Christopher.
"El mundo a mi alrededor se percibía con tanta calma, con tanta plenitud. Los rayos del sol, que apenas se alcanzaban a ver por las inmensas y enredadas ramas de los árboles que ahora me encerraban en un pequeño espacio de naturaleza, resaltaban de una manera tan majestuosa. Su luz brillaba con intensidad entre aquellas marañas. Verla ha provocado una sensación relajante y extraña a todo mi ser.
Camino por el césped, este lucía tan vivo, tan verde, cómo si su terreno nunca hubiese sido perturbado por la intervención de los humanos. Brillaba, lucía fresco apesar de que este no se encontrara tan húmedo. Mis pies descalzos sentían su suavidad mientras me guiaban por un sendero que en poco tiempo me pareció conocido.
Entre tanta maleza pude encontrar un nuevo camino, uno que me guió a un campo abierto, uno igual de hermoso que aquel pequeño pedazo de bosque en el que antes me encontraba vagando. Parecía ser la entrada al mismo paraíso. Flores de todo tipo resaltaban el lugar, el sonido del viento y del canto de los pájaros era lo que apenas cortaba con el pequeño murmullo que provenía de la naturaleza. A lo lejos algo llamó ni atención, algo que pronto me hizo activar para ir hacia él.
Un brillo espectacular fue lo que pronto me hizo sentir curioso y volví a pisar el césped para ir en una nueva búsqueda. Al acercarme un poco a ese resplandor, me percaté de lo que se hallaba ahí...
Un lago...
Un hermoso y gran lago de aguas cristalinas. Sin embargo no fue eso lo que me hizo detenerme en seco, no. No fue la vista espectacular de ese lugar lo que provocó que mi corazón empezara a latir con descontrol y que mi cuerpo se sintiera débil de repente.
No lo soporte, caí de rodillas ahí, al otro lado del lago, con mis ojos puestos en aquella escena que nunca en mi vida esperé volver a revivir...
Nathan...
Era él el que se encontraba ahí, al otro lado, jugando con un pequeño barco de papel. Es él, lo recuerdo, nunca lo he olvidado, nunca he podido hacerlo. Mi hermano, el pequeño de cabello un poco más claro que el mío, de rasgos tan similares a los míos. Habíamos venido al mundo al mismo tiempo, pero no éramos gemelos, pues él se parecía más a mamá, mientras que yo había heredado algunos aspectos físicos de mi padre, cómo mis ojos claros. En cambio los de él eran grandes y marrones. Estaba ahí, se veía igual a la última vez que lo ví.
Quería hablar, quería gritar, quería llamarle y que me viera, pero no podía, las emociones me habían dominado por completo, ahora sólo era capaz de sentir cómo las lágrimas salían de mis ojos, de cómo mi corazón se estrujaba por el recuerdo de su lamentable partida. No quería pensar en eso, en cómo fue que pasó todo, pero aún dolía ver esas memorias dentro de mi cabeza, esas en dónde aparece él y los otros niños... mutilados.
No...
<<No vayas ahí, Chris, no te concentres de nuevo en eso.
Recuerda que ella tampoco quiso hacerlo, recuerda que ya has perdonado y has entendido cómo fueron las cosas.
Constans no quiso hacerlo, no quiso.
Ahora míralo a él, ¡porque es él! ¡Está aquí! ¡Está aquí de nuevo!
Pero... ¿Por qué...?>>
Me detuve a racionar, esto no podía ser posible, pero lo era. Era Nathan, estaba ahí.
Intenté volver al aquí, me resultaba difícil, no dejaba de derramar lágrimas. Era mi hermanito, era él. Quería ir a verlo, a abrazarlo, pero justo cuando iba a tratar de gritar su nombre... algo pasó.
¿Pero qué estaba pasando?
De pronto ví a una mujer emerger del bosque que yacía a sus espaldas. No veía su rostro, pues usaba máscara y una gran túnica oscura que le llegaba hasta el suelo, pero sabía que se trataba de una mujer por su pequeña y delgada figura. Un poco de su cabello blanco también se apreciaba, pero sólo unos mechones.
Ella se acercó hasta él y empezó a acariciarlo del cabello. Ninguno se había percatado de mí. Intenté levantarme para ir hacia donde estaban y fue en ese momento que él al fin me vio...
Al ver su rostro confirmé que de verdad se trataba de él, de mi hermano, del que había muerto hace más de treinta años.
Me miró, sus ojos brillaron con un brillo tierno y después alzó su mano para saludarme. Más lágrimas empezaron a brotar de mí.
— ¡Christopher! ¿De verdad eres tú?
— S-sí, soy yo, hermanito.
— ¡Oh Chris! ¡Eres tú! — él empezó a dar saltitos, mostrándose emocionado. Yo, en cambio, no sé cómo fuí capaz, pero empecé a reir por su acción —. ¡He vuelto Chris! ¡Estoy aquí!
— Ya... ya lo veo, hermanito.
— ¡Estoy aquí, hermano! ¡Estoy aquí!"
— ¿Hola?, ¿amigo? — de pronto un leve ajetreo sobre mi hombro me hizo abrir de golpe los ojos y lo primero que encontré dentro de mi campo de visión fue el rostro de un chico desconocido que me veía, preocupado.
Al no entender quien era ni lo que estaba pasando, me moví de golpe para incorporarme. Al hacerlo sentí cómo un fuerte mareo me atacó y nubló mi vista de nuevo. Intenté levantarme, pero mis piernas flaquearon y de nuevo me hicieron caer sobre el colchón donde no sabía que yacía reposando.
— Tranquilo, está a salvo. Por ahora le recomiendo no moverse mucho, recibió un gran golpe en la cabeza al caer cuando se desmayó. — escucho la voz del chico que antes había visto y después de encontrarlo siento cómo un extraño escalofrío me recorre. Sus grandes ojos cafés me miran con atención y preocupación, no sé si por la manera en la que me he quedado escaneandolo, no sé lo que pasa pero no puedo evitar hacerlo. Pestañeo para intentar estabilizarme, y después lo escucho a él aclararse la garganta y tomar algo que estaba cerca de él, sobre el suelo—. Aquí tiene, tome esto. No desconfíe , es sólo té. Le ayudará a relajarse.