Hermosa oscuridad

Capítulo 7

Connie.

Un sentimiento extraño me embarga y todos los vellos de mi piel se erizan al momento de ser guiada a una acogedora estancia de color café. Al llegar a esta encuentro a varias figuras que rápidamente parecen ser afectadas por mi presencia. Percibo cómo la señorita Jessica se situa a mi lado para apretar mi hombro con su mano y, cuando estoy apunto de ponerle atención a ese acto, mi mirada es atraída por la persona que de pronto se ha colocado al otro extremo.

Mi mirada se enfoca en el chico de cabellera oscura y alborotada, falsos ojos marrones, y de expresión calida, cuando este me toma con delicadeza del brazo para instarme a entrar con él y con Jessica a la sala en donde ahora se encuentran los otros desconocidos. Noto cómo un hombre, no mayor de cuarenta, y de ojos tan azules cómo el mar, que yace recargado en el brazo de un sillón individual, me mira de pies a cabeza con intriga y... asombro.

Verlo a él y reconocer de algún modo esos rasgos que posee... de pronto me hace sentir extraña, cómo si estuviese dentro de uno de los sueños que antes tenía. Sin embargo no recuerdo haberlo visto a él en alguno de ellos. ¿Entonces por qué siento que es así? ¿Por qué me pasa esto con él y con Chris ahora?

<<Tal vez por esa verdad que aún te guarda el chico de ojos de color púrpura, tal vez por lo que mencionó él antes acerca de que efectivamente sabía algo que puede explicar el porqué de la extraña situación que desde siempre te ha envuelto por culpa de esos sueños en los que aparecían personas o escenarios que nunca habías visto.>>

Todo esto no deja de parecerme extraño y confuso, pues al parecer todas estas... personas... están al tanto de muchas cosas. Saben de mí, saben el porqué me encuentro metida en este infierno, saben por qué ha sido provocado e incluso aseguran el cómo poder solucionarlo. No puedo negar que eso me hace sentir un poco inquieta con ellos, pues, independientemente de lo que sea que sean, o de lo que sepan al respecto... yo sigo sin saber quiénes son o quiénes fueron en realidad para mí. No tengo idea de lo que sea que pretendan hacer conmigo. Me he dejado confiar por lo amable que ha sido cada uno de ellos conmigo, aún así me debo advertir a mí misma que no puedo permitir que eso sea suficiente.

No los conozco y... bueno, me he prometido que, después de lo que pasó con Emily, ya no me permitiría persuadir tan fácil por otra persona que intente parecer lo que ella; Alguien inofensivo, alguien... que quería ser mi amigo. Sé que tal vez me puedo dejar ver un poco paranoica y hasta mal agradecida, y no es que no valore todo lo que han hecho estos chicos para protegerme... pero no puedo bajar la guardia aún con ellos. No es temor a lo que sean, no es que no les crea, pero aún así, por las horribles cosas que he vivido tras cometer el error de ser ingenua y confiada, es que prefiero seguir dándoles a todos el beneficio de la duda.

Christopher, Abby y Milton... son criaturas impresionantes, pero ni siquiera a Marco llegué a conocer tanto para saber a lo que me debía atener con seres cómo él. Y, especialmente es con Chris con el que siento que debo ser realmente precavida, pues, después de lo que escuché que habló con su abuela, mis sospechas han aumentado.

¿Qué es lo que esconderá en realidad? ¿Por qué con él siento algo diferente, algo que es sombrío y fantástico al mismo tiempo? ¿Por qué él mismo ha asegurado que ha sido el culpable de todo lo que se ha desatado?

— Connie... Este es mi primo Josh.

Josh...

Siento una punzada después de asimilar eso y, todo mi ser se activa cuando veo al hombre que antes había divisado en la orilla del sillón, levantarse y caminar hacia mí a paso cauteloso. De cerca logro percatarme mejor de cómo sus ojos brillan con curiosidad, aunque sus movimientos sigan siendo cuidadosos. No puedo evitar impresionarme cuando ya lo tengo de cerca, del parecido que tiene con Chris. Tal vez por el color de su cabello o de su piel, pero he encontrado algo en él que efectivamente me ha hecho pensar en el chico de ojos color púrpura que ahora yace a mi lado.

Lo escucho carraspear, antes de estrechar mi mano y decir;— Es un gusto, Connie. Soy también el esposo de Jessica — eso me toma de sorpresa y, en acto reflejo, miro a la mujer pelirroja que se encuentra aún tomando mi hombro. Ella asiente y sonríe para mí.

— Oh... El gusto es mío.

Noto cómo él trata de sonreírme. La manera en la que aún me inspecciona con la mirada sigue causándome cierta intriga. Luce significativamente asombrado.

— Cielos... No puedo creer que seas ella.

— ¿Disculpa?

Él de inmediato niega. Ahora luce un poco nervioso.

— Oh... Nada. Me refiero a que eres bienvenida. Christopher nos ha comentado un poco acerca de lo que ha pasado y...—

— ¿D-de lo que ha pasado?— cuestiono, interrumpiendo, pero es Chris el que se encarga de responderme después;

— Tranquila, bella. Mi primo desde siempre ha estado al tanto de muchas cosas, incluso de lo que somos nosotros.

— ¿Es cierto?— le pregunto al tal Josh y él sólo se encoge de hombros.

— No fue difícil acostumbrarme a ese tipo de información, porque si me lo preguntas... desde pequeño he visto lo rarito en Chris.

Sin poder evitarlo, suelto una pequeña risa que parece divertir a él e incluso a Chris, aunque este último haya sido el ofendido.

— No es posible que ya tan pronto te propongas el ponerme en ridículo.

— Aún tengo el don, no me culpes.

— Eres una joda vieja ahora— suelta Chris con gracioso tono molesto y, después de que su primo lo empuje levemente del hombro con su mano, este nos hace una seña para que lo sigamos.

— Viejo y lo que quieras, pero al menos sigo conservandome hermoso.

— Y tonto — Chris lo molesta y después alza sus cejas una y otra vez. De nuevo me roba una sonrisa. Su primo sólo vuelca los ojos al cielo.

—En fin, espero que tengas hambre, Connie. La abuela prepara la mejor pasta de todas.




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