Connie 🌹
Al atardecer decido dar una vuelta por el refugio. La mayoría de las personas que yacen aquí se encuentran en sus habitaciones o en la estancia o haciendo otros deberes. Yo ya he terminado los míos, y sinceramente me arrepiento de haber sido rápida con ello, pues ahora que me he quedado sin qué hacer... es cuando mi mente se enfoca en ciertas situaciones que pronto me llenan de desesperación y angustia.
Recordar la reacción de Lyon al ver mis cicatrices me hace sentir inquieta. Extraña, y la voz del pánico dentro de mí me dice que algo malo ha pasado con eso, pero no lo entiendo...
¿Por qué reaccionó así? ¿De verdad le impresionaron tanto? ¿Cómo no pude tener cuidado con ellas también?
La verdad es que ya ni siquiera recordaba que las tenía.
Lyon no parecía asqueado ni sorprendido, sino que más bien... reconocedor. Como si hubiera visto algo en ellas que lo hubiese asustado.
Me levanto y comienzo a caminar por el refugio, intentando sacudirme la sensación de inquietud, pero no puedo evitar sentir que Lyon me está evitando por eso o por lo que sea que le desconcertó tanto de mis horribles marcas. No ha hablado conmigo desde eso, y cuando lo veo, ha sido breve y distante.
¿Qué pasa? ¿Qué lo asustó tanto? ¿Por qué se mostró como si hubiese visto a un fantasma?
Suspiro y me muevo de nuevo por los pasillos de este lugar subterráneo, decidiendo en ocuparme en algo para distraerme. Comienzo a limpiar una de las estancias, intentando mantener mi mente ocupada. La preocupación que me ha hecho sentir la reacción de Lyon incluso me ha nublado la mente para idear un plan para salir de aquí, pero... no quiero irme así. No sin saber qué ocurre con él realmente.
Ese chico bobo ya es importante para mí, más de lo que alguna vez imaginé que lo fuera y ya no es sólo por las sospechas que he tenido al respecto de él y del porque ha soñado con Lamia...
Díos, él... A él lo siento tan cercano ahora.
~*~
Me encuentro sentada en el gran comedor, rodeada de las de más personas que viven aquí. Lyon está al otro lado, junto a Mosen, parece que ven algo en el móvil. La ansiedad me consume por un motivo tan absurdo, pues el sólo verlos y no tener ni un poco de atención de ese rubio gracioso, me llena de una sensación que me hace sentir más allá de incómoda. Lyon sígue sin hablarme, ni siquiera aquí me mira. Siento que no lo soporto, pues con tanta evasiva de su parte ya me ha hecho entender que de verdad tiene algún problema conmigo.
Trago grueso, no puedo ni siquiera comer lo que las amables chicas del refugio me han dado. Frederick a mi lado me trata de mostrar un dibujo. Le trato de esbozar una sonrisa al ver lo que ha hecho, pero ni siquiera su gracioso dibujo de un... ¿Conejo? me hace sentir animada.
La mamá del pequeño, quien se encuentra a un lado de él, me pregunta algo sobre si me gustaría ver unas prendas que ya no le quedan a ella para obsequiarmelas. Le sonrío y después de decirle un débil, "gracias", le digo que encantada la acompañaré a ver la ropa después. Estoy por decirle algo más, cuando es Milo el que llama mi atención y la de todos después.
— Amigos, tengo algo que comentarles. Hemos recibido un mensaje de que hay personas que necesitan ayuda. Se encuentran al otro lado de la ciudad.
Algunas personas se miran nerviosas.
— ¿Al otro lado de la ciudad? ¿Estás seguro?— pregunta uno de los adultos y Milo sólo asiente.
— No sabemos con certeza lo que pasó ahí... Pero el mensaje ha sido claro. Al menos seis personas son las que están ahí sin recursos y creo que hasta hay heridos que necesitan con urgencia atención. Así que necesito que para esta noche los muchachos estén preparados. Necesitamos irnos lo antes posible.
— De acuerdo. Espero que esta vez no me descartes, ¿bien? Porque ya me apunté. — es Lyon el que habla después. Lo miro, sintiéndome preocupada, pues Milo ha pedido de su cooperación para irse... esta noche.
Esta noche...
Milo asiente después para él.
— Bien. Sólo necesitamos chicos para esta misión, ¿de acuerdo? Para poder hacernos cargo si hay más heridos que no puedan andar a pie—dice, mirando a los demás con advertencia —. Las mujeres se quedan aquí para cuidar del refugio. Los señores adultos también.
Me pongo de pie, junto con algunas otras chicas después de escuchar esa demanda.
— ¿Por qué no podemos ir? Milo, también podemos ayudar.
Milo se vuelve hacia mí de pronto. Luce relajado y después me dedica una mirada de disculpa.
— Lo siento, pequeña Connie. No es que no confíe en ustedes, pero prefiero que se queden aquí para cuidar de nuestros adultos mayores. Ellos estarían indefensos si algo se llegara a presentar por aquí.
Una mujer mayor habla.
— Pero nosotros también podríamos ayudar en algo, querido.
Milo sacude la cabeza.
— Lo siento, mi señora. Es mejor así para todos. Les suplico que lo entiendan.
— ¿Y por qué de noche?— es la madre de Frederick la que le demanda después —. ¿No te das cuenta de que eso puede ser más peligroso para ustedes?
— Entiendo que se preocupen, pero no podemos esperar hasta la mañana para ir por esas personas. Cada minuto cuenta. Además, si vamos de día, corremos más peligro. La ruta es demasiado peligrosa durante el día. Las criaturas patrullan las calles y no podemos arriesgarnos a ser descubiertos.
— Entiendo. Entonces no queda de otra — dice Lyon, asintiendo. Después de suspirar se pone de pie—. Iré a prepararme de una vez.
Me siento inquieta después de ver a Lyon salir del comedor, pero sé que haga lo que haga para tratar de evitar que él también vaya... no lograré nada. Mucho menos ahora que él ni siquiera quiere hablarme. También sé, de antemano, que si le ruego a Milo que me permita al menos acompañarlos, él no lo aceptará. Es muy necio y demasiado preocupado por los demás. Casi tan paranoico cómo Chris, y un héroe por completo como él.