ya comimos, ¿por qué están todos en el comedor? 



#15994 en Novela romántica

En el texto hay: humor, romace, amor

Editado: 28.08.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.