Christopher.
Me siento como si me hubieran dado un golpe en el estómago. La visión que tuve antes de caer en el limbo de la inconsciencia... no puede ser cierta. Pero la sensación que me queda es inexplicable. Esa sensación me impulsa a creer en lo que se me ha revelado, pues un sentimiento extraño ha nacido en mi corazón, uno que me ha llenado de una sola idea…
Nathan…
Miro a Ethan, que ahora descansa recostado en un sofá que apenas se sostiene. Mi chaqueta lo cubre, ya que dentro de la bodega abandonada en la que nos refugiamos, sin otro manto decente a la mano, es lo único que pudo darle algo de abrigo. No hace frío, al menos no aquí en Phoenix, donde normalmente el calor persiste incluso en las noches. Aun así, Ethan parece completamente sumergido en un sueño profundo.
Al observarlo mejor, un escalofrío recorre mi espalda, pues en su rostro, aun dormido, logro distinguir un maldito rasgo familiar.
Maldición…
¿Es posible? ¿De verdad puede ser... Nathan?
Recuerdo la visión: la imagen de Nathan sonriéndome, cómo sentí de nuevo ese lazo con él, y luego la transformación en Ethan. No puede ser mera coincidencia. No pudo haber sido solo la sospecha que me ha consumido últimamente la que me llevó a imaginar algo así. No fue un sueño, ni una alucinación. Fue una especie de epifanía.
Al tocar la sangre de Ethan con la mía —mis palmas heridas y abiertas—, me teletransporté a todos esos momentos vividos junto a mi hermano… al que perdí hace tanto tiempo.
Me acerco lentamente a Ethan, el corazón latiendo con fuerza, y simplemente lo observo unos segundos. No sé si esto sea posible o no. Pero sé que sentí una conexión con Ethan desde el primer instante, una conexión que nunca antes había experimentado con nadie. Me hizo sentir como si estuviera nuevamente con mi hermano...
¿Podría ser que mi hermano haya regresado? ¿Que tenga una segunda oportunidad con él?
La esperanza y la confusión luchan en mi mente, y no sé qué hacer con ellas. Solo sé que no puedo silenciar esas voces.
Luego miro a Emmett, que está sentado en el suelo, observando a Ethan con preocupación.
—Chris, creo que tú también necesitas descansar.
Bufo.
—Según ustedes, estuve desmayado casi dos horas. Eso es suficiente.
—Pero eso no fue descansar. Además, lo que pasó hoy fue una mierda para todos.
—Seguirá siendo así. Ya vimos cómo todo empeora y se vuelve más confuso —digo, sin poder evitar que mi voz suene torturada. Emmett desvía la mirada, y algo dentro de mí se retuerce al ver que la preocupación también lo consume. Suspiro y él me mira de nuevo—. Esto es una maldita locura. No esperaba nada de esto…
—Sabíamos que los Oscuros se descontrolarían, Chris. Pero el hecho de que sigan aquí significa algo bueno, al menos… Eso quiere decir que aún no la han encontrado a ella y...—
—No… No me refiero tanto a eso. A… ellos —lo interrumpo, y Emmett me observa, confundido. Respiro profundo, dudando, pero necesito contárselo porque esto se ha vuelto demasiado claro para mí—. Emmett, antes de desmayarme… ví algo.
—¿Viste algo? —pregunta, y asiento.
—No lo sé… Fue una especie de visión. Tan real… Era sobre Nathan, sobre nosotros dos, y luego ví a… Ethan. Nathan se transformaba en ese chico. Era él… Fue muy claro, y ahora no puedo sacudirme la sensación de que es verdad. De que él… podría ser mi hermano.
Emmett guarda silencio tras mis palabras.
—Chris, no sé... es mucho para creer.
—Lo sé, pero todo esto cada vez se vuelve más extraño. Desde que ví a ese chico... tuve una sospecha extraña. Hasta tú notaste el parecido entre ambos. Sé que sospechas algo más. Solo considéralo un momento… Constans logró volver, Emmett, ¿no? Lo ha hecho más de una vez. Primero fue Lamia, luego Constans, y ahora Connie… ¿Por qué no podría pasar lo mismo con Nathan?
Emmett vuelve a callar.
—Es cierto, Chris, pero con Lamia hubo un propósito muy claro. ¿Qué significado tendría Nathan dentro de todo esto?
—Yo... créeme, tampoco lo entiendo. No puedo imaginar ahora qué podría ser, pero te aseguro que esto es muy raro. Siento que ese chico…—
—¿Pero por qué ahora? Chris, ya lo habíamos hablado y no le encontramos sentido.
Sacudo la cabeza.
—Lo sé, pero debe ser otra jugada del Guardián. No se me ocurre otra explicación.
—¿Y por qué haría algo así con Nathan? ¿Qué sentido tiene reencarnar a tu hermano?
Me froto la cabeza, tratando de entender.
—Quizás porque Nathan tenía una conexión especial conmigo. Maldición, es que... no sé qué más...—
—Tranquilo, no te presiones. Seguro hay una razón. El Guardián no hace nada sin un propósito; ya lo hemos visto más de una vez.
Me invade la frustración por no comprender sus intenciones.
—Es tan malditamente confuso. Me siento perdido y preocupado otra vez, Emmett. Algo así nunca ha significado nada bueno. Mira lo que hicieron con Connie. ¿Qué podría ganar él al reencarnar a mi hermano?
Emmett sacude la cabeza.
—No lo sé, Chris... pero sacar conclusiones ahora no nos llevará a nada bueno.
Una oleada de ira y dolor me consume por dentro. Buscar “porqués” ahora, en el alma de mi hermano, me llena de desesperación e impotencia, casi insoportables.
Respiro profundo, aunque no me calma.
—No… Si se atrevió a hacerlo… si fue capaz de jugar así con el alma de mi hermano, juro que…—
Emmett me pone una mano en el hombro, tratando de calmarme.
—Chris, no sabemos si es cierto. No te dejes afectar ahora por esto.
Pero ya no puedo contener la furia.
—Lo sé, pero el Guardián siempre ha jugado con nuestras vidas, Emmett, especialmente con las de Constans y mía. Siempre ha manipulado y destruido todo lo que amamos.
Recuerdo todo lo que sufrí, todo lo que Constans y yo pasamos por culpa de Amon. Mis padres se suicidaron. Mi hermano murió y después mis tíos. Evan desapareció, al igual que esas niñas del reclusorio. Belia asesinó también a las amigas de Connie, usó a una de ellas. Maldición… El Guardián permitió todo eso, permitió que Amon llegara a nosotros, que me envolviera en su mierda. Estuvo a punto de lograr su cometido porque siempre tuvo control sobre mí, y el Guardián nunca hizo nada para detenerlo. Y ahora… ahora no solo juega con el alma de Constans, sino también con la de un inocente como Nathan.