Connie.
Oscuridad...
Oscuridad absoluta fue lo que me envolvió al despertar. Rápidamente fuí acaparada por el miedo y por la confusión, pues de nuevo me hallaba atrapada dentro de una horrible pesadilla. Una repleta de sólo tinieblas y vacío. La sensación que llegó al reconocer tal escenario, fue terrible y desesperanzadora. El dolor que aún sentía en todo mi cuerpo fue opacado por el temor que me empezó a embargar. El hecho de encontrarme sumida en una aplastante negrura, cómo la que ahora lograba percibir en todo mi alrededor, comenzó a alterar a mi corazón.
No...
¿Qué pasa? ¿Por qué no logro ver nada? ¿Por qué había tanta oscuridad? ¿Qué es esto? ¿Estaré en el mismo lugar, o quizá...?
Me senté de golpe en la colchoneta y rápidamente sentí cómo mi espalda tronó ante el brusco movimiento. Mordí mi labio inferior para evitar soltar un gruñido. Sin embargo seguía sin estar concentrada en la tortura física, pues la angustia y la confusión eran mi guía ahora. Mi respiración empezó a escucharse anormal, varios escalofríos me atacaron al ser más consciente lo que ocurría en el aquí.
Estoy segura de que he dormido muchas horas, estoy segura de que ésto... no es normal. ¿Por qué de nuevo no se logra ver un rayo de luz? ¿Tanta oscuridad es normal? No... Por supuesto que no. Ya debería haber amanecido, ya debería...
De pronto me llegan los recuerdos de cuando estuve en ese lugar horrible en donde me mantuvieron por tanto tiempo cautiva. De pronto soy presa de la misma desesperación que sentí ahí, por no ver la luz, por estar a la espera de la muerte y...
— N-no... ¡N-no de nuevo! ¡No de nuevo!— empiezo a temblar, empiezo a ser consumida por una nueva angustia. Lágrimas salen a mares de mí mientras más escalofríos recorren mi espalda. Me cubro con mis brazos y me pego a la pared que está detrás.
No puedo soportar esto de nuevo...
No tengo la fuerza, ya no.
— N-no... ¿Por qué? ¿Dónde está...?—
— Connie, Connie, pequeña. ¿Qué ocurre?— de pronto siento movimiento a mi lado. La voz de la señorita Jessica es la que escucho después —. Querida, tranquila, tranquila por favor.
— N-no... ¿Por qué? ¿Dónde está?— intento liberarme de su aprisionamiento, ya que me había tomado entre sus brazos para consolarme, y después, haciendo uso de mi poca fuerza física, trato de liberarme para tratar de incorporarme. Mi lucha con ella provoca que mi espalda y mis piernas griten del dolor, mi cabeza también se siente cómo el infierno, pero no... Ahora no puedo darle importancia a eso.
Tengo que descubrir qué pasa... Tengo qué saber por qué no ha amanecido aún.
<<¿Estaré de nuevo ahí? ¿Estoy en una pesadilla? ¿Por qué la luz del día no ha aparecido?>
— N-no... ¡Suelteme!— la desesperación me hace gritarle y forcejear. No quiero portarme así con ella... Ha sido tan amable, ha sido la persona que ha tratado de cuidarme desde que desperté de ese coma. Soy consciente de mi brusquedad y de cómo la estoy asustando, pero el pánico ya me ha invadido por completo, no soy capaz de poder controlarlo. No estaré tranquila hasta saber por qué el sol no ha salido...
<<Se supone que ya estaba afuera de ese lugar, se supone que esto ya no tendría que ocurrir... ¿Y si ya no vuelvo a ver el sol de nuevo?
Esto es extraño, muy extraño... ¿Por qué no ha salido? ¡¿Por qué?! ¡¿Qué pasa?!>>
— ¡N-no! ¡Por favor, n-no de nuevo! ¡N-no de nuevo! ¡Ya basta!
— ¡Connie, Connie, querida! ¡Por favor cálmate!— súplica ella, aún tratando de sostenerme y yo sólo niego con la cabeza, una y otra vez, sintiendo cómo con ello lastimo más a mi de por sí torcido cuello. No sé cuándo empecé a llorar, no sé cuándo fue el momento en que empecé a quebrarme cómo si fuera una niña pequeña... pero es por medio de mi llanto que soy capaz de percibir cómo algo feroz y ardiente escapa de mí.
Tengo miedo...
Tengo tanto miedo ahora.
Ya no quiero volver a lo mismo.
Ya no puedo...
— ¡N-no! ¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde?!— mi voz se quiebra. Siento cómo Jess aún intenta contenerme. No puedo permitirselo, ¿por qué no quiere que me levante? ¿Por qué trata de evitarlo? ¿Acaso no quiere que vea lo que hay afuera? ¿Es eso? ¿Que no quiere que me dé cuenta que de nuevo no hay sol?—. Oh por Dios... No me hagan esto de nuevo, ya no...
— Connie, por favor, tranquila. Estás a salvo hermosa.
Niego y después soy sorprendida por el sonido de la puerta abriéndose de golpe. Sigo sin poder ver nada y eso lo que me hace temer más de los movimientos que de pronto empiezo a percibir cerca de mí.
— ¿Jess, qué ocurre?
Es ese chico...
Todo dentro y fuera de mí se activa de golpe cuando siento cómo este se acerca hasta mí y trata de sostenerme. Niego, esta vez sintiéndome más desesperada por la fuerza que aplica para tomarme. Intento alejarlo, aún llorando y pataleando, pero parece que ni con eso logra inmutarse. Ese peculiar y delicioso olor rosas se hace presente hasta apoderarse y doblegarme... Es sólo con este chico extraño con el que logro detectarlo siempre, pero ni ese fantástico olor ayuda a que le tenga menos miedo...
No...
No puedo bajar la guardia con él, no aún... porque la primera vez que ví sus ojos... la ví a ella. A esa criatura horrible que había visto antes en una visión. Vi a esa chica aterradora... que mató a unos niños. Sus ojos fueron los que me hicieron recordar eso cuando desperté de aquel coma en el que estuve.
— C-Connie, pequeña... Somos nosotros, somos nosotros, tranquilizate.— su voz es tan bonita... Gracias a mi dominio con el idioma es que puedo entenderle, y, desde el primer momento en el que lo escuché... sentí cómo todo mi cuerpo se estremeció. Reaccioné de inmediato ante eso, ante su presencia, esta que parece ser tan misteriosa y abrumadora. Tenerlo tan cerca, cómo ahora, sigue siendo un gran reto para mí, y no es por el hecho de que no lo conozca, al contrario... Pues siento que sí lo hago, que él y yo ya nos habíamos visto, pero Dios... ¿cómo podría olvidar a alguien tan impresionante cómo él? Es en lo que me tiene envuelta en un gran conflicto también. Sin embargo... tuve más que suficiente cuando lo ví a los ojos.