Mi cuerpo empezó a temblar, no sabía cómo escapar de la nueva ansiedad que me consumía. Todo dentro y fuera de mí se había paralizado por la impresión. Esta ya había provocado que mi corazón latiera desenfrenado. Sabía lo que había hecho, sabía que ya me había expuesto por completo, al menos con ellos, con los chicos que ahora se encontraban frente mío, con Milo y con Cinthya. Éstos no dejaban de observarme con desconcierto, y con algo más sobre sus ojos que ya me había hecho temer en anticipación...
No...
Me han escuchado...
Han escuchado mi conversación con Mosen y...
Me sentí atrapada en la mirada de Cinthya y Milo, sus ojos llenos de tensión y miedo. El lugar parecía haberse vuelto más pequeño, cómo si el aire se hubiera escapado de repente.
— Connie, ¿Entonces... entonces tú sabes...? — preguntó Cinthya, su mirada saltando hacia Milo y luego regresando hacia mí.
Tragué grueso, sintiendo cómo mi garganta se secaba. Cinthya parecía a punto de desmoronarse.
— ¿Sabes lo que pasa? ¿De verdad lo sabes? — insistió, con voz temblorosa.
Mi mente se vació. Ahora sólo sentía cómo un gran escalofrío me recorría.
Cinthya se acercó después, con cautela, cómo su temiera de algo malo y en parte podía comprender esa reacción en ella.
—Connie, por favor... dinos, ¿cómo sabes tanto sobre esas cosas?
Me sentí acorralada.
— Chi-chicos, yo... Me entendieron mal. Y-yo no sé...—
— No te atrevas a negar lo que ya nos has dejado escuchar. ¿Qué estás escondiendo con respecto a esa información?
Milo se unió a Cinthya.
— Connie... ¿Qué sabes que no nos hayas dicho? Te escuchamos hace un momento... ¿Qué es lo que sabes tú de todo eso? ¿Cómo es posible si quiera que tú...?—
— Por favor... No..., no hagan esto. No puedo... —, intenté suplicar, sintiendo cómo mi cuerpo se estremecía del pánico creciente en mis adentros.
— Connie, por favor, sólo queremos entender — Milo habló con voz calmada, pero sun así era capaz de mirar cómo algo tormentoso se hacía presente en su mirada —. Necesitamos saber la verdad. ¿Qué saben Mosen y tú sobre esas criaturas?
Mi voz tembló.
—No... no sé nada. Lo juro— mentí, sabiendo aún así que no me creerían, pero es que ahora no puedo pensar con claridad. Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas. Me sentía acorralada y asustada—. Por favor... No entienden. No sé nada.
Cinthya se cruzó de brazos.
— No te creemos. Sabemos que estás escondiendo algo. Ambos — nos dijo ella, mirándonos de hito en hito a Mosen y a mí.
Mi llanto se intensificó. Me sentía desesperada.
—Por favor, no me hagan esto— sollocé—. No sé nada. Lo juro
<<No puedes decirles, no deben saber. Los pondrás en peligro si dices algo. Te verán como al "peligro" también.
Tienes que mantener esto en secreto aún con ellos. Tienes que hacerlo. >>
Milo me ayudó a volver al aquí, tratando de lucir tranquilo después. Me tomó del hombro con suavidad.
— Connie, tranquila. Solo queremos entender. Pero necesitamos saber la verdad.
Cinthya lo miró.
— No podemos confiar en ella. Nos ha mostrado que está involucrada en esto de alguna manera.
Mi corazón se detuvo.
Mosen se acercó a ellos, después de dedicarme una mirada. Su rostro se había vuelto pálido.
— Cinthya, Milo, esperen — intervino él, tratando de que su voz fuera calmada y autoritaria. Se puso entre nosotros, cómo un escudo y mentalmente se lo agradecí—. Tranquilos... Sé lo que pueden estar pensando ahora... pero les aseguro que no tienen nada que temer de Connie y... —
Pero Cinthya lo interrumpió, con voz más alta y alterada.
— ¿Qué? ¿Por qué dices eso? ¿Qué es lo que saben ambos en realidad? — preguntó.
Me sentí temblar, mi corazón latía con fuerza. Sabía que no podía escapar de esto.
— No... no entienden. Es muy difícil que lo hagan. Les aseguro que tampoco les conviene saber...— intenté explicar.
Pero Cinthya no me dejó continuar.
— ¡Claro que no entendemos! — exclamó—. ¡Has estado ocultando información sobre esas criaturas y ahora resulta que sabes más de lo que admites!
Milo se acercó a Cinthya, como si intentara calmarla.
— Cinthya, espera. No es necesario explotar así. Tenemos que dejar que nos explique.
Pero ella sólo negó y después se soltó de su agarre.
— No, Milo. Connie ha estado ocultando algo importante todo este tiempo, ya no puedo sentirme segura con ella.
Me sentí morir por dentro. Sabía que había perdido su confianza. Más que desconfianza... debían tener miedo ahora del porqué tengo esa información. Parece... que lo han creído de verdad y que el teatro que he creado con ellos se ha derrumbado por completo.
De pronto sólo percibí cómo todo dentro de mí empezaba a desmoronarse, mi mundo derrumbándose a mi alrededor. Tenía miedo de que descubrieran la verdad, de que supieran que yo era el motivo por el que esos demonios acechaban la ciudad.
— Por favor, Cinthya... Milo... Es que... esto es grave y yo no quisiera que ustedes...— intenté explicar, con voz temblorosa, pero me detuve al ver cómo Cinthya se acercó hacia mí.
— ¿Grave? ¿Entonces sí estás involucrada? — preguntó con un hilo de voz que me hizo tragar grueso—. ¿Qué es lo que has estado ocultando? ¿Por qué incluso has mencionado a... Lucifer? ¡¿Qué es lo que realmente sabes de este caos?! ¡Por qué ya nos has dejado más que claro que sabes algo!
Milo la tomó de los hombros para alejarla de mí, ya que ella se había acercado demasiado a mí para gritarme lo anterior. Me cuesta mantenerme firme ahora. Mosen aún trata de mantenerse a mi lado, pero ni el apoyo que trata de darme con eso me está ayudando a sentirme menos amenazada.
Intento hablar, pero el nudo en mi garganta me impide soltar algo. Después miro como Milo trata de calmar a Cinthya y este es quien después se pone frente a mí para enfrentarme.